Alma Guajira : 1927

No. 5


parese que tiene mieo. Dentra y siéntate por cualquier lao, no estés ahí tieso como un jan.
(R. entra.)
Ch. (a R.).—Coje un taburete (a todos) siéntense. (Las dos, mucliachas se sientan, Dña. F. queda en pie, e igualmente R., junto a uno de los sillones.)
R. (a Dña. F.).—¿Mamita, me pueo sentar en un balance?:
Dña. F. (vivamente).—Siéntate en un diantre, muchacho. (A charo) Las muchachitas se quedan aquí, yo voy a ver a Isabel (sale pta. derecha).
                                                                        ESCENA V
(Dichos menos Dña. F. Dn. Pedro, Rafael, Goyo, Guajiras y Guajiros, Fuera.)
Ch. (a M. y A.)—¿Y qué me cuentan Vds? ¿Fueron a la fiesta que dieron el día de la Caridad, en el Quemao?
A.-No; no pudimos: mamita estaba mala y no nos pudo llevar.  
M.— ¡Y con las ganas que tenía yo de ir! Y tú ¿por qué no fuiste?
Ch.—No pude: ese día habían ido Dn. Lico y Juan Antonio al pueblo, a vender unos toretes.
(Mientras las muchachas hablan Remigio se está meciendo violentamente en el sillón.)
A.-Dicen que la fiesta quedó muy buena; hubieron entreras de sintas y baile.
Ch. (con malicia)-Rosendo iría…
A. (haciéndose la desdeñosa).--Por mí... Yo no me ocupo del.
M. (a R., violentamente. —Pára el balance, para! Parese que estás en una jamaca. 
R.—En casa no hay balance, déjame aprovechar.
,M. (imperiosamente).—No seas sencillo: siéntate como la gente.
(Ch. y A. hablan aparto muy interesadas.)
R. {levantándose mal-humorado).—No se pué uno ni divertir. ¡Cómete el balance!
M. (a R.) Yo no sé pa qué mamá te trae a ningún lao. ¡Pa que la hagas pasar vergüensas a una!
R. (cogienrlo el sombrero).-Bueno: me voy, no voy a sentao sin hacer ná. 
A.  (interviniendo).—Qué es eso? ¡ Dejen  ese pleito!
Ch. (id.)—Vamos; no peleen.
M.—Es que este parese fato: en tos laos es lo mismo.
R. (yendo a la pta. foro).—Yo me voy. 
Ch, (le detiene cariñosa).—Vamos,  Remigio,  quédate.
R. (vuelve al sillón.)
Ch. (a R.)—Mécete lo que te dé la gana.
M. Lo hubieras dejao que se fuera.
A.-Sí, que se vaya lo más pronto posible; no hace más que estorbar. 
R. (rencoroso).—Le voy a desir a mamita, que vds. están hablando de novios. 
A.— ¡Mentira! Muchacho no levantes calurnias. 
M. (a A.)— Déjalo que diga lo que le parezca. (a R.) Casuelero, lengua a trapo. 
R. (refunfuñando, pero más tranquilo)—Bueno, pero que me dejen quieto.  
A. (a Charo).—Vamos a poner una pieza en el fonóg afo?
M.—Pon las désimas de M:irtí.
A.—No; es muy pesao. Pon otra cosa. Vamos a ver (todos se agrupan junto al fonógrafo, revisando los diseos).
A. (tomando un disco).—Pon este; yo lo oí en el pueblo, en casa de mi prima Ana.
M.—No, eso no; este que es muy bonito, yo lo oí también allá.
Ch.—Ponemos primero uno y luego el otro (pone uno de los discos) Este es (leyendo) ''La Dorila" (da cuerda al fonógrafo).
R.-Pongan la "Carta del Isleño".
A. y M. (protestando).—Na de carta del isleño: tu no te metas (por R.)
Ch. (echa a andar el fonógrafo, pero en aquel momento
 

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