No. 8
Rosendo (haciéndose de rogar).—Que empiese otro que yo tengo la vos tomá.
Dn.—P. Tu lo que quieres es un trago (a Dn. L.) ¿No tienes por ay un poco de ron?
Rosendo (protestando).—No, no.
Dn.L. (sale y vuelve enseguida n una botella de ron y unos vasos; en los que va repi¡,rtiendo a los hombros so Inmeute. Estos al beber hacen gestos de aprobación).
Dn. L. (por Rosendo.—Ahora... ¡a cantar!
Rosendo (se acerca al de la bandurria y después de limpiarse el pecho, canta):
Anoche cuando dormía
de cansancio fatigado,
no sé qué, sueño dorado
pasó por el alma mía:
soiiaba que te veía
que tú me estabas mirando,
que yo te estaba contando
mi vida triste muy triste,
luego desaparesiste
y abrí los ojos llorando.
Todos.— ¡Bueno! ¡Dale! ¡Ese es de ley!
Alejo (que ha llegado sin que nadie lo note, desde la pta. foro).-El pollo de buena cría no desmiente su terreno. (A todos) buenas noches caballeros. (A L.) Que las pases muy felises, Lolita.
Todos (contestando al saludo) .-Buenas noches.
L. (adelantándose a darle la mano).-Grasia, Alejo. (vuel ve al lugar donde se hallaba).
Dn. L. (va a darle la mano).—Desmontáte compadre.
Dña. L.—Compadre, ¿cómo está la comadre?... ¿Y mi ahijá?. . . ¿Y los demás muchachos
A. (a Dn. L.)--No compadre: voy apurao! (A Dña.
L.). Los muchachos bien, comadre; y Agustina muy mejorá. Le asentaron las ·cucharás que le dió Charito.
Dn. L. (a A. insistiendo).—Bueno, desmóntate y toma un trago y un poco de café.
Dn. P.—Sí, Lino, que el ron está de primera.
A. (a ambos).—No, ahora no pueo (a Dn. L. Tráigame el café, que te lo asepto.
Dña. L (sale pta. derecha y vuelve enseguida con una taza de café que lleva a A.; Dn. I. coje la botella del ron y también la lleva a A. Este coje el café, pero no la botella).
A. (a Dn. L.)—No, no quiero licor (después de beber el café, devuelve la taza a Dña. I) Grasias comadre.
Dña. I.—Que se le convierta en salú, compadre.
Dn. P. (quitándole la botella a Dn. L.).—Aguardiente y vino puro—disen las antiguas leyes; que beban agua los bueyes—tienen el cuero duro—(bebe manteniendo la botella pegada a la boca por un buen espacio de tiempo).
G. 1º (riendo).—Camará que luego no ve el camino.
Dn. P.-Lo ve Remigio que me lleva montao a caballito.
Remigio.—Yo no llevo a nadien.
Dn. P.-Esta noche no se pára,de c:antar. (A Rosendo)
A ver: otra désima.
M.—No, vamos a poner un disco y a bailar un poco.
Dn. P.—Pues a bailar. Primero que toque un sapateo que vamos a bailar Fermina y yo.
A.—Bueno, adiós caballeros: que se diviertan mucho.
Dn. L. (deteniéndole).—Quédate un ratico; ¿no dises que la comadre está mejor?
Dn P.—Sí, espérate Alejo pa que veas bailar y echar le tierra a to estos chipojos que no saben na más que dansones.
A.—Es que dejé a Florensio esperándome en el camino; que me lo encontré allá abajo con un pleito con Saragosa; lo traje pa que no siguieran la cuestión y no quiso llegar.
Dn. L. (severo).—Hiso bien. iY por qué fué el pleito?
Dña. I.—¿Fue mucho el pleito?
L. (a Dn. L.)—Por unos puercos de Saragosa que se metieron en un boniatal de Florensio. (A Dña. I.) No eres comadre: cuando yo llegué ya habían sacao los machetes.