No. 10
mujeres).—¿Y Lico? ... ¿Y tu padre?
L. (con acento desesperado).—No sé... viene... ¡Ay Dios mío! ¡Virgen de la Caridad!
Dña. L. (yendo hacia la pta. foro y gritando).—Lico, onde está Lico,
ESCENA IX
(Dichos, Dn. L. Enseguida todos los demás un poco rezagado Alejo).
Dn. L. (entra pta. izquierda presa de terrible agitación.—¡Ya! ... Me desgracié... ¡Se acabó! (Todos lo rodean ansiosos, las mujeres, dejando a Lola, vienen junto al grupo, Dña. L. le echa los brazos al cuello; Lola es la única que no se acerca y cae sobre uno de los sillones llorando, Rrmigio en último término se levanta en la punta de los pies para ver mejor).
Dña. l.—¿Qué pasó? ¿Qué fué Lico
Dn. L. Na, No, no, na ... Florensio; ¡qué sé yo!
Lola (desde donde está gritando).—Lo mató. . . un tiro ...
Dn L. (a su hija, gritando).— ¡Cállate!
Dn. P. (poniéndole la mano en el hombro a Dn. L.).
Ch. (acudiendo a Lola).—Cállate, Lolita, Cálmate vieja. (Lola se retuerce los brazos, con desesperación).
Dña. I. (mirando interrogante a los ojos de Dn. L. y en el colmo do la angustia).—Lico... ¿tú?
Dn. L. (tratando de desasirse de los brazos de Dña. L)-No, yo no; el otro tiró también. Yo no. . . Saragosa.
Remigio (a Alejo).—Este ... Alejo, ¿no van a seguir tocando?
L. (apartándolo a un lado).—Cállate la boca; fato.
Ch. (desde donde está por lo que ha dicho Dn. L.)—¿Saragosa?. . . ¡Mentira!
Dn. L. (logra desasirse de los brazos de Dña. L. y se dirige a todos como si se defendiera de una acusación—yo no fuí. . . No fui yo. . . Lo mató él. . . él. ..
TELON.
ACTO SEGUNDO
(La misma decoración del acto anterior. Una sola luz coto-cada en una-de las repisas; en un rincón, eolaido de un cJavo, un machete dentro de su vaina. Es de noche).
ESCENA I
José Antonio y Charo.
Ch.-(Sentaida en uno de los sillones teje un sombrero de guano. Su actitud- triste).
J. A.—Entra puerta derecha. ¡Caray! Que callá estás.
Ch.—¿Con quién quieres que hable?
J. A.—Otras veces estás cantando.
Ch.—No tengo ganas ahora.
J. A.—(acercándose) ¿Ese sombrero es pa el viejo?
Ch.—Sí, pa Don Lico.
J. A.-¿Me quieres hacer uno a mi,
Ch.—(extrañada) ¿Ahora?
J. A.—Ahora mismo no; cualquier día destos.
Ch. (vacilando). Tú sabes que en estos días estoy muy ocupá ... Además: entodavía no he acabao este.
J. A.—Di que no quieres hasérmelo y es mejor. Como es pa mí…Si fuera pa otro…
Ch. (hace un gesto de desagrado).
J. A.—Si, yo sé que no te gusta ni que te hable... Pa ti soy el diablo. ,
Ch. (con fastidio). ¡Ay! Juan Antonio: ¿ya vas a empesar?. . . Déjame el alma quieta.
J. A. (insistiendo).—Cualquier otro te habla y bien; te hablo yo y parese que te han puesto pica-pica ( viendo que Ch. procura no atenderle). Me hases menos caso que a un perro, me despresias alante de to el mundo.
Ch. (revolviéndose desasosegada). ¡Ave María!
J. A. (hosco e irritádose a medida que habla). ¡Ave María!. . . como si tuvireras el enemigo al lao. Y yo más enamorao de tí cada día, más loco, hecho un sanaco, como si tu te meresieras tanto, como si valieras tanto.
Ch. (se levanta),--Me voy.