No. 7
Re. (llegando hasta donde están don P. de pie en el centro de la escena).—Papá, dígame un verso.
Don P. (le pone una mano en la cabeza, medita un instante y en seguida declama),
¡Bomba! El señor de lo creado,
el que hiso el sol y la luna,
en las cosas, quo ha formado
se le olvidó poner una.
Quiso mi mala fortuna
para darme sentimiento,
que el olvido que lamento
y el Señor pudo tener,
fuera Remigio, poner
en tu cabeza talento.
(Todos rien y alaban el poeta; Remigio amostazado,
se vá sentar a uno de los sillones refunfuñando) Don P. también se sienta).
Re.—Eso no es una poesía.
Don P. (festivo).—Pero es la verdad, hijo mío.
(Todos celebran la ocurrencia de manera. ruidosa).
-Pou... h.8dé iru:u de Martt
Dn. P. (en alta voz, como si se dirigiera a los que supone han de estar en el interior).— ¿Y la otra gente de esta casa? Están juíos?
Ch.—Ahorita vienen.
ESCENA VI
(Dichos y Dn. Lico, J.A. Dña Isabel, Dña. Fermina y Lola pta. Leteral derecha. Alejo, después a caballo, pta. Foro. Dña. Isabel y Lola traen cada una, buen número de tazas de café en sendas fuentes).
Dn. L. (entrando, a Dn. P.).--Aquí está la gente, dispuesta a divertirse)… y con el café. (Entran y vam saludando, dando la mano a todos. L. Dña. l. van repartiendo el café). 1·
Rosendo (a Dn. P.}.—Dn. Pedro, dígale un verso al café.
Todos.--Dn. P. A ver, sí, sí , dígale un verso al café.
Da. P.— Bueno, ¿al café o a quien lo trae? (por Lola que está delante de él ofreciéndole una taza).
Guajiro 1º --A las dos cosas.
Dn. P.--Allá va (coje la taza y soatoniéndola en la mano, declama):
Nunca han visto los humanos
café con mejor sabor
ni con aroma mejor
que el que sirven estas manos.
A los cielos soberanos
Le pido Lola este día,
que te colme de alegría
que felicidad te dé
y me traigas más café
pa pagar la poesía.
Todos.— ¡Bueno! ¡Bueno! ... eso es versar... ¡Pica gallo! ¡Métele!
L. (sonriente. —Gracias, quiere más café, de verdad?
Dn. P.—No muchacha: era pa que pegara el verso.
(La algazara y el alboroto se hacen generales: todos hablan y rien a Ja vez. J. A. se acerca a Ch. que le rehúye; Dña. F. llega adonde está Remigio, que sentado en el sillٌón río mis que nadie).
Dña. F. (a Remigio).-Vamos: dame el balance.
Remigio.—Y yo sonde me voy a sentar!
Dña. F.—Siéntate en una yúa.
Remigio (muy serio.—No, que me jinco.
Dn. L.—Pues Siéntate en un fisón.
Dña. F. {empujando a Remigio.—Quítate.
Remigio (se levanta y va a sentarse en el suelo cerca del que poca la bandurria).—Me siento aquí.
Dn. P.—Y que ¿a Lolita nadien la dice na, que es su santo?
Todos.—Sí, sí, que pase felices.
L. (a todos).—Grasias, gracias (se va a sentar medio escondida cera de Ch.)
Dn. L.--A cantar algo (al Vueftabajero). A tocar, que Rosendo va a romper el fuego.