No. 24
F.—Di tú que el laso es bueno.
J. A.—Mañana lo vamos a tumbar en el monte mismo.
P.—En el monte, cualquiera lo tumba allí.
J. A.—Ya verán.
F.—Bueno, yo voy a comer. Entodavía tengo quir al pueblo.
P.—Y yotambién. Hasta mañana.
ESCEENA II
J. Antonio; a poco, Remigio.
J. A. (Se levanta, coge el lazo).-Hasta el laso lo ha estrallao to. Mañana se le acaba la toná.
Remigió (entra pta. derecha, trae envueltos en un paño una lata, dos platos, el uno sobre el otro y una pequeña cafetera. Lo va colocando todo sobre la mesa a medida que habla.—Juan Antonio, aquí le manda mamá la comía. Dise que no hay pan porque el mandadero del ingenio no paso hoy. Aquí esta el café. Ya tiene dulse.
J. A.—Está bien.
Re.—a Dise papito que si luego pue usté ir allá que va ya que tiene que darle un dinero.
J.A.—Está bien.
Re.—¿Le digo que usté va ir?
J. A.—¿Aonde? ...
Re.—¿Aonde? A casa pa que papito le dé el dinero que dise que tiene que darle.
J. A.—Dile que no tenga ningún apuro que ya me lo dará otro día.
Re.—Es que yo lo oí disiendo que tenía que darle a usté un recao.
Re.—Yo no sé. Yo lo oí disiendo y que usté había tenío un pleito con Saragosa y que Saragosa dise y que lo va matar.
J. A.—¿Y quién dise eso
Re.—Yo lo oí... no sé... como por la tardesita Saragosa andaba por aquí por al lao del portero.
J. A.—¿Por el potrero este?
Re.—¿Si señor; como una hora estuvo acostao abajo el sedro que está serca e la rosa vieja en el camino del jíbaro.
J.A.—¿En el camino del jíbaro?
Re.—Sí señor; de casa se veía. Y papá quería que yo viniera a desirselo a usté.
J. A. (Hablando consigo mismo).—¡Con que ha estao ahí serca diuna hora! Bueno. Ya vendrá si es hombre.
Re.—¿Qué le digo a papito?
J. A.-Dile que no pueo ir. Que esta noche tengo que haser.
Re.—¿Y no come la comía? Se le va enfriar.
J. A.—Si, voy a comer. Anda vete y dile eso a tu padre.
Re.—Sí señor, se lo diré.
ESCENA III
J. A. Después Charito vestida con una manta encima de los hombros.
J. A. (Después de probar la comida la aparta con gesto de disgusto).—¡Maldita las ganas de comer que tengo! Vamos a ver si lo encuentro y acabamos de una ves. A ver si es verdá que se mata conmigo.
(En el momento de salir, puerta foro, entra Charo. Al verla, retrocede J. A. y los dos se miran. Un momento de silencio)
Charito.—¿Aónde iba aónde?
J- A.—¡Ahl poray, a ver el ganao.
Ch.—¡A ver el ganao a estas horas, ya casi ele noche!
J. A.—Bueno, es desir ... a vér no, pero ...
Ch.—No, tú no ibas a ver el ganao; tú ibas a buscar a Saragosa, porque te dijeron que anda por aquí, y yo sé que Uds. se están buscando pa peliar, po tolo que paso hoy en la tienda de Sánches.
J. A.—Es él que me anda buscando; yo, si viene... tengo que haserle ver que soy hombre.
Ch.—Ven, Juan Antonio, siéntate, tengo que hablarte. (J. A. se sienta, Ch. id.) He venío pa suplicarte que dejes toa esas cosas que se te han metío en la cabesa; he