Jonathan Z. Smith, “To Take Place,” in To Take Place: Toward Theory in Ritual (Christian)
En el trabajo encontramos dos limitaciones: la primera es cuando el autor aborda el tema de mana (108) y lo considera un fenómeno lingüístico antes que un concepto ontológico, lo cual impide comprender la sacralidad del mana como una presencia concreta que se desplaza en el espacio (antes que una simple variación idiomática). Por otro lado, en este capítulo, Smith no llega a establecer las relaciones entre mito y ritual, y en todo caso el ejemplo que brinda sobre este hibridismo, “the inventio Crucis associated with Helena” (115) no llega a ser convincente: antes que plantear una interconexión donde un elemento constituyente no puede entenderse sin el otro él establece más bien una cercanía aleatoria y muy particular (que, sin embargo, pretende generalizar para una teoría del ritual).
A pesar de lo dicho lo que me ha parecido más destacable es la invitación a pensar el ritual como movilidad. Asimismo, los planteamientos de Smith son una invitación a un análisis comparativo del ritual en las culturas amerindias, por ejemplo, cabría preguntarse si es que en estas culturas los rituales también son “systemic hierarchy par excellence” (112), y si la noción de lo sagrado resulta ser tan restringida como en los rituales analizados por este autor. Finalmente, considero que la cita que destaca los principales aportes de este trabajo es la siguiente:
Ritual is a relationships of difference between ‘nows’ –the now of everyday life and the now of ritual place; the simultaneity, but not the coexistence, of “here” and “there”. Here (in the world) blood is a major source of impurity; there (in ritual space) blood removes impurity. Here (in the world) water is central agent by which impurity is transmitted; there (in ritual) washing with water carries away impurity. Neither blood nor the water has changed; what was changed is their location (Smith, To Take the place 110)