Rosi Braidotti - Lo Posthumano
1 commentary 2023-05-08T18:32:34-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49 42648 3 plain 2023-10-25T12:06:39-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49Lugar: Barcelona
Año: 2015
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- 1 media/Bibliografia.jpeg 2024-04-21T23:31:21-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49 Bibliografía Alberto Tagle 18 image_header 2024-05-04T04:58:20-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49
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media/A writer being disintegrated in a highly complex computer network, Panoramic view, Realism, art, Diego Rivera (1).png
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La patente insuficiencia de la autoría individuada
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El presente trabajo busca enarbolar una concepción de las autorías escriturales centrándonos en las particularidades que puede tomar a través de prácticas digitalmente mediadas. Para ello, haremos un especial énfasis en la propia escritura que surja en la investigación a través de la creación de un experimento de desapropiación literaria que funciona a través de la implementación de código computacional, así como del uso de la plataforma Scalar.edu. Con esto buscamos responder a las diversas formas que estas escrituras adoptan y que no pueden ser aprehensibles desde una visión individuada y apropiacionista de la autoría. Para ello, nos basaremos en una postura posthumanista, centrándonos en los conceptos de agencia, mediación técnica y materialidad.
Consideramos, al igual que K. K. Ruthven y Andrew Bennett que, si bien la noción de artista como genio tiene como principal fuente tanto teórica como literariamente al romanticismo europeo, parece que su verdadero sentido totalizante fue determinado por una visión del siglo XX hacia su pasado romántico. Entender las formas situadas en las que es capaz de operar la autoría fuera de los márgenes instituidos de una figura individuada como creadora de lo escrito responde a la necesidad de entender qué clase de agentes, humanos y no-humanos, están en juego y qué tipo de agencia tienen para la conformación de dicha autoría. Conceptos fundamentales como propiedad, genio, originalidad, derechos de autor o plagio han colmado las preocupaciones de los estudiosos –sujetos prioritariamente a realizar análisis desde diversas teorías literarias o en el campo de una sociología de la literatura– en relación con el concepto de autor y su papel central en cualquier teoría e historia de la literatura. Trabajos recientes escritos en español como las compilaciones Autorías encarnadas: Representaciones mediáticas del escritor/a (2022) a cargo de Aina Pérez Fontdevila y Juan Zapata u Horizontes teóricos y críticos en torno a la figura autoral contemporánea (2019) coordinado por Adriana de Teresa Ochoa muestran cómo muchos de los estudios actuales escritos en español sobre la autoría se siguen tramando desde una visión individuada de la misma que busca atender problemáticas como la cuestión homérica o la forma en la que ha sido presentado, por ejemplo, Mario Vargas Llosa como intelectual en los programas televisivos del siglo pasado. Pérez Fontdevila y Zapata apuntan, por ejemplo, cómo:Vincent Kaufman reflexiona sobre las nuevas modalidades de la función-autor que han emergido en la videoesfera y en la hiperesfera digital. A las viejas imágenes del compromiso, “El sufrimiento, la locura, la huelga ante la sociedad [o] el cuerpo a cuerpo con la lengua”, los nuevos medios han añadido otros productos: el escritor/a “humano y banal” del plató televisivo y “el escritor disponible y alcanzable” de las redes sociales (9).
Es una clara muestra de cómo su foco de atención –si bien entiende el carácter protagónico que toma la mediación técnica en la construcción espectacularizada de personalidades autorales– sigue centrando su mirada en una condición romántica de la autoría, como si las diferentes transformaciones posibles de ésta fueran simplemente una diversificación del humano singularizado sustantivado como autor. Por nuestra parte, creemos que este modelo, si bien nunca completamente estático, de la autoría se encuentra anclado en un entendimiento que sólo trata de comprender el carácter situado de los contextos sociales pero sigue atendiendo a una visión universalizadora de lo humano que es susceptible de transformarse en una condición universal de autor. Tony Davies piensa que “[o]ne of the effect of a universalising notion like a ʻManʼ is to dissolve precisely such particularities as race, sex and class (26)”. Es decir, para tramar articulaciones de la autoría que sean capaces de entender prácticas contemporáneas que no son hechas con un modelo de autoría individuada y sus dependencias de conceptos como los de originalidad o propiedad es necesario anclarse en una idea de humanidad que sobrepase la condición universal y atemporal del hombre moderno. No sólo se trata de situar el contexto histórico y técnico por el cual se ha recreado modelos de autoría individuados, sino de situar también los modos, técnicas, materialidades y a las personas que están en relación con las prácticas escriturales relacionadas con la emergencia de la autoría. En este sentido, el presente proyecto entiende que la estética, ontología y epistemología del posthumanismo es capaz de explicar formas de autoría donde el sujeto abstracto moderno no es entendido como el supremo centro neurálgico de su constitución. Rosi Braidotti entiende sobre el sujeto posthumano que:defino al sujeto crítico posthumano a través de una ecofilosofía de las pertenencias múltiple, como sujeto relacional determinado en la y por la multiplicidad, que quiere decir un sujeto en condiciones de operar sobre las diferencias pero también internamente diferenciado y, sin embargo, aún arraigado y responsable. La subjetividad posthumana expresa, por ende, una forma parcial de responsabilidad encarnada e integrada, basada en un fuerte sentimiento de la colectividad, articulada gracias a la relación y a la comunidad (64).
Un pensamiento posthumanista debe, antes que nada, situarse, encarnarse y materializarse en su enclave específico para encontrar las singularidades de la realidad en la que discurre. Por lo tanto, cualquier visión posthumanista de la autoría escritural estará necesariamente situada en el lugar en el cual se enuncia, en este caso particular, desde la compleja realidad mexicana donde Estado y narcotráfico están enraizados a tal grado que son muchas veces indiscernibles e indiferentes el uno del otro, donde las agencias escriturales son coptadas y destruidas a través de la sistemática desaparición de periodistas, donde las escrituras de las narcomantas son uno de los más claros ejemplos de la complejidad que implica comprender de dónde y cómo emergen las autorías escriturales. Así, escribir desde un punto de partida posthumanista implica considerar una ontología relacional donde los agentes no-humanos –ya sean máquinas, redes infraestructurales, animales, instituciones, etc.– no sólo están al servicio del hombre moderno como herramientas para saciar sus necesidades y cumplir sus deseos, sino que esta visión implica un aplanamiento ontológico donde dichos agentes no-humanos tienen una capacidad de agencia –entendida como la capacidad de incidir en la realidad y en la percepción de la misma–.
Por ejemplo, al hacer especial énfasis en un estudio socio-técnico de la ciencia, Bruno Latour considera que “[l]a verdadera diferencia entre las dos escuelas de pensamiento [Latour distingue entre una sociología de lo social que presupone una suerte de esencia de lo social y defiende, en cambio, una sociología crítica que niega dicho condición esencial] se hace visible cuando los ʻmediosʼ o las ʻherramientasʼ usados en la ʻconstrucciónʼ [se refiere a la construcción de lo social] son tratadas como mediadores y no como meros intermediarios. Si esto parece demasiado sutil es porque lo es (64)”. Descentrar, aplanar la ontología y comprender la relacionabilidad de los agentes no-humanos implica concebir nuevas formas de autoría en las que no sólo se busca entender la espectacularización televisada de Octavio Paz como una nueva iteración del mismo sujeto individuado, sino en los complejos cambios que tienen agentes situados en redes agenciales –como lo podría ser en este caso toda la mediación tecnológica necesaria para el funcionamiento de la señal televisiva así como su consumo– que no sólo funcionan como herramientas para nuevas formas de representación autoral, sino que remedian la realidad sobre la que se dan estas prácticas. Entender el peso que tiene la mediación técnica –como parte de la red de agentes– que configuran nuestros modos de operar y percibir la realidad presupone que no hay una esencia humana que determine nuestra relación con los demás agentes. La relación que tenemos con la realidad, en ese sentido, siempre ha estado técnicamente mediada y un acercamiento posthumano implica que los demás agentes no-humanos son mediadores indispensables para pensar el concepto de autoría. Tener como punto de análisis una ontología relacional nos hace entrever que la autoría escritural funciona más como un proceso distribuido entre diversos y heterogéneos agentes que como una sustantivación individuada. En este sentido, este trabajo busca entrever –sin ningún tipo de previsión instituyente en cuanto se arranca de un concepción relacional y situada del análisis mismo– las formas específicas por las cuales las autorías escriturales pueden ser capaces de adaptarse y responder a prácticas escriturales que no son pensadas ni articuladas técnicamente desde nociones clave como originalidad, propiedad o derechos de autor que responden a una configuración mercantilista e individual de la autoría.
Estructura
La estructura general del trabajo está pensada para articularse y desplegarse desde la propia mediación digitalizada ya que, para concebir formas relacionales de las autorías mediadas digitalmente, consideramos que es necesario participar desde esta misma forma particular de escritura. El trabajo está dividido en tres partes: la primera parte, De la esencia humana a la relacionabilidad posthumana busca plantear las bases conceptuales principales que resultan fundamentales para teorizar alrededor de una autoría posthumana. Su orden general es:
Parte 1. De la esencia humana a la relacionabilidad posthumana
1.1 La teórica muerte del teórico genio romántico donde se analiza la importancia que tomó el concepto de autoría en la teoría literaria del siglo pasado, así como la relación que se ha establecido entre la idea de autor individuado y ciertos ideales de humanidad.
1.2 La abstracción de lo humano: la escritura como base del ideal humanista donde se indaga en el ideal de humanidad ilustrado como forjador de una visión abstracta y supuestamente universal de autor y de lo humano.
1.3 Siempre fuimos posthumanos: el brote de lo humano desde la técnica donde se pretende mostrar la inclinación de la filosofía posthumana por ontologías situadas y relacionales. Asimismo, se explora la importancia que tiene la técnica en las ontologías relacionales actuales.
1.4 La agencia y su rastreabilidad material donde se explora el concepto de agencia como confrontación con una visión mecanicista de la influencia de los agentes no-humanos. Se analiza la importancia que tiene la participación de los agentes no-humanos en la conformación de la realidad.
1.5 La mediación técnica y su materialidad donde se analiza las formas en que las agencias no-humanas y humanas pueden relacionarse entre sí. De igual forma, se estudia la importancia que tiene el estudio de la materialidad para los análisis posthumanistas.
Tras haber hilado este horizonte teórico para situar las autorías escriturales posthumanas, en la segunda parte de la investigación desarrollaremos un experimento escritural a través de la poesía de Ramón López Velarde –tras haberse cumplido, en 2021, cien años de su muerte y su obra haya pasado al dominio público– por medio de la implementación de código y de ordenadores de bajo costo. El dispositivo creado busca busca responder a la noción de desapropiación propuesta por Cristina Rivera Garza, la cual será detallada en este segundo apartado. Por ahora basta aclarar que, como considera Janneke Adema (73), las prácticas escriturales como el remix, el plagio o el anonimato son sendas que nos invitan a cuestionar la idea de una autoría individuada y personal. Por lo tanto, el segundo apartado dará cuenta de la desapropiación como práctica escritural posthumana, así como de la creación del dispositivo digital para su puesta en funcionamiento. Su contenido es el siguiente:
Parte 2. La desapropiación como escritura posthumana: un experimento a través de Ramón López Velarde y el desplazamiento en Jerez, Zacatecas
2.1 La intracción como forma de relación del conocimiento posthumano, que describe el concepto de intracción como punto de partida para la generación de conocimiento posthumano.
2.2 La desapropiación como práctica para otras formas autorales, que muestra la técnica y estética de la desapropiación escritural perfilado por Cristina Rivera Garza, así como de las posibilidades que puede tener para un análisis de la autoría desde una perspectiva posthumanista.
2.3 El desplazamiento en el Jerez de López Velarde, que esboza los pormenores de la situación de inseguridad actual de Jerez, Zacatecas como parte del ejercicio de desapropiación en cuanto se parte de un entendimiento de la necesaria contextualización de las escrituras.
2.4 La selección y la base de datos como estética de la desapropiación, que analiza las particularidades estéticas y técnicas que implica tomar escrituras ajenas en un entorno sociotécnico digital.
2.5 Guía para programar código para un Raspvelarde Pi, que da cuenta, a través de la creación de un manual, de cómo la escritura en código es parte fundamental para la comprensión de autorías que vayan más allá de la supuesta intencionalidad humana en un ambiente profundamente tecnificado.
Consideramos que la inclusión de código computacional dentro del propio aparato textual nos servirá para tratar de responder a las formas de mediación que se dan entre las escrituras hechas para la legibilidad humana y las que se realizan para la legibilidad no-humana, aunque cabe resaltar que éstas no se dan de forma separada, ya que pueden suceder simultáneamente e incluso yuxtaponerse y confrontarse. Escrituras, lecturas y autorías humanas siempre están en una constante mediación con sus iteraciones no-humanas digitalizadas, por lo que si se pretende comprender las singularidades que puede tomar la autoría escritural en dicho enclave sociotécnico es fundamental atender a estas formas de escritura que modifican nuestra relación con lo que se autora. En un momento donde la opacidad es parte elemental de los objetos técnicos que nos rodean, creemos que escribir y teorizar alrededor del código computacional es clave para comprender su agencia y la manera en que ésta nos atraviesa.
El tercer apartado presenta una serie de reflexiones de las autorías escriturales desde el análisis del horizonte teórico posthumanista propuesto y del experimento detallado en el capítulo previo. Su orden general es:
Parte 3. Implicaciones de las autorías escriturales posthumanas: descajanegrizando a Raspvelarde Pi
3.1 Escrituras, lecturas y autorías no-humana digitalizadas donde se explora la mediación que hay entre las formas tradicionales de escritura, lectura y autoría y sus versiones computables conduciéndolas a su distribución, pero también a su opacidad.
3.2 Scalar, la digitalización de la autoría y su dependencia energética donde se analiza la dependencia energética y material que las autorías escriturales posthumanas tienen debido a su alto grado de tecnificación.
3.3 La expansión de las autorías y su domesticación donde se muestra cómo, a través de la implementación del código en prácticamente todos los órdenes de la realidad, la autoría expande sus campos de aplicabilidad en cuanto vía de mercantilización.
3.4 Otras formas de (des)apropiar donde se propone la desapropiación como un camino para otras formas de entendimiento que se alejen de la visión de autoría como sinónimo de propiedad.
Conclusión: Responsabilidades distribuidas
El uso de la plataforma Scalar.edu servirá para hacer uso de mediaciones como el hipertexto, la implementación de código y la incrustación de contenido multimedia como parte de los diferentes niveles que puede tomar la escritura digital. Se aboga por una escritura que, en su mediación digital, pueda mostrar tanto en forma y contenido las condiciones hipertextuales, fluidas e informacionalizadas de la escritura. Sin embargo, no consideramos que la simple implementación de ciertas tecnologías específicas –así como su relación con otras en la medida en que ninguna tecnología opera en una esfera aislada– implique causalmente ciertas consecuencias inherentes. Es decir, no partimos de un reduccionismo tecnológico; no creemos, por ejemplo, que la escritura como tecnología implique necesariamente un tipo de linealidad de manera esencial. Las tecnologías, más allá de su condición invitacional y en cuanto están determinadas para ciertas formas de relacionarnos con ellas, también tienen que ser consideradas desde la forma en la que operan situadamente. Una visión posthumanista no sólo debe situarse a sí misma, sino también sus puntos de interés. En este sentido, el hablar de las condiciones y las implicaciones que tiene una autoría posthumana, a través de nuestros intereses situados, mostrará iteraciones específicas, pero siempre en relación a las demás autorías posthumanas.
¿Por qué Scalar?La plataforma de código abierto Scalar, diseñada por The Alliance Networking Visual Culture que tiene como principales colaboradores a académicos de la University of Southern California, es definida por sus propios creadores como una semantic web authoring tool que busca tipos de formación, distribución y consumo de publicaciones académicas que se adapten a un entorno digital multimedia. Buscan vías alternativas que no estén pensadas bajos los paradigmas de las publicaciones académicas centradas en la captación económica por lo que adoptan una visión abierta del acceso de sus materiales. El entorno digital de Scalar permite la incrustación de imágenes, videos, código fuente, integración de API’s y widgets de diversas fuentes –como podrían ser iteraciones de Google Maps–y más configuraciones digitales en orden de ofrecer un entorno no lineal, distribuido, con estructuras flexibles que se piensa de antemano como una plataforma multi-autoral de los proyectos. Scalar presenta alguna suerte de restricciones, como el hecho de que para poder registrar un nuevo usuario –lo cual es indispensable para crear un nuevo proyecto y que, en caso de que fuera así, cada colaborador necesita registrar su propia cuenta–solicita an email address affiliated with an academic or cultural heritage institution por lo que no es accesible para cualquier persona.
El margen de personalización que ofrece Scalar a través del uso de diversos lenguajes de código fuente ofrece la posibilidad a los usuarios de moldear tanto las formas de interacción, la visualización y la integración de funcionalidades en los proyectos que van más allá de simplemente dotarle una importancia al carácter visual de la escritura, sino de experimentar las particularidades que le son posibles desde entorno digital. Por otra parte, ofrece la integración de la hypoteshis.is, herramienta también de código abierto, que permite la incorporación de comentarios y señalizaciones por parte de los lectores del proyecto vía previo registro, esta vez sin ningún tipo de restricción, por lo que los integra en el proceso mismo de escritura y, por lo tanto, de autoría. Scalar nos permite que el propio proyecto trate de ser partícipe no sólo en el entendimiento de formas de autorías posthumanas, sino en la intervención activa a través de técnicas y formas de escritura que resalten el carácter relacional que entendemos fundamental en el concepto de autoría.
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1.3 Siempre fuimos posthumanos: el brote de lo humano desde la técnica
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Encaminarse en una línea de pensamiento que busque entrever una visión posthumana de las autorías escriturales tiene, por necesidad, que complejizar su mirada más allá de los horizontes de la subjetividad exclusivamente humana. Rosi Braidotti entiende que la coyuntura en la que se presenta:
La concepción universalizante de un escritor genial e individuado es sólo una función-autor que corresponde a una caracterización que es rastreable genealógicamente y, por lo tanto, susceptible de alteraciones con el paso del tiempo. La autoría constreñida a lo humano es entendida como una convención normativa con pretensiones de regulación y reglamentación. Esta humanidad –más allá de cualesquiera que sea las formas que históricamente ha tomado, todas comprenden al hombre como el centro de su pensamiento– es caracterizada por Tony Davies como: "[h]umanity, the humanistic “Man” (always singular, always in the present tense), inhabits not a time or a place but a condition, timeless and unlocalised (32)". Siguiendo la estela de Braidotti, una configuración de la subjetividad posthumana –a la cual entiende heredera, en cierta medida, del posestructuralismo, de los feminismos y del pensamiento poscolonial– pasa por situarnos fuera de las barreras de un humano abstracto: el sujeto posthumano, así como su epistemología, estarían situados, encarnados, sexualizados, empatizados y mediados material, objetual y técnicamente. ¿Cómo comprender, entonces, las reconfiguraciones de la autoría en esta demarcación?la condición posthumana como una oportunidad de incentivar la búsqueda de esquemas de pensamiento, de saber, de autorrepresentación alternativos respecto de aquellos dominantes. La condición posthumana nos llama urgentemente a reconsiderar, de manera crítica y creativa, en quién y en qué nos estamos convirtiendo en este proceso de metamorfosis (23).
Posturas respecto sobre lo posthumano que han sido tachadas por la propia Braidotti o por Sidney I. Dobrin de acríticas se anclan de un modo tecnofílico en las posibilidades de intervención biotecnológicas. Claro ejemplo de esto son los puntos de definición con los que Caleb Olvera Romero constriñe lo posthumano, casi por completo, al amalgamiento del humano con la máquina y su posterior indefinición. Por ejemplo, Olvera cifra las características de lo posthumano en las siguientes claves:• Cuestionar y generar esquemas de superación de lo humano.
• Establecer la distinción entre la especie y lo humano, dejando en claro que lo humano es un constructo histórico que de alguna manera está en correlación con lo orgánico
• Reflexionar sobre la posibilidad de poder decidir qué tiene o podría tener la máquina.
• Criticar la idea de identidad sustancial de lo humano, abriendo así la posibilidad de una identidad narrativa cambiante
• La superación de las limitantes físico intelectuales de lo humano por parte de la implementación organica [sic] de la tecnología, prótesis, trasplantes, injertos mecánicos, celulares, etc.
• La preocupación por la extinción de la raza humana por cuestiones económico ambientales
• Reflexión ontoexistencial sobre la condición de la máquina. La posibilidad de que la inteligencia artificial genere su propio sentido de la existencia. (23)
Estas perspectivas que apenas asoman la mirada hacia las condiciones negativas de la condición posthumana –como lo es el reconocimiento de que al avance tecnológico que nos ha conducido a una imbricación tan profunda con los objetos técnicos es posible sólo a través de una explotación desmedida de combustibles, energías, naciones, razas, etc.– encallan en lo que Katherine Hayles denomina como complacent posthumanism y resultan insuficientes para comprender la simbiótica relación de los agentes humanos con la tecnología, los agentes-no humanos y su propia capacidad de agencia. En opinión de Braidotti, mirar sólo las posibilidades de un mejoramiento físico y genético es ignorar vastos posibles problemas como la implementación militar de drones (y de sus pilotos físicamente ausentes) en el asesinato de Gadafi o la recopilación y apropiación de material genético tanto humano como no-humano con fines estrictamente corporativos (20). Una perspectiva no antropocéntrica exigiría una ética posthumana crítica que tuviera la capacidad de abordar la complejidad de los problemas de una realidad que circunscribe la importancia de la agencia de lo no-humano.
El carácter necesariamente situado de lo posthumano posibilita distinguir nuestra propia condición relacional que se aleja de una comprensión ahistórica y abstracta de lo humano. En ese sentido, este proyecto no tiene como pretensión confrontar directamente en su totalidad la visión de una autoría literaria centrada en el hombre, en cuanto ideal, propia de la modernidad occidental, sino más bien esclarecer la posibilidad de repensar la autoría desde unas claves que consideren lo colectivo, la relacionabilidad, lo procesual y cambiante, lo subalterno como puntos claves para la mejor comprensión de unas prácticas –así como de sus efectos– que son inaprehensibles desde una visión individuada de la autoría. Ina Betze, Lea Espinoza Garrido y Linda M. Hess, por ejemplo, consideran que cualquier escritura pensada desde un enclave posthumano que pondere el papel de los agentes no-humanos tiene que considerar aspectos como: primero, tener cuidado en que no se tome la voz de otros agentes no-humanos a través de pensar que la forma, capacidad y modos de agencia son equivalentes o traducibles a los de los humanos y por lo tanto antropomorfizarlos y hablar por ellos en vez de intentar comprender cómo funcionan nuestras relaciones con ellos; segundo, el supuesto papel preponderante que tiene la agencia humana en la posibilidad de generar entornos donde se manifiesten escrituras no debe centralizarse en ciertos intereses hegemónicos, sino en “dar apertura” a autorías subalternas; tercero, evitar pensar que el aplanamiento ontológico también implica un aplanamiento agencial donde podría considerarse a los humanos como un agente más en fenómenos complejos como la crisis climática y facilitar una especie de evasión de responsabilidades. La primera advertencia es un punto fundamental de la crítica que hace Claire Colebrook sobre algunos posthumanismos acríticos en cuanto considera que (véase subrayados de la pagina 163):
La preocupación que establece Colebrook es que un posthumanismo descuidado puede conducir a una disolución epistémica de lo humano. Dejar de pensar en los agentes no-humanos dentro de una lógica mecanicista causal o un simple organicismo puede derivar en otórgales propiedades, o de tratar de analizar las suyas, desde determinaciones que antes habían sido adjetivaciones exclusivas del comportamiento humano. En lugar de descentrar lo humano, éste se tornaría en un principio regidor que ya no estaría en el centro porque englobaría toda la existencia: un ultrahumanismo. De igual manera, considera que un posthumanismo sin el suficiente rigor para lograr desarticular las categorías de lo humano puede funcionar como una especie de nihilismo nostálgico que enuncia desde la ausencia. Si ciertas formas de nihilismo se articulan bajo una suerte de discursividad metaléptica –en la medida que evocan siempre la figura de un dios ausente y muerto pero sin mencionarlo directamente, como si fuera imposible generar narraciones en donde ya no se tenga presente su ausencia–, Colebrook teme que al posthumanismo le suceda igual con el concepto de hombre. Se vuelve necesario, en este sentido, comprender la forma en que dicha comprensión de lo humano antecede, atraviesa, soporta y/o enclava a todo tipo de actividades, materialidades y formas de conceptualizar: desde el sujeto de derecho hasta la idea de muerte clínica en medicina son pensables desde una visión sustancial de la humanidad y, por lo tanto, es necesario rearticularlas para no encallar metalépticamente.
Un posthumanismo acrítico puede derivar en una completa antropomorfización de la realidad en aras de buscar comprenderlo todo desde una ontología relacional. Ser cuidadoso con las incidencias en la realidad que tienen las agencias de lo no-humano debe ser el primer paso para no entender a la agencia misma como un eje traductor de cualidades atribuidas al humano hacia todos los demás agentes. No se niega, por lo tanto, el papel que toma el humano dentro de la conformación de las autorías, lo que se niega es su responsabilidad total y exclusiva, así como una condición de invariabilidad respecto de su propia humanidad. Es necesario considerar fundamental el papel de la simbiosis con la tecnología en la condición posthumana al grado de que influye en todas nuestras formas de percepción, adecuación y comportamiento de una realidad tecnificada y mediatizada pero sin dejar de lado que también otros agentes no-humanos también tienen un papel en nuestra ontología relacional. Por eso Dobrin entiende que en los procesos de escritura "renders subjectivity inseparable from technology, thus rendering the writing subject indistinguishable from writing (6)". Consideramos, por lo tanto, que la escritura siempre ha estado técnicamente mediada. Jorge Carrión sostiene que "[l]os procesos de escritura siempre han sido colaborativos, pero ahora lo son más que nunca (36)". Argumentamos, por tanto, que la autoría siempre ha sido colaborativa y también ha estado siempre técnicamente mediada, pero que el entorno digital potencia a un grado superlativo dicha distribución de la autoría. Siempre hemos sido posthumanos, pero parece que cada vez lo somos de modo más notorio por nuestra particular relación que tenemos con la técnica actual.
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This page is a commentary on the book, written by Alberto Tagle on 25 Oct 2023.