Rubén Gallo - Máquinas de vanguardia: Tecnología, arte y literatura en el siglo XX
1 2024-04-20T19:22:41-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49 42648 2 plain 2024-05-01T21:43:00-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49Lugar: Ciudad de México
Año: 2014
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- 1 media/Bibliografia.jpeg 2024-04-21T23:31:21-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49 Bibliografía Alberto Tagle 18 image_header 2024-05-04T04:58:20-07:00 Alberto Tagle 39277dc1900e1238e2544a607393307d200d1d49
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3.3 La expansión de las autorías y su domesticación
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2024-05-10T08:18:47-07:00
Donna Haraway valora en su Manifiesto para cyborgs que "[l]a escritura es, sobre todo, la tecnología de los cyborgs, superficies grabadas al aguafuerte en estos años finales del siglo XX. La política de los cyborgs es la lucha por el lenguaje y contra la comunicación perfecta, contra el código único que traduce a la perfección todos los significados (302)". Desde la codificación del genoma humano hasta la posibilidad de remediar prácticamente todo hacia un orden digital, parece que la escritura, en cuanto base del código binario, toma un papel central en la conformación de una realidad altamente tecnificada. En este orden argumental Jacques Derrida sostiene que:
Creemos que la importancia actual que toma la escritura, sobre todo en su iteración en cuanto código computacional, para nuestros ensamblajes sociotécnicos es fundamental para comprender las autorías escriturales posthumanas. En este apartado exploraremos los conceptos de escritura digital y de cibernética para dar cuenta de las posibilidades que puede tener la autoría escritural en este marco. Respecto de la escritura, Rubén Gallo expone que:haya o no haya límites esenciales, todo el campo cubierto por el programa cibernético será un campo de escritura. Aun suponiendo que la teoría de la cibernética pueda desprenderse de todos los conceptos metafísicos –hasta del concepto de alma, de vida, valor, elección, memoria– que anteriormente han servido para oponer la máquina al hombre, tendrá que conservar, hasta que sea denunciada su pertenencia histórico-metafísica, la noción de escritura, de huella, de grama o de grafema (15).
[l]a representación indéxica está estrechamente relacionada tanto con la reproducción mecánica como con los procesos industriales, y especialmente con la producción masiva y serial de objetos a partir de un solo molde [...] Como lo evidencia su nombre, la máquina de escribir es un aparato diseñado para la escritura. Y su mecanismo, como el de la cámara, se basa en la producción de índices. Cuando se presionan las teclas, las barras metálicas donde están grabados los caracteres golpean contra una cinta entintada que fija los caracteres sobre el papel. A través de este mecanismo, la escritura deja de ser un símbolo para convertirse en un índice (78).
Si bien no compartimos la idea de que el paso de la escritura a mano a la mecanografía genere un simple paso que va del símbolo al índice, sí que afirmamos que la indexicalidad de la escritura permite una forma de rastreabilidad material que apunta hacia las relaciones que la posibilitaron. Gallo trata de equiparar la máquina de escribir respecto de la escritura a mano del mismo modo en que se puede entender que la pintura representa y la cámara fotográfica indica y es marca de una materialidad lumínica ahora contenida en la fotografía. En tal aspecto, sostenemos que, a diferencia de Gallo, toda la escritura previa a su devenir digital posee un grado de indexicalidad que apunta a sus propios procesos materiales. Esta condición permitía que la escritura analógica –ya sea un tallado en piedra o una hoja mecanografiada– tuviera la propiedad de que el soporte material de la escritura fuera, por sí mismo, el mediador para su legibilidad: es decir, la piedra tallada contiene, al mismo tiempo, la escritura material en cuanto índice pero también la textualidad en cuanto vía de significación. Sin embargo, con la escritura digitalmente mediada esto cambia radicalmente. Friedrich Kittler, de quien Gallo se inspira para su argumento, apunta que los:[p]rogramming languages have eroded the monopoly of ordinary language and grown into a new hierarchy of their own. This postmodern Tower of Babel reaches from simple operation codes whose linguistic extension is still a hardware configuration, passing through an assembler whose extension is this very opcode, up to high-level programming languages whose extension is that very assembler. In consequence, far-reaching chains of self-similarities in the sense defined by fractal theory organize the software as well as the hardware of every writing. What remains a problem is only recognizing these layers which, like modern media technologies in general, have been explicitly contrived to evade perception. We simply do not know what our writing does. (148).
Previamente, como señala el propio Kittler (36), la escritura sólo podía contener a la propia escritura, sin embargo un código computacional como el mostrado en el capítulo anterior materialmente hablando, pierde su condición de legibilidad y de ser capaz de soportarse a sí mismo. El hecho de que el código sea mostrado en la página web antes referida –y no estar realmente operando más que como una presentación visual– es porque depende de los códigos HTML, CSS y Javacript que lo soportan. Katherine N. Hayles argumenta que una de las propiedades de la escritura digital es que está formada por capas de distinto orden (195) por ejemplo: . La escritura digital sufre de una inmaterialización al ser imperceptible más que como un régimen visual, aunque estrictamente no lo sea, ya que, como sostiene Christiane Paul:[a]ny visual, digital image –from print to video– has ultimately been produced by instructions and the software that was used to create or manipulate it. The digital medium is not by nature visual but always consists of a “back end” of algorithms and data sets that remain hidden and a visible “front end” that is experienced by the viewer/user, the latter being produced by the former (97).
Por ejemplo, las tres capas de escritura requeridas sólo para la visualización de esta página web son:
• HTML se utiliza para organizar y ordenar el contenido textual de la página. Permite diferenciar entre diversos elementos como párrafos, títulos, citas de manera adecuada.
• CSS se utiliza para darles apariencias definidas a estos distintos elementos y establecer la presentación visual de la página.
• JavaScript se utiliza para los contenidos interactivos de la página. Desde el ejemplo de simular escritura en tiempo real hasta la notificación emergente anterior, se sirve de operadores lógicos para dinamizar la intracción con el usuario.
Presionando el siguiente botón se pueden mostrar las escrituras necesarias sólo para la visualización de esta caja de texto. Sin embargo, estos tres lenguajes son sólo una parte minúscula de toda la escritura necesaria para su legibilidad humana. Para el funcionamiento de todo el ordenador y su conectividad a internet se requiere de protocolos de transmisión de datos, lectura y escritura en bases de datos, la propia lógica del Sistema Operativo de cada ordenador, etcétera. Para Flusser el siguiente botón ya es muestra misma de que la direccionalidad de la escritura digital no se contiene sólo en los ordenadores digitales, sino que también nos media a nosotros.<!DOCTYPE html>
<html lang="en">
<head>
<meta charset="UTF-8">
<meta name="viewport" content="width=device-width, initial-scale=1.0">
<title>Texto y Botón</title>
<link rel="stylesheet" href="styles.css">
</head>
<body>
<div id="texto-container">
<div id="texto-1" class="texto">Texto 1</div>
<div id="texto-2" class="texto">Texto 2</div>
<div id="texto-3" class="texto">Texto 3</div>
<div id="texto-4" class="texto">Texto 4</div>
<button id="siguiente-btn">Siguiente Capa</button>
</div>
<script src="script.js"></script>
</body>
</html>Texto {
display: none;
}
#texto-container {
width: 100%;
padding: 20px;
border: 1px solid black;
}
#siguiente-btn {
display: block;
width: 100%;
margin-top: 10px;
}
#texto-2 {
background-color: black;
}
#texto-3 {
background-color: black;
}
#texto-4 {
background-color: black;
}document.addEventListener("DOMContentLoaded", function() {
const textos = document.querySelectorAll('.texto');
const siguienteBtn = document.getElementById('siguiente-btn');
let contador = 0;
// Mostrar el primer texto al cargar la página
textos[contador].style.display = 'block';
siguienteBtn.addEventListener('click', function() {
if (contador < textos.length - 1) {
textos[contador].style.display = 'none';
contador++;
textos[contador].style.display = 'block';
} else {
siguienteBtn.style.display = 'none';
}
});
});
Lawrence Lessig sugiere que el código –como el necesario para los protocolos que sirven para navegar en la red o la creación de sistemas antipiratería, así como las legislaciones que se hacen en torno a ellos– si bien parecería que no regula la conducta, sí que regula arquitecturas que promueven o dificultan ciertos tipos de conducta (116). El código es, entonces, una escritura del direccionamiento y su calculabilidad. Si Derrida sugería que el proyecto cibernético está cubierto por completo por un campo de escritura es porque podemos entender, en palabras de Yuk Hui, que "cibernética es convertir todo procedimiento en un proceso calculable de direccionamiento (36)". El código organiza y moviliza nuestras intracciones con otros agentes tanto humanos como no-humanos por lo que Winnie Soon y Geoff Cox afirman que nuestras experiencias están cada vez más programadas y regularizadas (13). Es decir, la cibernética es, al mismo tiempo, una vía de explicación de mundo y una administración ultra tecnificada de la realidad material mediada por una escritura computable. Pero, ¿qué papel puede tener la autoría escritural en esta regulación?
Paola Belamonte cuenta cómo el protocolo CAPTCHA (Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart), con su compra por parte de Google en 2009, fue indispensable para la digitalización de librerías enteras para Google Books. En el proceso de escanear y digitalizar documentos antiguos, hasta un 20% de las palabras no podían ser reconocidas, por lo que estas eran utilizadas para generar los CAPTCHAS. Es decir, los CAPTCHAS se componían de dos palabras:- Una palabra era tomada del escaneo de las palabras que no habían podido ser reconocidas en los documentos antiguos.
- Otra palabra era una palabra conocida por el sistema pero que había sido deformada intencionalmente para que el usuario también tuviera que descifrarla.
Para que el usuario pasara la prueba bastaba con que escribiera correctamente la palabra conocida por el sistema mientras que la escritura para la palabra irreconocible se comparaba con otros cientos de respuestas de otros usuarios sobre el mismo CAPTCHA. Con esa información Google fue capaz acelerar y automatizar de una manera mucho más eficaz la digitalización de libros. Diegos Casas Fernández (37) argumenta al respecto que:
En palabras de Lash, fueron los millones de usuarios los que hicieron que ese ruido irreconocible se convirtiera en información ya que "[s]i no hay significado, no hay información (47)". Bajo esta tónica Johan Söderberg apunta que:
[e]l "descubrimiento" de la autoría en los nuevos ámbitos de la vida, por ejemplo la programación de computadoras entre muchos otros, está directamente relacionada con estos cambios que tienen lugar en el proceso de trabajo y la expansión de las relaciones de mercado. La autoría, que se aplicó por primera vez en la industria editorial, se convirtió en un modelo generalizado en la economía postfordista en su totalidad (122).
La autoría escritural se vuelve modelo de producción porque todo es susceptible de ser escrito en código. Lessig afirma que "las tecnologías digitales han expandido radicalmente el ámbito de aplicación de la ley del copyright –que pasa de regular una porción minúscula de la vida humana a regular cada bit de vida que hay en un ordenador (312)". Si atendemos a nuestra visión respecto de la mediación técnica, la forma en la que nos media y atraviesa la autoría escritural digital es a través de la regulación. Yuk Hui declara que "[p]odemos entender la condición posthumana como una domesticación a gran escala de los seres humanos mediante la manipulación del sistema técnico en cuanto técnica del medio (268)". Si entendemos junto con Sóderberg que la autoría –como forma de propiedad– es un modelo generalizado en la economía actual sumado a la posibilidad de escriturar cualquier orden de la realidad, entonces la autoría escritural actual expande por completo su aplicabilidad. Si apuntábamos a un aumento exponencial de las autorías también sucede una expansión de los órdenes donde puede emerger. Industrias farmacéuticas y de los alimentos, protocolos digitales de comunicación, transacciones digitales, están sujetas a un modelo de autoría escritural privativo. Esta expansión está acompañada de una mediación donde –en la medida que la escritura digital está realizada como instrucción– la autoría escritural es una vía de regulación y domesticación de la vida contemporánea.
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