MEDIOS Y ELECCIONES EN AMÉRICA LATINA 2013 - 2015

Chile

Medios, política y desafíos de la gubernamentalidad liberal en Chile: De las últimas elecciones, los escándalos de corrupción y el populismo como alternativa política

Por Dr. Carlos Del Valle Rojas

Desarrollo y análisis


1. Las elecciones: Los datos

Luego de una primera vuelta electoral en la cual participaron 9 candidatos (figura 1), la elección se dirimió finalmente entre dos candidatas mujeres (figura 2), lo cual genera un nuevo hito histórico que tiene nuevamente como protagonista a Michelle Bachelet, esta vez porque a la segunda vuelta electoral llegan, de manera inédita, dos mujeres. Otro hecho ocurrido por primera vez es la realización de primarias en los dos conglomerados políticos: “La Nueva Mayoría”, que representa a la centro-izquierda y que fue bautizada así para estas elecciones, con cuatro candidatos; y “La Alianza”, que representa a la centro-derecha, con dos candidatos.

El detalle es el siguiente:

     Resultados elecciones primarias Nueva Mayoría (Centro-Izquierda)

CandidatoPartidoVotos% Total
Michelle Bachelet JeriaSocialista1.565.26973,07 %
José Antonio Gómez UrrutiaRadical Social Demócrata108.3655,06 %
Claudio Orrego LarraínDemócrata Cristiano189.7528,86 %
Andrés Velasco BrañesIndependiente278.68413,01 %

Resultados elecciones primarias Alianza (Centro-Derecha)

Pablo Longueira MontesUnión Demócrata Independiente415.08751,37 %
Andrés Allamand ZavalaRenovación Nacional392.91548,63 %

Posteriormente, a los dos candidatos de ambos conglomerados se suman otros siete, quienes participan en la primera vuelta electoral. La candidata de la Centro-Derecha Evelyn Matthei reemplaza al candidato que surge de las primarias de este sector, Pablo Longueira, debido a problemas médicos de este último.

Estos nueve candidatos representan las distintas fuerzas de los principales partidos políticos, con primarias realizadas de modo que sólo participa uno por cada uno de los dos grandes conglomerados, a lo cual se agrega una inusual presencia de candidaturas independientes y nuevos partidos emergentes; aunque estas últimas fuerzas no lograron luego buenos resultados, como se muestra a continuación:

Partidos que apoyanCandidato (Partido)
Primera vuelta: Total votos (%)Segunda vuelta
Unión Demócrata IndependienteEvelyn Matthei (Unión Demócrata Independiente): 1.648.481 (25,03%)Evelyn Matthei 2.111.830 (37,83 %)
Renovación Nacional
Partido SocialistaMichelle Bachelet (Partido Socialista): 3.075.839 (46,70%)Michelle Bachelet 3.470.055 (62,17 %)
Partido por la Democracia
Movimiento Amplio Social
Partido Comunista
Izquierda Ciudadana
Partido Demócrata Cristiano
Partido Radical Socialdemócrata
Fuerza del Norte
Partido Regionalista de los IndependientesRicardo Israel (Partido Regionalista de los Independientes): 37.744 (0,57%) 
Partido ProgresistaMarco Enríquez-Ominami (Partido Progresista): 723.542 (10,98%
Partido Liberal
Partido HumanistaMarcel Claude (Partido Humanista): 185.072 (2,81%)
Izquierda Unida[]
Partido Ecologista VerdeAlfredo Sfeir (Partido Ecologista Verde): 154.648 (2,34%)
Partido Ecologista Verde del Norte
Partido IgualdadRoxana Miranda (Partido Igualdad): 81.873 (1,24%)
IndependienteTomás Jocelyn-Holt (Independiente): 12.594 (0,19%)
IndependienteFranco Parisi (Independiente): 666.015 (10,11%)

Consideraciones finales


1. El desafío de Chile frente a su realidad política, social, económica, cultural…

Las noticias sobre la corrupción generalizada en Chile, generada por una relación tan histórica como ilícita y desenfrenada entre política y empresa o dicho de otro modo una empresarización extrema de la política, enfrentan hoy a Chile a un gran dilema con su propia historia, con su propio destino, con su siempre autorreferente forma de verse a sí mismo distante y distinto al resto de la región. Esta empresarización en el caso de una gubernamentalidad liberal, como es el caso chileno, implica “una ‘traslación’, una ‘interface’ entre las decisiones de la administración estatal y la acción autónoma y autogobernada del mercado” (Vázquez, 2005: 80); de tal modo que se trata no sólo de gobernar con seguridad el mercado y reducir el estado, sino también de romper “las fronteras clásicas entre lo público y lo privado. Las agencias que participan en estos mercados no se pueden localizar unívocamente en uno u otro enclave [como] entidades mixtas que concentran contratos públicos y contratos privados” (Vázquez, 2005: 95). Y estas acciones entre lo público y lo privado, entre el estado y el mercado son la base de la corrupción que actualmente enfrenta Chile, porque la combinación entre “mercado e intervención estatal” es clave en el caso chileno (Chomsky, 2009: 81 y 82), puesto que, como hemos visto es transversal e implica de igual manera a políticos de los dos grandes conglomerados y de los partidos políticos. La cobertura mediática hoy se centra principalmente en estos hechos[1], a saber: (a) las acusaciones al hijo de Bachelet por utilizar su influencia para lograr un préstamo bancario que le permitiera acceder a un millonario negocio de tierras; (b) el caso de los ejecutivos de uno de los principales grupos financieros de Chile, quienes fueron detenidos por delitos de fraude al fisco, cohecho y lavado de activos, y que involucra a políticos de todos los sectores; y (c) el caso del ex yerno del dictador Augusto Pinochet, Julio Ponce, investigado por pagos discutibles a diferentes figuras políticas de derecha y sorpresivamente también de gobierno. 

Hasta aquí la radiografía de la corrupción que hace The New York Times se ajusta, pero se equivoca profundamente cuando dice: “Chile has important advantages in limiting the scope of corruption, including a vibrant civil society and an independent judiciary”, porque dichas ventajas no existen. La corrupción es generalizada, la sociedad civil ya no vibra porque carece de una intelectualidad orgánica relevante, la cual se reduce a uno o dos historiadores, porque el resto son sólo ensayistas más o menos críticos que gustan de una ridícula estética de la popularidad a través de una opinión pública ganada a fuerza de columnas “retuiteadas” en los diarios pertenecientes a la hegemonía económica e ideológica del país, a la cual jamás critican (por cierto, la sociedad civil argentina vibra, con una mayor intelectualidad aunque lo haga hoy en medio de “movimientismos”); y, por último, el poder judicial tiene varias características, menos la independencia; lo que sucede es que muchos confunden filtraciones a la opinión pública con transparencia, o el actuar de un fiscal elevado a la categoría de héroe nacional cuando todo el mundo político es legítimamente disminuido a la villanía, con la autonomía de un poder que históricamente ha sido servil al poder político y económico. Evidentemente, lo que observamos es un proceso de construcción mediática de la prensa nacional que recogen las agencias internacionales. Una construcción colmada de un laicismo ascético, tan propio de un catolicismo ortodoxo proveniente desde la época colonial y hoy venido a menos, hibridizado con un calvinismo debilucho proveniente de las colonias de la segunda mitad del siglo XIX que se entremezclan con colonias de la postguerra; desde esta condición sincrética hablan con euforia quienes rechazan por distintas razones que la mediación económica es una mediación inherente a toda sociedad capitalista, a toda gobernabilidad liberal y a todo estado postneoliberal desnacionalizado donde la política es desestatizada (Jessop, 2006), como es el caso de Chile. Sólo huyen el fin de semana del fetichismo de una empresarización absoluta de la vida, para retomar sus negocios empresariales -o políticos, que hoy es lo mismo en Chile- la semana siguiente. 

3.2. … o por qué el populismo es una alternativa en Chile y dejamos mejor el cinismo.

Ahora bien, dicho todo lo anterior: ¿Por qué Chile debería optar por un modelo político populista?
Principalmente y entre otras razones, por lo siguiente:

  1. Porque el populismo no es lo mismo que la demagogia. El primero ha sido desacreditado permanentemente por los dos únicos conglomerados políticos, con argumentos referidos más a la demagogia que, por cierto y contrariamente a lo dicho, es empleada constantemente por los grupos políticos; por esta misma razón la última Encuesta de Opinión Pública (GfK Adimark, abril de 2015) muestra una alta desaprobación hacia ambos sectores políticos (con un 67% de desaprobación para la Nueva Mayoría y un 76% de desaprobación para la Alianza). Esta desaprobación, además, se ha incrementado durante los últimos 14 meses, desde un 34% de desaprobación en el caso de la Nueva Mayoría y desde un 48% de desaprobación en el caso de la Alianza. Del mismo modo, el Congreso tiene una alta desaprobación, con un 79% de desaprobación del Senado y la Cámara de Diputados; en ambos casos la desaprobación se incrementó notablemente durante los últimos 14 meses, desde un 46% en el caso del Senado y desde un 48% en el caso de la Cámara de Diputados. De hecho, como decíamos antes, uno de los temas más relevantes relacionados con esta alta desaprobación lo constituye la corrupción con un 84% de desaprobación, la cual aumentó dramáticamente desde un 49% los últimos 14 meses.
  2. Porque a diferencia de lo que plantea la élite política chilena, no existen diferencias culturales sustanciales entre Chile, Argentina, Perú, Bolivia, etc. Cualquier diferencia, en verdad, obedece al discurso clasista y racista que históricamente se ha construido en Chile a través de los medios de comunicación. Chile es un país más de la región latinoamericana, con una condición geopolítica propia del conosur y una cosmovisión propia de la zona andina.
  3. Porque el populismo es una forma para mejor resolver las contradicciones propias del cinismo económico (aceptamos el goce de una economía de libre mercado y a la vez la rechazamos moralmente; decimos "no al lucro" cuando lo que en verdad queremos decir es que nos molesta que sea una élite la que siempre lucre).

Referencias


[1] El periódico estadounidense The New York Times publicó una extensa noticia al respecto, titulada “Chile Joins Other Latin American Nations Shaken by Scandal”, de Simon Romero el 9 de abril de 2015. <http://www.nytimes.com/2015/04/10/world/americas/chile-joins-other-latin-american-nations-shaken-by-scandal.html?smid=nytcore-ipad-share&smprod=nytcore-ipad&_r=0>

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