Framed Gender Violence: Insights from Latin American Fiction and Film

Anhelos arrebatados

Se continúa clasificando a Ciudad Juárez, México, como una de las cuidades más violentas y peligrosas del mundo. Por ende, y lamentablemente, también es una de las ciudades en la cual la violencia de género contra las mujeres predomina. Es aterrador analizar el número de niñas, adolescentes, y mujeres desaparecidas en Juárez, e inexplicable la impotencia y el dolor sentido por los familiares al desconocer el paradero de las víctimas, sus seres queridos.

Aunque las desapariciones, en específico, de las jóvenes adolescentes, sea un tema extremadamente fuerte de tratar, se debe presentar a una audiencia y utilizar nuestra voz para hacer conciencia, y para no dejar que estos crímenes queden en el olvido o queden impunes. Nosotros somos los Guardianes de la memoria y tenemos la responsabilidad de luchar a la par de los familiares de las víctimas para mantener vivo los nombres de las desaparecidas.

Las adolescentes desaparecidas son comúnmente secuestradas, torturadas, violadas, y utilizadas para el tráfico sexual, o el tráfico de órganos. De tal manera, junto con la adolescente desaparecida, también se desaparecen sus sueños e ilusiones que un día ella llegó a tener. Es decir, el victimario le arrebata a la adolescente la posibilidad de vivir y cumplir con las aspiraciones anheladas, privándola de una vida fuera de peligro.

Al igual que a Erika Carrillo, a Diana Rocío Ramírez Hernández y a Griselda Muroa López se les arrebato la posibilidad de continuar viviendo su adolescencia sanamente. Desafortunadamente, estas tres ciudadanas de Juárez son unas de las tantísimas adolescentes que han sido desaparecidas. Todos los familiares de las victimas comparten la misma agonía, dolor, y desesperación ante el sistema corrupto y quebrantado de Juárez que facilita estas desapariciones.

Diana tenía tan solo dieciocho años cuando desapareció en el 2011. A principios del 2022, su madre, Rosa María Hernández logró que se hiciera un retrato progresivo del rostro de Diana a sus 29 años con la esperanza de que alguien quizá la reconozca. Al igual que otras madres de hijas desaparecidas, Rosa no pierde la fe de que se volverá a reencontrar con su hija. En Ensayo de la identidad por Mayra Martell, la autora y fotógrafa incluye una foto del cuarto de Diana. En la pared se observa un recuerdo de la celebración de los XV de la ahora desaparecida. Este recuerdo es interesante de señalar porque fue uno de los últimos cumpleaños que Diana celebró con su familia. No obstante, su mamá y seres queridos no han dejado de celebrar su cumpleaños año con año tras su desaparición.

Griselda tenía dieciséis años cuando salió al centro comercial de la cuidad para nunca volver a casa. El 14 de April del 2021, un día después de su doceavo aniversario desaparecida, el Diario de Juárez publicó una nota periodística sobre su caso. A pesar de que ha pasado más de una década, su mamá, Consuelo López, no pierde la esperanza de encontrar a su hija y continúa saliendo a las calles de Juárez pegando pesquisas y pidiendo ayuda de la comunidad para lograr localizar a su hija. Se han ofrecido recompensas de hasta $200,000 pesos a quien aporte información sobre su paradero. La incertidumbre entre no saber dónde se encuentra Griselda y la sospecha de que quizá fue una víctima de una banda de trata, Arroyo El Navajo, aumenta la desesperación en la madre. Su madre conserva el cuarto de Griselda casi intacto a como lo dejó. La fotografía, tomada por Mayra Martell, acentúa la corta edad que Griselda tenía al desaparecer.

Recapitulando, las imágenes proyectadas no solo representan el dolor de los familiares ante las desapariciones de las jóvenes, sino que también representan todo lo que el victimario les arrebató cruelmente. Erika, Diana, y Griselda eran adolescentes cuando desaparecieron. Ya ha pasado más de una década, dos en el caso de Erika, y lamentablemente, ninguna de ellas a podido regresar a casa y no se sabe si siguen vivas o muertas. Aunque ya ha pasado tanto tiempo desde sus desapariciones, a la vez, es como si el tiempo se hubiera congelado en las habitaciones de Diana y Griselda. En otras palabras, se conservan los peluches, la ropa, y los recuerdos de las víctimas, lo cual simboliza su adolescencia y su juventud que al final, se les privo. Al reflexionar sobre los casos de estas tres víctimas y de las otras tantas desaparecidas de Ciudad Juárez, no se puede evitar pensar en el futo, las aspiraciones, los sueños, y los anhelos de estas jóvenes, de los que fueron arrebatados injustamente junto con ellas al desaparecerlas.

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