Aún vivos seguimos luchando
Con esto en mente, la conclusión es que hay violencia en todas partes. Hay gente que está sufriendo por esta ubicuidad y la incapacidad del gobierno para ponerle fin. En lugar de buscar a los desaparecidos y enterrar a los muertos, actúan como si nada pasara en sus países. Cuando esto sucede, los que terminan sufriendo son las personas que aún están vivas. Los que viven imprimen las fotos de sus seres queridos en sus camisetas, en carteles, y sufren viviendo en un mundo donde están solos y obligados a seguir adelante.
Por ejemplo, la imagen de la derecha, "Muertos en Guatemala", fue la documentación del momento en que la familia vio la tumba donde podrían estar sus pequeños. Después de años y años de dolor y sufrimiento, la familia, los que vivían, finalmente tuvieron un cierre. Sus familiares desaparecidos finalmente fueron encontrados. Saber que se encontraron sus cuerpos les brinda una especie de alivio. Aún así, eso no quita el dolor de saber que estaban muertos cuando todavía tenían esperanzas de que estaban vivos, perdidos y desaparecidos. El hecho de que haya pasado tanto tiempo hasta el punto de que solo quedan los huesos dice mucho de la incapacidad del gobierno de Solola, Guatemala para cumplir con sus obligaciones con sus propios ciudadanos.
Vivir con el dolor de tener seres queridos desaparecidos y luego encontrados en una zanja es difícil. También es desgarrador sufrir las penas de la violencia en nuestros países. David Peinado tomó esta foto de Roberto en México. Roberto perdió la pierna en una explosión después de que los militares se infiltraran en las calles de su pueblo. Roberto tiene un dolor constante de vivir, vivir sin su yo completo. Lo que más duele es que debe continuar con su labor agotadora. Mezclando cemento, cargando ladrillos a diestra y siniestra arreglando lo que puede para que le pague el gobierno que no puede mantener la violencia bajo control. Roberto es un ejemplo de cómo el gobierno decide obligar a sus ciudadanos a continuar con sus vidas para que no se den cuenta de cómo el gobierno no está haciendo su trabajo adecuadamente. No pudo llorar su propia pérdida porque el gobierno no toma en cuenta las secuelas de la violencia que soportó Roberto. Lo mismo ocurre con muchas otras personas que los reporteros no logran sacar a la luz solo porque los hechos violentos se detienen.
Lo mismo ocurre con otra de las fotografías de David Peinado. Esta vez, es una imagen de las ruinas de un edificio de apartamentos en Ucrania. El edificio está completamente quemado y demolido. La violencia de la guerra ha causado la muerte de muchos inocentes. Los hombres, uno de los cuales está allí para recibir atención médica, y solo estudian el edificio, solo pueden detenerse y absorber el dolor y la angustia que los inocentes vivieron durante el incendio del edificio. Todas las vidas que no pudieron salvar y todas las familias a las que tuvieron que acudir para informar de la muerte de sus seres queridos no es tarea fácil. Los enfermeros, los bomberos van a repasar las nociones de los eventos deseando poder salvar a todos en el edificio pero la violencia no tiene perdón. Los sobrevivientes son el recuerdo de los muertos, sus historias, sus tradiciones y aunque duela, tendran que dejarlos ir.
Ya sea en México o al otro lado del océano, en Ucrania, la violencia es el único denominador del dolor que sufren tanto los muertos como los vivos. Mientras unos sufren las secuelas de los hechos violentos en sus países, otros sufren en términos de buscar seguridad en una guerra que aún no ha terminado. La mujer ucraniana sentada en la imagen presentada está reevaluando los acontecimientos recientes de su vida. En los intentos de buscar refugio de la guerra, se ha encontrado durmiendo en la estación de tren subterráneo con otras personas que sufren las secuelas de la violencia.
La mujer junto con las demás personas tuvieron que correr por sus vidas con lo que solo podían llevar en sus brazos. Sus casas, trabajos y posibles familiares ya no están. Ahora están sentados, esperando que cese la violencia para poder caminar en paz por las calles de su país. Durmiendo en el suelo, sin poder ver la luz del sol, comiendo de latas, todos los medios de supervivencia solo para vivir en paz. Parece que hasta los supervivientes viven entre los muertos sin poder respirar libertad y tranquilidad. La ropa de bebé que se ve en el banco también representa cómo un bebé también es un sobreviviente que sufrirá. Aunque es posible que no recuerden cuándo fueron mayores, son un testimonio viviente de las secuelas de la violencia. Cuando se enteren de los eventos y vean los problemas que sus familias tuvieron que sufrir durante el tiempo, crearán un efecto dominó de dolor. La violencia que soportan las generaciones más jóvenes se convertirá en una forma de conectarse con otros en el futuro.
Para finalizar, las imágenes de Peinado nos ayudan a comprender que la violencia, esté donde esté, no solo afecta a los muertos, sino también a los desaparecidos y a los sobrevivientes. Se crea una sensación de encarcelamiento donde los que viven tienen que aprender a hacer la lucha y continuar con sus vidas sin sus seres queridos. El curso nos ha enseñado que no es necesario mostrar pistolas, granadas, tanques y sangre para mostrar la violencia y sus efectos en los ciudadanos. En cambio, la fotografía muestra la emoción detrás de la violencia. Todo, desde el dolor hasta la aceptación. Con las imágenes presentadas, la conclusión principal es que la violencia afecta a todos. Hay algunos que mueren por esta violencia incontrolable, otros desaparecen por años sin poder caminar libremente, y otros viven con el dolor de no tener a sus seres queridos con ellos. La violencia esta en todas partes y aun los vivos seguimos luchando.