Framed Gender Violence: Insights from Latin American Fiction and Film

La lucha por justicia

En esta clase hemos aprendido cómo funciona la violencia en las manos del estado... La violencia, especialmente la violencia contra mujeres y niños, se perpetúa a través de un sistema de corrupción que ha plagado los gobiernos en América Latina por décadas. En Argentina, Colombia, Guatemala, y México la columna vertebral es la misma: injusticia por el estado culpable. La injusticia toma formas varias, pero las fotografías, los documentales, y las novelas en nuestro currículo dan luz al perpetrador cierto detrás de la preponderancia de estos delitos.




Comenzar con un tema un poco más cercano a mi corazón, tenemos una fotografía poderosa se llama "Madres de Plaza de Mayo reprimidas por la caballería" en la cual las madres de Plaza de Mayo se están manifestando contra la desaparición de sus hijos. Las madres comenzaron manifestándose en el cuadro publico en 1977 para llamar por el regreso de los 30,000 hijos desaparecidos como resultado de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla. Me parece interesante que el título de la imagen se centra en la dominación y la represión de las mujeres por la caballería, en lugar de enfocarse en su coraje o la causa. Se podría argumentar que esto devuelve el poder a las manos del estado al enfocarse en la victimización de las madres. Sin embargo, aunque eran mujeres fuertes y valientes, también eran madres aterrorizadas. Eran víctimas no solo de la caballería, sino también de un régimen asesino, los medios silenciosos, y un público que se hizo de la vista gorda por miedo. No esperaban qué lograrían su objetivo: promover el juicio y la sentencia de los culpables. Han tenido éxito en gran medida en sus objetivos originales sin planes de retroceder. 


Casi al mismo tiempo que la primera imagen, esta segunda fotografía muestra la escena del asesinato de Héctor Abad Gómez, un médico respetado, profesor de universidad, y activista de los derechos humanos en Colombia en la década 70s-80s. Desarrolló unos programas de salud pública por el pobre y abogó por vacunas y suministros de agua potables para combatir la desigualdad. No tenía miedo de denunciar públicamente el desprecio del gobierno por la seguridad pública, la infraestructura deficiente de la ciudad, y los sistemas educativos controlados por las guerrillas; por consiguiente fue visto como un "Marxista" y fue baleado en Medellín por los asesinos del escuadrón de la muerte. El gobierno colombiano aprendió cómo matar por poder (proxy) a través del establecimiento de grupos paramilitares en su lucha "contra comunismo internacional", en particular Muerte a Secuestradores. Por 1983, asuntos internos colombianos habían administrado 240 asesinatos políticos por MAS para defender sus intereses económicos. Incluyo estas imágenes para comparar las situaciones en Argentina y Colombia en los 80s. Los retratos en blanco y negro nos recuerdan que estos temas comenzaron hace mucho tiempo, pero las consecuencias todavía se están dando cuenta hoy. 

Finalmente, la tercera imagen representa el presente, el "ahora". La fotografía a color nos muestra que el problema de corrupción todavía existe hoy y crea una yuxtaposición entre las fotos a blanco y negro, entre el pasado y el presente. La historia de Marisela Escobedo nos cuenta cómo la influencia política puede interferir con la independencia judicial. El documental llamado Las tres muertes de Marisela Escobedo  se resumen las tres muertes: el feminicidio de su hija a las manos de su pareja, la absolución de su asesino a las manos de la justicia mexicana, y su asesinato a las manos del cartel. Marisela inició una serie de protestas, marchas, y un plantón frente al palacio de gobierno de Chihuahua para exigir la receptora del asesino de su hija. Una imagen de ella caminando por las calles con una fotografía de su rostro pegado a su cuerpo se pone viral. No tenía miedo de denunciar las inconsistencias con el sistema de justicia al propio gobernador César Duarte con un póster que decía "la justicia es un privilegio del gobierno". Llama la atención el hecho de que los secuestradores de los miembros de la familia del gobierno son encontrados en días, mientras Marisela nunca vio al asesino de su hija tras las rejas después de dos años de manifestando. La película también crea conciencia sobre los vínculos entre el cartel de drogas y la corporación policiaca. Los esfuerzos de Marisela la han hecho una heroína en la conciencia colectiva de Chihuahua y México. Sus palabras, "espero que el feminicidio de mi hija sea el último en esa ciudad", ejemplifica cómo la lucha por justicia y la necesidad de la reforma del sistema continúa y continúa. 

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