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La revolución de los pingüinos (Movimiento estudiantil chileno)
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2017-05-26T09:54:08-07:00
Contenido
Claudio Avendaño Ruz - Universidad de Santiago de Chile
Introducción
Es evidente que el movimiento social estudiantil chileno no se puede comprender sin hacer un esbozo del contexto histórico en que surge y se desarrolla hasta ahora. Durante las décadas de los sesenta a los ochenta del siglo pasado, el país vivió y sus habitantes experimentaron procesos de cambio social y acción colectiva de carácter estructural y de signos contrarios. El desarrollismo de los años sesenta dio paso a un proyecto revolucionario a la chilena -con sabor a empanadas y vino tinto- que buscaba sentar las bases de una sociedad socialista democrática e institucional.
El golpe de estado de 1973 interrumpe ese proceso y se instala no sólo una dictadura, sino también un régimen integral neoliberal, algunos de cuyos aspectos centrales continúan vigentes hasta el día de hoy. Por ejemplo, la Constitución, el sistema parlamentario binominal, el carácter subsidiario del Estado, la economía desregulada , entre otros. Como lo señala Manuel Castells, el actual modelo económico -en sus líneas generales- rige desde ese período. Sin embargo, durante los gobiernos de coalición de centro-izquierda (Concertación de Partidos por la Democracia, CPD) se ha ido instalando un conjunto de políticas públicas – especialmente sociales – orientadas hacia una mayor equidad y justicia social.
Durante la década del ochenta y, especialmente, a partir de la crisis económica de comienzos de 1982, germina y se desarrolla un proceso más abierto y amplio de resistencia, protesta y movilización para terminar con la dictadura e instalar un sistema democrático. Así, diversos actores sociales, desde pobladores de sectores populares urbanos hasta estudiantes, pasando por organizaciones de derechos humanos y laborales visibilizan la necesidad de cambio, (Tironi, 1987). Un plebiscito convocado por la dictadura en 1988, permite que gane la opción NO, que impide la continuidad del dictador y con ello, se asegura la realización de elecciones abiertas y libres el año siguiente. Finalmente, en 1990 se instala un gobierno elegido democráticamente que aglutinó a partidos de centro-izquierda, dejando fuera al histórico Partido Comunista y a otros partidos y movimientos de izquierda.
Sin embargo, la instalación del nuevo gobierno implicó asumir una estrategia política que debía considerar la permanencia del general Pinochet en la jefatura máxima del Ejército (hasta 1998) y que significó que la coalición gobernante optara por desmovilizar a la ciudadanía, de modo de generar una política de consensos con sectores democráticos de derecha. Agrupaciones de trabajadores, estudiantes, pobladores, profesionales – entre otros - se replegaron o fueron excluidos para facilitar la transición a la democracia. La década del noventa trajo consigo políticas de nuevas privatizaciones de la vida pública y social, en un marco de acelerado crecimiento económico y paulatino– aunque insuficiente para resolver la deuda social heredada del régimen dictatorial– incremento de las libertades, diversidad sociocultural y pluralismo.
En este marco, el sistema educativo continuó con lo definido en la LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza), promulgada un día antes que asumiera el nuevo gobierno democrático en 1990. Se impuso un sistema que incluía (e incluye) un sector público escolar administrado por las municipalidades, un sector escolar particular subvencionado (financiado primordialmente por el Estado) y un sector privado (financiado enteramente por las familias).
Con el tiempo, el sector público ha tendido a perder matrícula, prestigio y calidad, dado el escaso aporte del Estado para su mantenimiento y desarrollo. Así el sector público-municipal es ahora la educación que reciben los pobres o ciertos sectores de clase media-baja. En este marco, es evidente que el sistema educativo tiende a mantener e incluso agudizar las diferencias sociales. Su disminuida calidad no facilita la movilidad y equidad social, su continuo despoblamiento da cuenta de tal situación. En el siguiente cuadro sacado de la Biblioteca del Congreso Nacional se puede observar tal situación hasta 2010, un año antes del comienzo del Movimiento Estudiantil chileno (MEch):Desde los años treinta hasta la década del setenta el sistema público fue un gestor relevante de movilidad social; la aspiración de mejores modos de vida e ingresos para las familias en situación de pobreza o vulnerabilidad se vio así modificada sustancialmente, perpetuando las condiciones de desigualdad. En el caso específico de la educación terciaria (universidades, institutos y centros de formación superior), desde 1981 se permite la instalación de universidades privadas sin fines de lucro.
Sin embargo, durante este siglo se comenzaron a distribuir recursos públicos para este tipo de instituciones. En concreto, se generó el Crédito con Aval del Estado (CAE) que permitió a miles de estudiantes de universidades privadas acceder a créditos de la misma manera que lo hacen aquellos que acceden al sistema público. Así, en la práctica no hay diferencias significativas entre lo público y lo privado, ya que las universidades públicas operan bajo el mismo esquema que las privadas porque los aportes basales que reciben de parte del Estado son poco relevantes.
Por lo tanto, éstas no son gratuitas y cobran casi lo mismo que las privadas. Para el año 2010, el financiamiento de la educación universitaria la hacen en forma significativa los propios estudiantes, a través de sus familias o asumiendo un crédito bancario con el CAE que deben cancelar una vez egresados. Con esto la gran mayoría de los estudiantes se convertirá en un deudor, independientemente de si la universidad es pública o privada.
Además del mencionado crédito con aval del Estado (CAE) existen otros mecanismos de traspaso de recursos públicos al sector privado. Unos y otros acontecen en un escenario de alta competencia entre las instituciones interesadas en acceder a dichos recursos.
Entonces, ¿Qué tienen de públicas las universidades públicas, además del nombre o el prestigio ganado por años?
En términos más amplios, ésta era/es la política pública del sector, lo que produce una disminución de la calidad del sistema educativo público y un crecimiento del privado que, en parte, también se nutre de recursos públicos de manera directa e indirecta.
Dimensión comunicativa del movimiento estudiantil
Aunque los movimientos estudiantiles comenzaron a protestar y visibilizar esta situación a finales de la década del noventa, no es sino hasta el año 2006 que nace la movilización de los estudiantes secundarios de establecimientos municipalizados, que plantean sus demandas por una educación de mayor calidad. En mayo de ese año estalla la Revolución Pingüina. Los estudiantes de educación media salen a la calle, protestan y marchan…pero lo hacen en forma heterodoxa: se pintan la cara, los carteles incorporan el humor y crean/distribuyen y consumen información mediante el fotolog. Así fotos y textos dejan de tener un carácter biográfico y comienzan a poblarse como un recurso para dar y recibir información en clave de protesta. Como lo señala Lorena Valderrama “la información, la coordinación y la identificación, fueron objetivos concretos para los cuales se usó Internet durante la denominada movilización pingüina. El uso de las TIC permitió a la comunidad estudiantil construir un contramedio donde se identificaban como sujetos, como estudiantes movilizados alineados bajo una misma lógica comunicacional, que acercaba colegios y regiones geográficas, posibilitando una extensión de sus redes previas”.
Los estudiantes de educación media salen a la calle, protestan y marchan…pero lo hacen en forma heterodoxa: se pintan la cara, los carteles incorporan el humor y crean/distribuyen y consumen información mediante el fotolog.
El poder simbólico desplegado por los adolescentes durante el 2006 y en los años sucesivos se despliega en múltiples dimensiones desde lo digital hasta la calle, pasando por el cuerpo y las asambleas. Resulta parcial y poco productivo centrarse en alguna de ellas ya que los límites que generan las categorías duales son desbordadas por las propias prácticas cotidianas. Lo que se observa en el plano cotidiano corresponde a nuevas pautas de usos del sistema infocomunicativo, que es precisamente lo que plantea Jesús Martín Barbero (poner este link en su nombre: http://www.youtube.com/watch?v=4_kRy3sGV94) “La superación de aquellas dicotomías que vivimos los adultos entre: juego y dicotomía; juego y aprendizaje; consumo y producción; serio y festivo; estético y argumental/cognitivo”.
En segundo lugar, dichas prácticas comunicacionales constituyen la base desde la cual se debe entender el uso de la comunicación (mediada y no mediada) en los movimientos sociales, especialmente el estudiantil. Hoy son otros los dispositivos y las plataformas que se utilizan. Desde el 2006 se observa una tendencia al uso de recursos digitales cotidianos re-funcionalizados para los fines de la movilización.
Un tercer aspecto es que el poder simbólico desplegado por el movimiento estudiantil, no es exclusivo de este sector social. En el 2010 se desarrollaron otros movimientos en los que jóvenes y adolescentes también tuvieron y siguen teniendo un papel relevante. Se trata de movimientos medioambientales que en ese mismo año lucharon contra la instalación de una termoeléctrica en el país.
En este caso un grupo de jóvenes estudiantes de comunicación crearon una estrategia comunicacional para visibilizar, difundir y obtener apoyo para impedir la instalación de una planta termoeléctrica en Punta de Choros (incluir como link http://www.chaopescao.cl/).
El movimiento se expandió a nivel analógico y digital, fundamentalmente a partir de un documental (https://www.youtube.com/watch?v=ww-QhlcVeYk) Todo esto llevó a que finalmente, el presidente de derecha Sebastián Piñera se viera obligado a involucrarse personalmente y hacer gestiones para impedir el avance de la obra. Este hecho fue leído como un triunfo de los movimientos sociales desde la ciudadanía.
En el periodo anterior al movimiento estudiantil también se registran movilizaciones relativas a los pueblos originarios y minorías sexuales. Se trata entonces, de un contexto nacional en que se desarrollan formas de participación ciudadana a través de movilizaciones que responden a la baja credibilidad y confianza en los partidos políticos tanto de centro izquierda como del gobierno de derecha.
Los niveles de credibilidad de los partidos políticos han disminuido en el tiempo y como lo señalan Juan Pablo Luna y Fernando Rosenblatt: “En un marco de debilidad institucional y deterioro de bienes colectivos sustanciales para sostener la articulación de lógicas de acción corporativa, los partidos han ido constituyéndose como coaliciones, relativamente laxas, de candidatos individuales”. Esta situación se venía incubando desde hace años. Es por esto que las formas de acción colectiva se transformaron en uno de los mecanismos más dinámicos e influyentes de participación sociopolítica, que en un comienzo tienen un carácter localizado, pero que con el tiempo, como lo señala Alberto Mayol se han convertido en un cuestionamiento al modelo.
En el caso específico de los estudiantes, su desconfianza en el sistema político institucionalizado se gesta a partir de la “solución” planteada a sus demandas durante el primer gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Los planteamientos de los secundarios por mejorar la calidad del sistema público y su crítica al modelo educativo -con amplio apoyo ciudadano– se intentó resolver a través de la creación de una comisión de expertos con el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación que tenía como objetivo central diseñar propuestas dentro de un nuevo marco regulatorio. Los estudiantes estuvieron invitados a formar parte del Consejo Asesor y en un primer momento aceptaron participar, pero al poco tiempo decidieron abandonarlo y volver a las calles.
Según ellos los resultados planteados eran parciales y de corto plazo. El Consejo solo sirvió para despejar las calles y hacer que los estudiantes volvieran a clase. De paso, el gobierno y la oposición terminaron aprobando la Ley General de Educación (LGE) que reemplazaba la cuestionada LOCE, pero que no introduce cambios estructurales al modelo de gestión (principal petición de los estudiantes). En La Moneda todos la aceptaron y la aplaudieron con las manos en alto.
Pero el resultado a mediano plazo fue otro: los estudiantes y sus dirigentes se sintieron no solo insatisfechos sino también defraudados y, algunos, hasta traicionados. Y son justamente estos estudiantes los que deciden movilizarse en el 2006, y los que de nuevo okuparon las calles en el 2011, desengañados e incrédulos pero con la motivación de seguir movilizándose en un tema que no se ha resuelto todavía. Crecieron, maduraron y se empoderaron comunicacionalmente. Son más autónomos política y simbólicamente y, además, se saben mover en el marco de un gobierno de derecha y una concertación desconcertada después de haber estado 20 años en el poder.
Usos y apropiaciones del sistema infocomunicativo
En el caso específico del acceso y usos de las plataformas digitales en Internet, investigaciones del Departamento de Estudios del Consejo Nacional de Televisión indican que “Niños y adolescentes están tecnologizados, además sus hogares cuentan con un importante equipamiento medial”, y agrega “se observa un importante consumo televisivo multipantalla. Según la Comisión Nacional de Televisón chilena 4 de cada 10 niños y adolescentes han visto televisión desde otras plataformas, siendo Youtube y los sitios de los canales por internet las más comunes”
El acceso a las tecnologías digitales y el uso de redes sociales se ha intensificado en Chile. Por ejemplo, a raíz del terremoto de 2010 debido a la percepción de que los medios masivos no estaban siendo eficientes para mantener comunicada a la ciudadanía, en parte por problemas técnicos de disponibilidad de electricidad, y en parte porque los medios broadcasting no respondían a las necesidades individualizadas de los sujetos para los casos en que se debía localizar personas –con la excepción de la radio-, las redes se conviertieron en la forma más rápida para obtener información. Como señalan Saez y Peña (2012:77) “El registro de estos contenidos audiovisuales y los mensajes o información compartida a través de Facebook y Twitter, en la medida que se lograba tener acceso a Internet o a una señal para enviar mensajes, va a convertirse en canal por donde fluya información clave para dar cuenta de las condiciones en las cuales se encuentran las personas y sus familiares, para postear pedido de ayuda material, para buscar personas desaparecidas, entre otras acciones.” Dentro de los medios masivos, la excepción fue la radio, que reafirmó su condición de un medio cercano y creíble, y como un medio más informativo y ajeno al “morbo”.
Realizar un análisis sobre el locus y significación de las plataformas digitales en el movimiento estudiantil atendiendo solo a este medio, sin comprender el contexto sociopolítico y dieta infocomunicativa es parcial, y quizás erróneo. Parcial porque los usos /apropiaciones de las plataformas digitales se traslapan con otros medios y se instalan en la cotidianeidad comunicativa de los sujetos. Es común observar que las habitaciones de adolescentes/jóvenes de clase media estén equipadas de varios dispositivos y, además, los utilizan en forma multitasking. Es erróneo, porque las plataformas digitales se usan desterritorializadamente y se instalan en dichos contextos, tal es el caso de una marcha en que redes sociales on line como Twitter son usadas para difundir información de la represión policial, difundir textos y fotos. Así también Twitter se ha usado para denunciar desalojos de una toma de un liceo o sede universitaria.
A continuación se analizarán cuatro espacios comunicacionales, que son las marchas, la calle, las plataformas digitales y los medios de comunicación. Hemos excluido otros ámbitos relevantes, como la comunicación al interior del movimiento estudiantil, tanto en relación a sus aspectos organizacionales como asambleísticos. En estos casos se tiende a un modelo de la comunicación horizontal en la toma de decisiones y a flujos comunicacionales para la coordinación de las acciones sociales que tienen múltiples centros.
Marchas: el espacio público ciudadano.
Las marchas constituyen el elemento básico de las acciones comunicativas de la revolución de los pingüinos en Chile. Son el espacio simbólico y social en que se reúnen y encuentran la heterogeneidad de grupos y colectivos tanto al interior de los estudiantes como de otros actores sociales entre ellos centrales sindicales, agrupaciones profesionales (Colegio de Profesores, entre otros), barras de clubes deportivos, culturas juveniles, abuelos que apoyan a nietos, apoderados y padres, pueblos originarios, minorías sexuales, y grupos medioambientales (https://www.youtube.com/watch?v=vYM-3ymTvTc).
Dada la diversidad de base del movimiento estudiantil, las marchas se transforman en un ámbito de construcción de identidad que refuerza y moviliza energías en una línea de tiempo que se viene desarrollando desde el 2011.
El sentido comunicacional de las marchas es crear convergencia alrededor del eje central del movimiento (educación pública, gratuita y de calidad) pero manteniendo y visibilizando las particularidades y demandas específicas. Dada la diversidad de base del movimiento estudiantil, las marchas se transforman en un ámbito de construcción de identidad que refuerza y moviliza energías en una línea de tiempo que se viene desarrollando desde el 2011. En ese período las marchas eran mensuales (o más seguidas) y duraron desde abril hasta noviembre. Los atributos más destacables de las marchas, desde un punto de vista comunicacional fueron:
- Re-significación política desde la cultura pop. (incluir foto pop) A diferencia de los movimientos sociales y sus repertorios simbólicos de la segunda mitad del siglo XX en la izquierda chilena se crearon expresiones culturales propias como es el caso de la Nueva canción chilena (Inti-illimani, Victor Jara, Quilapayún). Por esta razón los jóvenes que participaron en las marchas no buscaron generar otra cultura que enfrente y reemplace la cultura hegemónica de los medios masivos, más bien, reciclaron símbolos de la cultura pop, incluso la publicidad: transformaron su propuesta semántica inicial y la dotaron de nuevas significaciones políticas en función de la protesta.
En este mismo sentido el fútbol y sus constelaciones de significación también sirvieron y se re-utilizaron. Tal es el caso del banderazo por la educación. La enorme bandera fue desplegada originalmente un día antes de una marcha en Costanera Center, el mall símbolo del consumismo chileno, (https://www.youtube.com/watch?v=hV5X-YEQ2po). Luego, en cada marcha, la bandera se extendió como en las gradas de un estadio. Además, en una de las convocatorias virales por Youtube el locutor más famoso de la televisión chilena narró en clave de relato futbolístico las razones para ir a marchar (https://www.youtube.com/watch?v=pAmPLdiV5T8)
- Performance. Este es un recurso usado por grupos específicos para narrar sus propias maneras de entender y participar en el movimiento. Desde una puesta en escena generaron un microcentro en la marcha que sirvió para expresar sus singulares formas de tejer su vinculación y expresar sus ideas. Aquí se asomó un apreciable grado de creatividad que transformó la experiencia en algo impredecible, único y provocador de nuevas sensaciones. En este sentido los estudiantes secundarios y universitarios se esforzaron por mostrar sus capacidades narrativas en un espacio de múltiple modos de comunicar. La innovación se premió con la atención y aplausos. Además todo fue difundido en plataformas digitales que aún hoy hacen perdurar la experiencia.
- Humor. Todo el ambiente de carnaval tiene como uno de sus ejes la cuasi omnipresente acción vitalizadora del humor. En Chile se tiende a usar la expresión “chistoso” cuando una propuesta no es sólo humorística sino también es placentera en términos más amplios. Incluso si algo es rotulado de poco chistoso es digno de reprobación y puede ser tildado de “fome”, es decir, aburrido. Los carteles que hicieron los propios estudiantes tuvieron esa cuota de humor que se devolvió con sonrisas y palmas de mano. Mostrar ideas con humor fue un factor novedoso en una izquierda chilena del siglo veinte que tiende a ser solemne y seria (con excepción de los artistas en la franja del NO del plebiscito de 1988 https://www.youtube.com/watch?v=ZJpzxDUwH74 ). Así la festividad, la música y el humor son continentes válidos y deseables para expresar ideas y protestar contra el sistema (en este caso el sistema educativo).
- Cuerpo. El cuerpo como espacio expresivo. Tal como se observa en colectivos/ culturas juveniles, el cuerpo es también una forma de escritura. Desde los tatoo a los piercing pasando por los cortes de pelo, el cuerpo es hoja blanca para signos de identidad. En este caso la ropa, el disfraz y el baile, entre otros, también sirvieron para participar simbólicamente. Este recurso ya había sido usado profesamente en el movimiento secundario del 2006, en el que también el maquillaje de la cara (andaban con uniforme escolar) servía para expresar tristeza y dolor por la situación de la educación y de ellos como parte esencial de la misma
Calle: lo privado en lo públicoEn un aspecto si hay una continuidad histórica desde los primeros movimientos sociales: la calle. Este ha sido el recurso que han ocupado desde siempre los pobres de las ciudades y también los campesinos y mineros en sus marchas hacia los centros urbanos. En este primigenio espacio de la red pública se han desplegado los hombres y mujeres para vocear sus ideas y necesidades y mostrar sus lienzos, estandartes y banderas. Hay memoria al respecto, especialmente en los sectores que se encuentran lejos y excluidos de los salones y ahora de los pasillos y oficinas del poder establecido. La calle es el espacio en que se disputa el poder y se expresa la represión. En el caso del movimiento estudiantil, desde el 2006 la calle ha sido un espacio en el que se mueven los estudiantes con sus grupos y que en el el 2011 suman cientos de miles de personas y el movimiento sigue creciendo. La primera marcha del 2014 congregó a casi 100 mil participantes.
Y las huellas de sus demandas han ido quedano en los muros (poner foto de muros). En este caso también cabe indicar que el “rayado” ha sido una tradición que se da especialmente en períodos de alta conflictividad social.
Pero desde finales de los sesenta los muros también han servido para informar. En el caso chileno por ejemplo, se fundó la Brigada Ramona Parra del Partido Comunista en 1968, para comunicar mediante murales sus visiones coyunturales y políticas. En esos años se realiza el mural “El primer gol del pueblo chileno” con el gran pintor Roberto Matta durante el primer gobierno del Presidente Salvador Allende https://www.youtube.com/watch?v=YC2A4YtrKVU. Si bien es cierto que el muralismo requiere tiempo y recursos, ahora los jóvenes y adolescentes utilizan el graffiti como forma de llenar los muros mucho más rápido para expresar lo que piensan. El esténcil también ha sido muy utilizado por ciertas culturas juveniles. Y es precisamente una de las herramientas más utilizadas para expresar un conjunto heterogéneo de ideas en imágenes y palabras. Los temas van desde sus demandas sectoriales en educación hasta sus críticas al sistema y sus instituciones. Un elemento transversal que cruza este tipo de experiencias –como dijimos antes– es el universo de las culturas mediáticas tanto ficcionales como no ficcionales y, especialmente la publicidad. La síntesis que ofrece el espacio publicitario es especialmente útil para transgredir las propuestas simbólicas iniciales y reconvertirlas en expresión de demandas políticas en educación.
Si bien es cierto que el muralismo requiere tiempo y recursos, ahora los jóvenes y adolescentes utilizan el graffiti como forma de llenar los muros mucho más rápido para expresar lo que piensan.
Sin embargo, los estudiantes no sólo se ocuparon de los soportes amurallados. También utilizaron el “mobiliario urbano” para intervenirlos y así re-escribir constantemente. En este caso se sobrepusieron textos a carteles publicitarios para otorgarles un nuevo significado. Tal como un palimpsesto de este siglo se tapa/borra una escritura para reemplazarla por otras con carácter distinto. Además, se incorporaron elementos propios del comic para facilitar el objetivo buscado.Así observamos como la tradición de artistas como Banksy (https://www.youtube.com/watch?v=4_0SrxMYOnQ) también fue utilizada para mostrar demandas específicas en una ciudad muy lejana de Londres y otras capitales del hemisferio norte, pero que se conectan con el uso de formas expresivas subalternas. Con ellas se entroncan tradiciones populares y locales con continentes y contenidos contemporáneos para expresar ideas específicas y circunscritas, en este caso enfocadas en la educación, pero que a la vez, se vinculan a ámbitos más globales e interconectados.
Los medios de comunicación: usados y cuestionados.
Probablemente se podría pensar que este espacio comunicacional fue especialmente descartado considerando la concentración mediática que se vive en Chile y su inclinación mayoritaria hacia la derecha, especialmente en prensa y televisión. Sin embargo y en el caso de los dirigentes que conforman la Confech (Confederación de Estudiantes en Chile) que aglutina a las federaciones universitarias, tal noción fue variando con el tiempo. Para Camilo Ballesteros, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (FEUSACH) en el 2011, el tema era complejo “…en general, diferencio tres medios, más allá de que comprendo que hay más, que están los diarios tradicionales, está la radio y están los canales de televisión. Yo creo que los canales de televisión siempre, más allá de que nos pueden haber dado espacios importantes, buscaron el morbo, que en este caso era el encapuchado, la sangre, el fuego, ese tipo de cosas y bajo esa dinámica buscar el rating, los más sensacionalistas. Y ese fue el rol que jugaron. Los periódicos, entendiendo cada uno, ellos instalaban igual una opinión : El Mercurio , La Segunda, La Tercera instalaban una opinión y ahí bueno, podríamos diferenciar entre los que trataban de instalar la opinión más correcta, otros que trataban de mostrar lo que en teoría pasaba por debajo, como puede haber sido La Tercera y los últimos fueron las radios. Yo quedé bastante contento con lo que fue el rol de las radios, porque creo que en las radios siempre trataron de dar respuestas a todas las preguntas que eran el cuándo, el cómo y sobre todo también el por qué, o sea, que las radios cumplían ese objetivo”.
Pero además se trabajó desde una perspectiva estratégica, es decir, desde cómo usar los medios masivos para llegar a las “audiencias” de manera clara y fidedigna, evitando la manipulación. Para Giorgio Jackson, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Chile “Lentamente se fue formando un capital cultural con la gente que nos rodeaba, que nos iban retroalimentando, ayudando a entender. Luego, en la CONFECH, nos enfrentamos al problema de cómo expresar esas ideas con claridad, para generar empatía en la ciudadanía. Desde la FEUC, miramos con atención la experiencia de Punta de Choros, donde los organizadores de la campaña Chao Pescao, lograron impedir que en ese santuario se instalara la termoeléctrica Barracones. Nos asesoramos comunicacionalmente y entendimos que había que concentrarse solo en dos o tres temas fáciles de transmitir, y hablarle a la mayor cantidad de público posible.”
Por otra parte, también hacen distinciones entre los medios, de acuerdo al tratamiento del movimiento estudiantil, tal como lo señala Camila Vallejos, Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile “Los medios más peligrosos eran los típicos, La Tercera, La Segunda, El Mercurio. Sobre todo La Tercera, que tiene periodistas entrenados para sacar información y tergiversarla. LUN, por ejemplo, siempre sabías que te iba a farandulizar. Era complicado, pero nosotros entendíamos que había que dar una disputa del espacio comunicacional, así como creo que hay que disputar el espacio institucional, había que disputar los medios de comunicación. Era muy bueno ir a la televisión y que te viera y escuchara la gente porque llegabas a muchos”.
Un aspecto complejo para los dirigentes estudiantiles en su relación con los medios masivos fue la “farandulización” peligrosa porque implicaba generar un frame que podría afectar la percepción pública del MECh. Tal situación era especialmente difícil para Camila Vallejos por el excesivo énfasis mediático en su belleza. A pesar de que por una parte ayudó en la difusión y apoyo internacional también implicó estar muy cerca del culto a la personalidad, situación que no sólo era indeseada por los dirigentes, sino también muy criticada por los estudiantes que recordaban cómo los dirigentes de la Revolución Pingüina fueron tratados faranduleramente, abusando – según ellos – de su ingenuidad y falta de experiencia. Recordemos que muchos de los dirigentes del 2011 eran adolescentes en el 2006.
Aquí cabe recordar lo planteado por Thompson (2005) en el sentido de que si bien es cierto que los medios masivos y las plataformas digitales favorecen la visibilización y masificación de las ideas, también llevan a una fragilidad frente a los intereses y las narrativas periodísticas.
Plataformas digitales (PD): conversaciones y protesta.
Quizás pueda parecer academicista, pero es necesario –a nivel de titulares– explicar algunos atributos de las Plataformas Digitales para entender su utilización en el marco del Movimiento estudiantil chileno. Castells (2009) apunta a describir el fenómeno como autocomunicación de masas, ya que facilita a los propios sujetos y sus grupalidades a comunicarse “desde muchos a muchos”, superando la comunicación masiva industrial de “uno o muchos”. Así también, facilitan la creación y distribución de información, de acuerdo a lo que Jenkins (2006) llama Convergencia Cultural. Veamos algunos de sus usos/apropiaciones:
- Participación simbólico-cultural. Como se trata de una tecnología (digital) que puede intervenir en sus propios productos y modificarlos, es posible que los actores sociales e individuales puedan generar sus propias propuestas re-significando y re-funcionalizando, es decir, pueden crear y distribuir desde sí y sin mediaciones corporativas (Jenkins, 2006)
- El lenguaje multimedial, además, de integrar en su mismo soporte al cine, radio, prensa, gráfica y textos, entre otros también permite la creación de eventos (Flashmob, Harlem Skake) o nuevas escrituras como los Memes (Holzman, 2013).
- Se han personalizado corporalmente ya que van con nosotros. Desde hace un tiempo el celular permite muchas funcionalidades y aplicaciones que desterritorializan los actos comunicativos mediados. Los usos de las plataformas digitales durante el movimeinto estudiantil chileno y por distintos tipos de actores –protagonistas o secundarios- vinculan casi todas las acciones -cardinales o periféricas- asociadas a la movilización. En este sentido son transversales a otro tipo de actos colectivos o repertorios de acción y, al mismo tiempo, constituyen un ámbito de la comunicación mediada específica que se distingue por sí misma de otros procesos comunicativos.
El caso paradigmático lo constituyó el masivo montaje de la canción y el thriller audiovisual de Michael Jackson frente a la Moneda. (https://www.youtube.com/watch?v=vDRINm7411Y). Ahí “los muertos de la educación” bailaron, rieron, disfrazados de zombies para indicar su visión simbólica de la causa que inspiraba el movimiento. Así, las fronteras entre la realidad digital y la real se pierden y forman un continuo.
Un caso distinto lo constituye la corrida de las 1800 horas. En junio del 2011 un grupo de estudiantes de la Universidad de Valparaíso realizó un cálculo en el que mostraron la necesidad de disponer de 1800 millones de dólares para la educación pública al año. Para socializar públicamente la demanda, se organizó una carrera de estudiantes y otros ciudadanos alrededor de La Moneda: corren enarbolando todo tipo de banderas durante día y noche, en pleno invierno santiaguino. En este caso las redes sociales fueron centrales para organizar y difundir esta acción colectiva (https://www.youtube.com/watch?v=xN5Eb-AGzYQ).
La familiaridad de algunos de los estudiantes universitarios y sus dirigentes con los dispositivos de comunicación y su capacidad para difundirlos, llevaron a crear actos políticos como tomas o protestas frente a organismos públicos que marcaron el inicio y se transformaron en hitos del movimiento estudiantil, no sólo se pensaba en la cobertura periodística sino también en acciones que permitieran ser rápidamente visibilizadas en Internet.
Al interior del movimiento, la utilización de lo audiovisual también tenía un sentido de denuncia pública. La fotografía y el video se utilizaron para registrar la represión o desenmascarar montajes, tanto de la policía como de las autoridades políticas. La cámara se transformó en un arma de denuncia que permitió hacer circular información directa, que de alternativa pasaba a ser oficial, por la verosimilitud y credibilidad que le asignaban las propias personas.
Redes sociales como Facebook fueron utilizadas en la movilización del 2011 para coordinar acciones, tal como en el 2006 fue utilizado el Fotolog (Costa:2008). En el caso de los estudiantes secundarios de establecimientos públicos esta red social fue especialmente central, cuando estaban en “toma” (es decir durante la okupación de un establecimiento educativo). Acá reemplazaban al celular (que no tenían como pagar) por Facebook y así mantenían el contacto con otros establecimientos y federaciones de estudiantes.
Hasta ahora hemos hablado del lado “luminoso” de las plataformas digitales. Sin embargo, cabe preguntarse por sus limitaciones y por su posible sentido regresivo. Esta esta dimensión también se planteó respecto a los medios industriales en la ya conocida Gap Hypothesis (Donohue, Tichenor, Olien:1986). Desde los años noventa se establece el debate sobre la Brecha Social Digital, ésta implica asumir que dado que los usos de las tecnologías digitales se dan en espacios sociales, en ellas también se reproducen las diferencias socioeconómicas, de género, entre otras (PNUD, 2006). Acá el capital cultural es un factor especialmente relevante para efectos de distinguir el poder simbólico de los sujetos y sus grupalidades.
Gayo, por su lado, llega a “concluir que no hay un joven, sino muchos jóvenes con capitales y recursos culturales diferenciados. No hay una juventud enfrentada a los adultos desde el punto de vista de la edad, sino una gradualidad etaria que también los atraviesa a ellos. No hay, finalmente, un momento de la vida en el que las reglas de la estructuración social son suspendidas o puestas entre paréntesis, sino que la juventud es informada por las mismas de manera radical”.
Lo anterior coincide con lo observado y documentado para este trabajo. Se pudo notar que hay diferencias entre adolescentes (secundarios) y jóvenes (universitarios). Éstos últimos disponen de mayor capacidad narrativa, probablemente en función de la educación formal que reciben y de su capital cultural. Adicionalmente los adolescentes de establecimientos municipalizados tienen menos disponibilidad de acceso a dispositivos como, por ejemplo, celulares Smartphone. Por lo tanto, no todos tienen acceso al “oro” para brillar.
Este es un tema esencialmente político, que implica la necesidad de intensificar políticas públicas al respecto. Los datos del Sistema de Medición de la Calidad aplicado a los Tecnologías de la Información y Comunicación (SIMCE-TIC) indican “…que cerca de la mitad de los estudiantes chilenos no logra el nivel de habilidades establecidas como mínimas y que muy pocos alcanzan el nivel esperado” (Jara 2013:255).
Además, existen otros factores que también influyen en el caso específico de los movimientos sociales chilenos. Según Millaleo y Jordán (2013:53) “la disponibilidad de recursos financieros, y sobre todo de personas capacitadas en el uso de las tecnologías de la información, herramientas audiovisuales y el uso de las redes sociales, influyen en sus estrategias y tácticas en Internet, incluyendo el uso de las plataformas de comunicación (especialmente Twitter y Facebook) y sus preferencias respecto de ellas”.
Conclusiones
En este siglo hemos transitado desde la democracia de las encuestas a la democracia desde y hacia los movimientos sociales, esto implica que la participación de los sujetos se realiza a partir de dispositivos de construcción de sentido que forman parte de una cotidianeidad y que han sido naturalizados.
La dimensión comunicativa de los movimientos sociales conlleva a asumir una visión ecológica sobre las narrativas y dispositivos usados. Las dietas infocomunicativas son complejas, cambiantes y re-semantizables desde el mundo ciudadano y no necesariamente desde la institucionalidad política. Ya no vale sólo escuchar (escucha activa, se dice) sino dialogar, asumiendo que al “interior” del movimiento existen múltiples voces y que, en ciertas circunstancias, no hay voceros sino coros compuestos por múltiples voces.
Desde la transparencia al escrutinio. Aunque con diversos grados, en los distintos países aumenta la necesidad de Transparencia Pública y de Accountability. Se han generado procesos de escrutinio sobre los actores políticos institucionalizados, y no sólo desde los medios masivos sino también desde los propios ciudadanos que, ante la desconfianza en la institucionalidad, googlean a interlocutores y autoridades buscando información que permita confirmarlos como individuos confiables (o no). Se exige una coherencia sesentista entre pensar y actuar, pasado y presente, vida privada y pública y sólo superado este punto se pueden construir entramados políticos legítimos.
Las narrativas autónomas y críticas observadas en el movimiento estudiantil chileno provienen de las experiencias simbólico-culturales de los propios sujetos y que son compartidas en el espacio público digital. Las diferencias en los grados de elaboración de las mismas desde un cartel hasta un audiovisual youtibilizado pasando por un Me Gusta, suponen distintas formas de participación, en el sentido de que estas acciones simbólicas están orientadas desde y hacia un espacio político, en el sentido que lo define Chatall Mouffe. Aquí se abre un nuevo debate: ¿Son distintas formas de participación igualmente participativas?
Dado que los estudiantes plantearon la necesidad de una nueva Constitución Política y fueron recibiendo apoyo creciente de otros actores sociales, políticos y ciudadanos, se fue componiendo un ámbito de acción más amplio. Así observamos cómo un movimiento particular (las demandas estudiantiles) adquiere un carácter político nacional, ya que centraliza y comunica desde la propia ciudadanía la necesidad de un nuevo ciclo político.
En el caso del movimiento estudiantil chileno hay una evidente institucionalización a partir de estructuras representativas jerarquizadas pero en el que, al mismo tiempo, se desarrollan prácticas asambleístas de debate y construcción de consensos. El largo camino del movimiento –finalmente- permitió que en las elecciones del 2013 se eligieran 4 representantes a la Cámara de diputados, (2 independientes y 2 del Partido Comunista) lo que muestra que la bancada estudiantil está siendo depositaria del mandato de los construido durante la movilización y que ahora trabajará en un espacio político formal e institucionalizado
¿Cómo se dará el diálogo con los estudiantes movilizados en el 2014? ¿Cómo se irá desarrollando la tensión? ¿Un pie en la calle y otro en el parlamento? Con la revolución 2.0 la pista la tiene un tweet [1]:
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[1] Tweet de la actual diputada por el Partido comunista y ex presidenta de la Fech (Federación de estudiantes de la Universidad de Chile y ex vocera de la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) durante el 2011, con motivo de su participación en marcha en mayo del 2014.