Glosario de lo Común

Robert Daza -

Muy buenos días para todas y para todos. Yo soy Robert Daza  y en el momento soy presidente del Coordinador Nacional Agrario de Colombia. Nosotros somos una plataforma agraria que articula unos 76 procesos regionales en el país; de allí hacen parte la Federación Agro Minera del Sur de Bolívar, el Comité de integración del Macizo Colombiano, todo el trabajo campesino del centro-oriente de Colombia, el CISCA (de donde es Alberto Castilla, nuestro senador campesino,  quien fue el presidente anterior del coordinador Nacional Agrario), etc.  Con esta plataforma, tenemos relacionamiento en más o menos  unos 17 departamentos.  Somos una articulación, no somos una organización vertical, y las apuestas son colectivas. Hay una política, una apuesta nacional, que nos junta, pero cada quién trabaja en su territorio. Las organizaciones son responsables de lo que hacen. Como Coordinador Nacional Agrario, hacemos parte del congreso de los pueblos,  de la FAO, de la Vía Campesina y, por supuesto, ahora estamos haciendo parte de la Cumbre Agraria Campesina étnica y popular. Como dice el paisa: “si adivinan de dónde vengo, les regalo un cuy”.  Yo vengo de la vereda del Alto Llano; allá hago parte de una escuela ambiental que es fundamentalmente de mujeres, pero allá hay también unos hombres metidos.  Hacemos parte de la Asociación Campesina, de la Asociación coordinadora de Mujeres y Familias Campesinas de San Pablo Nariño, eso es en el Macizo Colombiano. Y como organización regional, hacemos parte de un Comité de Integración del Macizo Colombiano. Agradecerle por la invitación a Daniel, con quien me he estado comunicando pero  con quien todavía no me he presentado físicamente.  Muchas gracias por la comunicación y la invitación. También muchas gracias a mis compañeras y compañeros de acá del panel por compartir, digamos, ideas. Vamos ya entrando al tema. Las ideas que yo voy a expresar no son ideas individuales,  son ideas construidas a lo largo de toda… de un tiempo largo de ejercicio de liderazgo campesino.  

Cuando nosotros hablamos de lo común, la primera idea que se nos viene a nosotros a la cabeza, como campesinos del Coordinador Nacional Agrario, es la confrontación al modelo neo-liberal  en las actuales coyunturas; pero no únicamente la confrontación sino también la disputa al modelo.  ¿Por qué decimos nosotros el modelo? porque eso es lo que engloba  todo lo que en este momento nos está afectando: el interés por despojarnos del territorio, el interés por despojarnos de los bienes comunes, de los minerales, del agua, de la diversidad, de la cultura, incluso de los saberes. Entonces, para nosotros, pensarse lo común es cumplir la tarea con la resistencia frente a este modelo, que por medio de diferentes mecanismos ha tratado de acabar con el campesinado, acabar con lo que existe en ese territorio, acabar con la gente que es lo que le da valor al territorio.  En la confrontación al modelo, nosotros hablamos del extractivismo, por ejemplo, que es una apuesta de acumulación económica que tiene el modelo del agro negocio,  una apuesta de agricultura totalmente  contraria al ser natural de la agricultura: es una agricultura que acaba con el medio ambiente, acaba con la diversidad, acaba con el ser campesino (porque el campesino ya no es campesino si deja de ser  trabajador agrario).  Esa es una disputa dura que tenemos nosotros hoy con el gobierno nacional. En el censo agropecuario no fue posible que apareciera la palabra campesino. Eso parece paradójico ¿no? Si no se reconoce a los campesinos en un censo agropecuario , entonces ¿de qué censo estamos hablando?  En todo documento, incluida la constitución, se habla de trabajador rural; no se reconoce al campesinado. Miren que eso tiene un trasfondo político: negar derechos y negar que existe una comunidad que habita en un territorio, que es dueña de ese territorio, negar que ese patrimonio territorial es de esa comunidad y que tiene una misión en la vida, en la humanidad, que es la producción de alimentos.  La producción de alimentos hoy está en disputa. Las trasnacionales quieren apropiarse de la producción de alimentos totalmente; todavía no lo han logrado, o sea, todavía somos mayoritariamente productores de alimentos, somos más del 70%. La Vía Campesina dice que, en el mundo, el 82% de la producción de alimentos viene desde las fincas de economía campesina y eso lo estamos haciendo nosotros como un servicio, como un bien común,  como comunidades campesinas. Pero las trasnacionales, que todo lo vuelven mercancía,   están pensando la alimentación como negocio y la están pensando, no de la forma diversa en que se brinda la alimentación desde las fincas campesinas, sino como unos paquetes alimentarios reducidos a unos pocos productos. La FAO está hablando de 12 productos alimentarios, esa es la tendencia mundial,  lo cual quiere decir que van a estandarizar los paladares y que la gente no va a tener opción de ningún alimento de tipo cultural, que es lo que nosotros defendemos. 

Bueno, ya entrando  en materia y  frente a la provocación que nos hacen  acá los organizadores del evento con estas cuatro palabras, cuando nosotros hablamos de vida lo principal es lo de plan de vida. Yo creo que Feliciano en horas de la tarde, cuando creo que le toca intervenir,  podrá desarrollar mucho más eso, porque esa es una concepción de la planificación y del desarrollo del territorio que, como campesinos, hemos recogido como un legado cultural y de saberes de las comunidades indígenas. Las comunidades indígenas no hablan del desarrollo,  porque el desarrollo es hablar de la mercantilización de la vida; se habla de la vida misma, digamos, de una organización de la vida. Pero también nosotros estamos hablando de la vida como una propuesta de sociedad, como una propuesta que se antepone a todo el ritmo  y la velocidad de la posmodernidad, donde a la gente ya no se la contrata para trabajar por meses, ni por días, ni por horas, sino por segundos. Y a la gente  la meten en un ritmo de vida que les hace perder totalmente su libertad y su autonomía. Nosotros vivimos esclavos y nos emputamos en el transmilenio porque se demora en llegar o nos emputamos por los trancones de Bogotá, porque a nosotros nos tienen controlados con el tiempo ¿sí?, y con el tiempo nos han hecho la vida un caos. Entonces, cuando hablamos de la propuesta de vida, nosotros estamos hablando de que en lo rural existe un ritmo de vida que  permite gozar la vida y alcanzar unos mínimos de felicidad.  Los desarrollistas nos dicen lo contrario, nos dicen que en el campo nosotros somos infelices porque está todo atrasado,  porque allá no hay servicios públicos, no hay autopistas, no hay la web, no hay todo lo que la sociedad de consumo en la ciudad le brinda a la vuelta de la esquina  (pero  solo si usted tiene con qué pagar). En el sector rural, nosotros estamos promoviendo una vida con calidad,  estamos promoviendo una vida que nos permite la identidad entre las personas, el reconocimiento entre las personas. En la ciudad nosotros somos anónimos, por ejemplo, salimos aquí a la 19 y ya no sabemos quién es quién; incluso en los edificios de apartamentos nos cuidamos del vecino, porque el vecino nos puede robar, nos puede atracar, nos puede pasar alguna enfermedad. El campo es más incluyente. En el campo, cuando hay una fiesta, llega el acomodado de la vereda (por supuesto es el primero que llega), pero antes que él llegan los bienaventurados (como les decimos nosotros): llega el mudo, llega el loco de la vereda.  Ellos no necesitan invitación y no necesitan tarjeta para sentarse a la mesa también y para compartir la comida, compartir la fiesta. Hay auto reconocimiento entre la gente. Nosotros incluimos un poco la cuestión de la vida en eso, o sea, como un sistema de bienestar, que a la gente le permita disfrutar del paso por este mundo.  #00:34:33-3#
Cuando nosotros hablamos del territorio, estamos hablando de una disputa, que es la principal en este momento. Los teóricos clásicos del marxismo-leninismo ponían como la contradicción fundamental, o principal, la contradicción entre capital-trabajo: eran los obreros contra los capitalistas. Nosotros creemos que hoy es más activa la disputa entre trasnacionales y territorio. Cuando decimos territorio, se trata de la gente que vive en esos territorios, por eso los conflictos, por eso las resistencias, y por eso todos los movimientos para que el plan del desarrollo, para que el código minero y la ley de hidrocarburos queden como norma. Digamos que  hay todo un movimiento alrededor de esa contradicción y de esa confrontación. Para nosotros los territorios son para la vida, es decir, los territorios deben ser para la gente. Para el modelo neoliberal, para esa gente que está en la lógica de la acumulación, los territorios no son para la gente, los territorios valen si hay  un interés económico allí, si en el territorio hay minerales. No les importa ese territorio. Si en diez años  han sacado todo el interés económico, pues a los diez años se van y nunca más vuelven por allí. Para nosotros el territorio es una cosa de vida, porque nosotros sí tenemos pensada nuestra vida, la de nuestros hijos e hijas, y la de nuestra  descendencia hasta que el sol alumbre, hasta que la tierra exista, en esos territorios. Esa es la diferencia, y esa es la importancia del territorio. Por eso le damos nosotros tanta fuerza a la defensa del territorio, porque para nosotros el territorio es la vida. Pero no se trata únicamente de  la vida material. Ahora que estoy viendo a Feliciano, él me hace acordar de algunas cosas que compartimos: el territorio para nosotros es también la espiritualidad, la construcción de esa forma de sentimientos, de pensamientos y de relacionamiento más allá de la parte física. Esa digamos es un poco la concepción frente al  territorio que nosotros tenemos. 

La paz,  cuando nosotros hablamos de paz,  también miramos que hay casi dos tipos de concepciones de paz. Santos está pensando en la paz como negocio; también  Caracol, RCN o  la Gurisati están pensando la paz como negocio. Ellos no piensan en la paz como un estado de bienestar. Piensan en la paz como negocio  porque con la paz van a quitarse de encima, de pronto,  la amenaza de esos terroristas de las FARC o del ELN, para que cuando lleguen las trasnacionales a los territorios no les vayan a secuestrar algún ingeniero. Si no fuera eso lo que les molesta a ellos, seguramente no estarían hablando de paz. Para nosotros la paz es un derecho, para nosotros la paz es un estado de bienestar, para nosotros la paz es un estado de libertad, de libertad de expresión, de libertad de ejercicio de la autonomía y la gobernanza en los territorios.  Todo eso pasa por la satisfacción y el goce, el disfrute de los derechos que tenemos: derechos humanos, derechos sociales, culturales y económicos de la gente, el reconocimiento. ¿Por qué hay conflicto en Colombia? en Colombia, la matriz mediática y de dominación ideológica ha puesto a la gente a hablar únicamente de un conflicto armado, pero nosotros sabemos que el conflicto en Colombia tiene unas raíces mucho más profundas y sabemos que el conflicto armado es la guerra que la oligarquía le declaró a los campesinos, a los indígenas, al pueblo en general. Nosotros conocemos, por ejemplo, como Tirofijo (antes de ser guerrillero) fue un líder campesino que estaba defendiendo sus territorios  de la amenaza del despojo que le pusieron en ese momento. Y luego surgió otro tipo de defensa, porque prácticamente lo obligaron a enguerrillerarse. Entonces, nosotros miramos que la paz, la paz en Colombia, pasa por resolver el problema de la exclusión con que la oligarquía ha sometido al pueblo colombiano. Conocemos el nefasto periodo del Frente Nacional, donde ninguna otra opción política tenía posibilidades de llegar a los escenarios del poder, solamente el partido conservador y el partido liberal; y estamos todavía en lo mismo, solamente que ahora lo han modificado y lo disfrazan. La paz en Colombia tiene que resolver las raíces del conflicto, que también son  responsabilidad del estado. Por ejemplo, cuando el paro agrario se levanta en 2013, el presidente Santos dice que en Colombia se le ha negado al campo la inversión social y que eso ha atrasado al campo por lo menos  20 años; eso es reconocer que hay una inequidad en el país.  

Bueno, como ya se está acabando el tiempo, esta cuestión de la resistencia para nosotros es la defensa del proyecto de vida mismo del que estamos hablando aquí. Las resistencias son organizadas, pero las resistencias también son espontáneas; las resistencias hacen parte de un proyecto político, pero las resistencias hacen parte también de un proyecto comunitario, de vida, que seguramente ni siquiera  piensa en lo político, sino que piensa solamente en la permanencia en esos territorios. Nosotros, como campesinos, decimos que el campesinado ha resistido a todo, desde la época de la esclavitud, del feudalismo; ha resistido a la revolución industrial del siglo, creo que  XVIII y XIX, que ha sido una de las amenazas más grandes al campesinado, porque hubo una transformación completa de la sociedad, del mundo.  Los roles, las encargaturas de trabajos, de funciones en la humanidad empezaron a cambiar, y los clásicos revolucionarios, como los llaman, o  los de izquierda defendían el sistema socialista como un sistema de nueva sociedad. Pero nosotros sabemos que el socialismo también ha tratado de acabar con el campesinado. Conozcamos las experiencias nefastas, por ejemplo, en Europa del este, en la misma Unión Soviética, donde había una apuesta por acabar con el campesinado. El campesinado ha resistido a todo eso. Hoy estamos resistiendo nosotros a este modelo neoliberal, pero la resistencia... Hoy nosotros, como campesinos, tenemos unos cuantos apocalipsis y les voy a mencionar por ahí unos tres o cuatro:  el cambio climático es uno; yo diría que el plan de desarrollo, esta puesta política del gobierno de Santos es otro; este modelo extractivista y neoliberal es otro. Hay varias amenazas sobre el campesinado: este tratado de libre comercio es otro apocalipsis. Si el campesinado es exterminado en Colombia, que es el proyecto legal en este momento, el país va a perder  y seguramente  va a entrar en una red, en un escenario de dominación, porque la alimentación va a quedar por fin en manos de las trasnacionales, que van a tener la capacidad de regular, van a tener la capacidad de condicionar a la gente, meramente con el suministro de alimentos. Ni que decir del agua, de la biodiversidad, ni que decir del campesinado como fuente de cultura propia, es decir, de resistencia. Esa propuesta de ciudadano planetario que nos presenta el neoliberalismo, esa es una reflexión que les dejo. El fin del campesino no es únicamente un  problema del campesinado. Seguramente nosotros nos acabamos y ya la historia de la humanidad registrará que en alguna época existieron campesinos, pero eso va a tener profundas consecuencias. Es decir, la defensa del campesinado no es únicamente del campesinado sino que  también le debería  interesar a la gente de los sectores urbanos. Bueno, cinco segundos para cerrar ¿no? Pues agradecerles esta oportunidad que me dan de hablar y ahí estamos pendientes de otras convocatorias, no solamente yo sino muchos hombres y mujeres lideresas del Coordinador Nacional Agrario. Gracias. 


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