Natalia Moreno
Bueno, muy buenos días. Primero, comienzo por agradecer a Alhena Caicedo por la invitación. Creo que es un muy buen escenario para empezar a abrir varias discusiones frente a distintas temáticas que, de alguna manera, nos tocan de distintas formas. Empezar por estos espacios es realmente apropiado y necesario, más aún en un momento tan coyuntural como en el que estamos en este momento.
Bueno, yo soy activista de derechos humanos, sobre todo en el tema de discriminación. Antes de comenzar un poco a hablar sobre mi experiencia desde el activismo con respecto a la población con discapacidad, me gustaría hacer énfasis en algunas definiciones sobre lo que es discapacidad. Digamos que, para tenerlo un poco más claro, la población con discapacidad ha entendido la discapacidad de manera diferente a la construcción que se ha generado de sus cuerpos y de sus mentes, ya sea por violencia, conflicto, nacimiento, etc. Nosotros lo referimos más al tema de las barreras, es decir, al tema de qué barreras nos pone el entorno, cuáles son las barreras que genera el entorno para no poder estar y no hacer parte de. En ese sentido, por ejemplo, para nosotros, las personas con discapacidad, las escaleras son una barrera, un limitante; no podemos subir o bajar escaleras si tenemos una silla de ruedas. Las personas sordas, por ejemplo, están en situación de discapacidad porque, sencillamente, no toda la población conoce el lenguaje de señas. Si lo conociéramos, muy seguramente ellos no estarían en situación de discapacidad. Se trata entonces de aquellas barreras que realmente se construyen, que el mismo entorno genera, para que, de alguna manera, las personas no puedan acceder.
Nosotros hablamos de modelos de discapacidad que se han construido a lo largo de la historia. En el siglo XVII y siglo XVIII se habla del modelo de prescindencia, en el que la discapacidad se ve como castigo divino. Como la discapacidad es un problema, la sociedad de alguna manera busca arreglar ese problema encerrando a la persona, aislándola del mundo en comunidad. El estado reproduce ese modelo, creando instituciones segregadoras para que las personas con discapacidad estén ahí y no puedan salir de ahí.
Después, el estado lógicamente ya no nos podía esconder, no podía ocultar a estas personas, y se crea el modelo médico rehabilitador, que busca, a partir del siglo XIX, la normalización de los cuerpos. Se dice: ellos necesitan estar en otro entorno distinto, pero lo que se busca es la rehabilitación. De esa manera, se conduce a una cuestión muy exagerada, porque solamente se piensa en la normalización de los cuerpos y mentes de las personas con discapacidad, sin respetar lo que son ni cómo se han venido construyendo. En ese sentido, el modelo médico rehabilitador lo que busca es la construcción y la normalización de los cuerpos y mentes de las personas.
Nosotros decimos: no, nosotros somos más allá de eso. Nosotros sí, obviamente, necesitamos la rehabilitación. No estamos conflictuando con la rehabilitación. Seguramente hasta un punto la podemos necesitar, pero eso no es lo único que hace parte de nuestras vidas. Nosotros también tenemos derecho a la educación, al trabajo digno, a la salud, a la cultura, a la recreación etc. Por ello, se construye el modelo social de discapacidad. Hay un movimiento muy fuerte que se crea en Estados Unidos, el Movimiento Vida Independiente. A raíz de todo esto de la guerra que hubo con Vietnam, llegan muchos soldados mutilados y en situación de discapacidad. Entonces, comienzan a exigir, obviamente, una vida digna dentro de su propio país. Lógicamente, no los dejan acceder a la universidad de manera fácil, ni a los colegios, ni al trabajo digno, etc. De esa manera, comienza a crearse y construirse todo un movimiento social de vida incluyente.
Narro todo este relato para que comprendamos un poco más allá qué es la discapacidad, pero además de eso, para que comprendamos cómo, de alguna manera, la discapacidad nos acerca a todos y todas. En algún momento se puede llegar a tener discapacidad, no es una cuestión exclusivamente mía por el hecho de haber nacido con discapacidad; cualquiera de las personas que estamos aquí, en algún momento, podría estar en situación de discapacidad. Y es una cosa de la que realmente no hemos tenido conciencia y lastimosamente se crean un montón de construcciones negativas frente al tema de discapacidad. Ya tú ves a una persona con discapacidad y ya lo ves de una manera negativa; empiezas a aislar a esa persona y a a generar un tipo de segregación con esa persona. Entonces, de alguna manera, eso debe empezar a cuestionarse. Creo que en el ejercicio que yo he venido planteando con otros compañeros, desde el activismo, el tema de la vida en común, pero de la vida digna, es muy importante. Nosotros tenemos derecho también a la vida digna y, en ese sentido, queremos que nos respeten todos los derechos que tiene cualquier ser humano. Nosotros hablamos de ajustes razonables, de apoyos para poder estar. Para poder ser no necesitamos ser igual al otro, porque además que pereza uno ser igual al otro; a mí me encanta mi diversidad, yo amo ser como soy, y amo lo que he construido de mí. ¿Qué es lo que exijo? que se me respete ese poder de decisión que tengo, que no se me elimine de la vida por el hecho de tener algún tipo de discapacidad. Desde ahí tocaría ver cómo nos pensamos lo común.
Bueno, respecto a las experiencias del activismo, hay varias cosas para decir. Nosotros también hemos hecho de alguna manera formas de resistencia. Por ejemplo, hay algo muy complejo en Colombia. En este país, el Movimiento Social de discapacidad ha sido muy coartado por la institucionalidad y por el estado mismo, que ha creado unas políticas, además de segregadoras, también asistencialistas. Eso no nos permite acercarnos, ni dialogar entre nosotros mismos ni crear algo más fuerte que nos permita decir: está vaina hay que transformarla ya de alguna manera.
Entonces, los pasos han sido muy cortos, pero se han hecho cosas. En Bogotá, por lo menos, tengo una muy bonita experiencia. En el 2011 y 2010 salimos a reivindicar todo el tema del derecho a la tarifa diferencial en el transporte público y privado para la población con discapacidad. Y en ese escenario hubo algo muy bello, porque nos movilizamos por primera vez de manera autónoma, de manera independiente, en el sentido en que dijimos: vamos a salir a las calles, póngase bravo el que se ponga, no nos interesa, pero vamos a movilizarnos. Tuvimos muchas situaciones complejas. Lastimosamente, las mismas organizaciones pequeñas de discapacidad fueron una limitante para movilizar a muchos de nosotros, porque de alguna manera nos decían: ustedes son unos irresponsables, ¿cómo van a sacar a una persona en silla de ruedas a la calle? ¿Cómo van a hacer que se arriesgue la vida de la persona en ese sentido? Entramos entonces en unas discusiones entre nosotros mismos, en las que dijimos: pues no, nosotros también podemos hacer resistencia, también podemos movilizarnos y también tenemos el derecho a hacerlo.
Por suerte, se logró la tarifa diferencial en el transporte público y privado después de muchas movilizaciones y tomas a Transmilenio. Luego, también con movilizaciones ante el distrito, se crean unas mesas de diálogo. De alguna manera, se logra crear ese escenario. Colombia, en el año 2011, ratifica la Convención Internacional de Derechos de Personas con Discapacidad de la ONU, y, al asumir y al firmar este documento, tiene lógicamente unas responsabilidades que asumir. En este momento, varias organizaciones sociales de discapacidad y activistas independientes estamos construyendo un informe sombra, en donde he participado, para denunciar al estado Colombiano por la violación de un montón de derechos y por no cumplir con la convención. Por ejemplo, en términos de educación, se siguen construyendo instituciones segregadoras como las de educación especial. Nosotros estamos en contra de ese tipo de instituciones educativas, porque creemos que todo niño y toda niña tiene derecho a estar y hacer parte de un entorno conjunto con el resto de la sociedad, porque eso es lo que nos va a ayudar para que comprendamos un poco la importancia y el respeto a la diversidad humana. En ese sentido, esa es una de las denuncias que hacemos. El derecho a la salud también se ve muy vulnerado. La discapacidad no es un tema de salud y creo que eso también hay que tenerlo muy en cuenta y dejarlo muy claro. Históricamente, nos han relacionado mucho con todo el tema de salud, pero no tenemos nada que ver con salud. Pero, lógicamente, se tienen unos derechos en salud: el tema de ayudar con técnicas, como las sillas de ruedas, las muletas, medicamentos (como cualquier otro). Lastimosamente, en el estado en el que estamos, la ley 100 ha fregado muchísimas cosas para que nosotros podamos acceder a tener plazas.
En cuanto al tema del trabajo digno, precisamente, hay que decir que ahorita el gobierno nacional crea un decreto que habla del trabajo para la población con discapacidad; sin embargo, vemos muchísimas falencias dentro de este decreto. En primer lugar, no se refieren a nosotros como trabajadores con discapacidad sino como personas con discapacidad. O sea, no reconocen nuestras labores en el espacio determinado donde nos contratan. Además de eso, el gobierno le da a las empresas un montón de apoyos significativos en términos económicos para que estas empresas puedan "recibir personas con discapacidad". Pero nosotros cuestionamos eso. Bueno, sí, muy chévere todos los incentivos que da el estado Colombiano para estas empresas, pero ¿dónde está garantizado el derecho al trabajo digno de las personas con discapacidad? Porque finalmente nos terminan pagando menos del salario mínimo mensual, además, en unas condiciones indignas. No comprenden que tienen que generar algún tipo de ajustes razonables para que podamos acceder al trabajo, en términos de tiempo e infraestructura. Todo eso lo vamos a denunciar muy seguramente ante la ONU.
Otro aspecto que vemos muy vulnerado es el tema de los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad, sobre todo de las mujeres con discapacidad. Vemos una situación muy compleja. Por ejemplo, hay que tener en cuenta el tema de la esterilización forzada de niños y niñas con discapacidad, que además lo legaliza la corte constitucional, lo avala, cosa que es un absurdo completo. Nosotros estamos en contra de eso y , de hecho, ya lo denunciamos el año pasado. Precisamente, fui a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA junto con el programa Paiis de la Universidad de Los Andes y denunciamos toda esta situación: denunciamos el tema de la violación de derechos sexuales reproductivos con respecto a esterilización forzada de mujeres con discapacidad (sobre todo discapacidad cognitiva y psicosocial), denunciamos el tema de la esterilización forzada de niños y niñas con discapacidad, que además lo legaliza la corte constitucional. También estamos exigiendo que se detengan las declaraciones de interdicción. Para los que no lo saben, la interdicción es una figura jurídica que está en el código civil, que dice que otra persona debe tomar las decisiones por aquellas que son “incapaces”. Esto afecta sobre todo a personas con discapacidad cognitiva, psicosocial y personas sordas. El código civil asume que ellos no tienen el mismo lenguaje que nosotros, que el común de la gente, y por eso creen que necesitan apoyos. Eso ha venido generando una vulneración grande de derechos a las personas con discapacidad, porque lastimosamente cualquier persona los puede declarar interdictos: familiares hasta de tercer grado de consanguineidad, instituciones que tengan a sus pacientes y algún ministerio público, por ejemplo, la Procuraduría, el Bienestar Familiar y Comisarías de Familia. Entonces cualquier persona, prácticamente, podría declarar a una persona interdicta por ser "incapaz".
Obviamente, vemos un montón de situaciones graves. Muchas personas están vivas físicamente, pero les dan una muerte civil, porque finalmente están aquí, pero no pueden decidir, no los dejan decidir. Nosotros hemos dicho: las personas con discapacidad sí pueden decidir, sí pueden tomar decisiones. Lo que necesitamos es generar apoyos y ajustes que les permitan a esas personas tomar decisiones. Nosotros hablamos de toma de decisiones con apoyo, que son situaciones que podríamos generar y que finalmente generarlas es una responsabilidad que debe asumir toda una sociedad y todo un estado. El problema no es mío por tener discapacidad, el problema es de toda una sociedad que no ha comprendido y que no ha querido comprender que el otro también puede estar y el otro también puede ser. Yo creo que en la familia de cada uno de nosotros, o en nuestro grupo de amigos o de gente muy cercana, puede haber quienes tengan discapacidad, y ni siquiera nosotros los reconocemos como nuestros pares, sino como el de allá, como el que tiene que ir la escuela especial. ¿Por qué tiene que ir a la escuela especial? ¿Por qué no puede ir a un colegio común y corriente? ¿Por qué en las universidades, por ejemplo, no han hecho el ejercicio de crear todos los mecanismos para que las personas con discapacidad podamos acceder de manera digna a la educación superior? La población con discapacidad, por ejemplo, es una de las poblaciones que tiene más alto índice de analfabetismo y desescolarización en Colombia; y ni hablar de la educación superior, o sea prácticamente ni entramos. Hay que hacer entonces la pregunta: ¿Cómo el estado Colombiano y la sociedad deben empezar a garantizar ese tipo de derechos?
Cuando hablamos de vida, ya relacionándolo con el ejercicio que estamos haciendo (que además me parece muy bello), pretendemos generar vida digna y exigir vida digna. Lastimosamente, el modelo económico que tenemos no respeta eso; de hecho, ha construido un montón de cosas para que las personas con discapacidad no existan. Antes se suponía que era el nazismo el que nos asesinaba y nos acababa, pero ahora son las leyes. ¿Cómo lo hacen? por medio de la interdicción, por medio de la esterilización forzada, por medio del aborto. O sea, yo no soy próvida, quiero explicar eso y quiero ser clara. Soy feminista, pero me refiero al aborto en un sentido específico: han dado la opción de abortar si se ve una anomalía dentro del feto, al interior del feto. Y eso también nos genera varios cuestionamientos: ¿Por qué un niño con síndrome de down no puede existir? ¿Por qué el estado y la sociedad no les garantizan a ellos poder estar? Un filósofo con discapacidad en España decía algo muy chistoso: qué gracioso los estados y el sistema que tenemos, porque nos quieren proveer de una muerte digna, pero ¿cuándo piensan en una vida digna? Qué curioso eso. Entonces, sí estoy de acuerdo con el aborto, el aborto legal, el aborto donde nosotras como mujeres podemos decidir sobre nuestros propios cuerpos, eso me parece claro. Pero sí cuestiono el hecho de que el feto deba ser abortado porque viene con una "anomalía". Hay que cuestionar eso, porque deberíamos decidir, sencillamente, si queremos tenerlo o no, independientemente de que venga en discapacidad o no.
En cuanto al territorio, en términos de geografía, para nosotros es muy importante que se piense una ciudad accesible completamente, un país que realmente nos permita estar a todos y todas en el mismo lugar.
Resistencia. Nuestros cuerpos son una forma de resistencia, el hecho de estar acá ya es una forma de resistencia, porque yo estoy diciendo: yo no quiero ser como ustedes, yo no quiero ser "normal" (porque además la normalización existe). Yo quiero y respeto mi diversidad humana y quiero que aprendamos a respetarnos entre todos nuestra diversidad humana.
La paz. Yo creo que todo eso al final es paz ¿no? El hecho de poder estar y compartir con el otro ya es paz y creo que si yo tengo acceso a todos los espacios, a todos los escenarios como cualquier persona, ya estamos hablando de paz, porque estamos construyendo un mundo donde puedan todos y todas estar, independientemente de nuestras diferencias, nuestros pensamientos políticos, nuestra religión etc. El hecho de poder estar, de poder ser y poder decir lo que yo quiero decir ya es paz. Muchas gracias.
Robert Daza: Natalia una preguntica. ¿Hay una idea de qué porcentaje de población está en estado de discapacidad?
Natalia Moreno: El estado Colombiano junto con el DANE dicen que estamos en un 6.3% de población con discapacidad. Sin embargo, nosotros creemos que eso no es cierto, porque si estamos inmersos en un conflicto armado, pues lógicamente el porcentaje debe ser mucho más alto. Debemos estar por ahí en un 10% por lo mínimo, pero el estado dice que 6.3. Eso no es tan cierto realmente.