Glosario de lo Común

Lisifrey Ararat

Lisifrey Ararat - Consejo comunitario La Toma, Cauca. -  lisiyolombo@yahoo.es

Hola, muy buenas tardes para todos y todas. Creo que entro por darle las gracias a Dios y a Alhena, quienes hicieron posible estar aquí en este espacio, y también por decir que el consejo comunitario la Toma está al norte del departamento del Cauca, especialmente en el municipio de Suárez. Tenemos allí una población que está entre los ocho mil habitantes y  de esos ocho mil habitantes hay un alto porcentaje de desplazados. En este momento estamos por el 70% de la gente desplazada, básicamente por ese sistema que, nosotros decimos, está mal planteado: el desarrollo. Tendríamos que decir que  este consejo comunitario en el norte del Cauca ha tenido, específicamente,  muchísimas arremetidas; lo que pasó en los años cincuenta en adelante, con lo que tuvo que ver con la expropiación en toda la tierra del valle geográfico del río Cauca, donde habían fincas tradicionales.  Hoy, los que tengan la posibilidad de llegar a Cali, al Valle, solamente van  ver el verde de la caña.  Esas tierras no las tenían la familia Garcés, Caicedo; ahí hubo expropiación. Tendríamos que ver también  que en los sesenta dragaron alrededor de 35 km del río Cauca, con una compañía llamada Agnasur (???). Más acá, y de eso sí me acuerdo porque fui víctima directa, entre el 80 y el 85 fue hecha la construcción de la represa Salbagina (??) #00:49:43-9#, dentro de sus cosas puede recuperar ciento cuarenta mil hectáreas que eran inundables del valle del Cauca, poder darle agua a la ciudad de Cali y generar energía para el valle. Son esas las cosas que hemos tenido que ver. Territorialmente, tenemos y compartimos, porque tenemos al lado a la comunidad indígena, ahí al lado tenemos a la gente del ASIT (??).  Todo esto para decirles que siempre nosotros hemos estado en lucha, siempre, yo creo que desde que nos trajeron de África, porque acá en América estaba la mano de obra agotada. Nosotros en La Toma decimos que tenemos alrededor de 16 nacionalidades, ¿por qué? Porque en los barcos negreros, venían los Metína de Malí, de Nigeria, entonces íbamos viendo, entonces, nosotros en La Toma, yo soy de la (??), pero ahí también están los Mina (??), están los Jarabalí, están los Raponsá(??), están los Wasá (??), están los Joró (??), están los Mandringa (??)   #00:49:55-9#.  Ystedes ven y nosotros siempre decimos eso y es que a veces dicen: "la comunidad negra es muy desunida". Dicen  que no nos ponemos de acuerdo, pero miren ciertas raíces de cosas que uno tiene que ver y ya esto opuesto. Ahorita que fuimos a almorzar, estábamos en una de estas universidades tan prestigiosas y yo le decía al compañero: "nosotros aquí sí que estamos en minoría, sí que estamos en minoría en esta universidad”. Porque de los indígenas estaba el compañero y afro estaba yo y ya ahorita somos dos aquí con José Santos. Yo digo que en este país  así se toman ciertas decisiones que en uno o en otro caso nos perjudican,  porque nuestro dicho dice que el que está comido no se acuerda del que tiene hambre.

 Lo quiero decir es que en una toma de decisión en este país quien esta es la clase dominante, pues ellos no van a legislar para nosotros, no se van a acordar de nosotros, que estamos por allá en el Cauca y que tenemos que correr con ese estigma dentro, ese estigma del Cauca. Cuando nosotros salimos, la gente cree  que el Cauca es conflicto,  que el Cauca es guerra, el Cauca es lo uno y es lo otro.  Y entonces uno tiene que cargar dos cosas, uno por conflicto y otro por ser afrodescendiente.  En ese sentido, yo diría que eso tiene que ver con nuestra apuesta en el territorio, que ha sido resistir y adquirir derechos.  Esa reivindicación de derechos como pueblo construye país, porque si bien nosotros venimos y nos trajeron acá como mano de obra, yo diría  que hemos ayudado a construir este país, en mi vereda, en mi consejo comunitario. Allí hubo una gente que fue formado el ejército libertador de este país, Macheteros del Cauca. Hablando con los mayores, ellos nos decían:" es que el frente de batalla estaba constituido por cuatro afro, cuatro indígenas y dos mestizos”.  Entonces, yo digo, si un frente de batalla está constituido así, ¿quiénes son los que más mueven? bueno y yo digo ¿dónde estaban los blancos? Yo digo: "jah! los blancos no pelearon, los que peleamos y dimos la sangre fuimos otros”. Pero  al momento de la repartida, hubo como ciertas cosas que no se hicieron de la gran forma. Y de esa misma forma, nosotros podríamos  decir  que una de las cosas que está planteada es la misma abolición de la esclavitud: si Colombia  alcanzó  por allá su liberación, ¿por qué nos la dieron en 1851? Son ciertas preguntas que nosotros a veces nos hacemos.  Además de eso, a nuestro pueblo, de  1851 hasta 1868, le tocó  trabajar para comprar las minas, para comprar las tierras. Ahora, en el 2000 o 2004, el gobierno de una forma, nosotros le llamamos, atrevida le dio todo ese terreno de nosotros a las empresas multinacionales y especialmente a las empresas mineras. Y nos dicen que nosotros somos ilegales.  Eso ha ido teniendo gran enfrentamiento. Nosotros lo resumimos así: yo digo que la vida es cuando uno hace y la vida es el buen vivir.  Para nosotros, la concepción de desarrollo es que uno hace lo que quiere, uno se mueve por donde quiere, y entre nosotros mismos nos ayudamos. Recojo las palabras de Daniel, un mayor  que dijo: "El día en el que el Estado a nosotros no nos de nada, que a nosotros no nos de nada, pero que tampoco nos quite, hemos ganado". Ese día habrá paz en este país, de lo contrario, si ellos ya se comieron todo y vienen por lo de nosotros, entonces nos dicen que  nosotros hemos sido araganes, que nosotros vivimos mal,  que nosotros vivimos en la pobreza. Pero no entienden esa forma de vivir y no entienden  cómo nos relacionamos el uno con el otro. Relacionarnos el uno con el otro, y siempre lo he planteado, tiene que ver con ese territorio. Para nosotros, esa es  toda una cosa que la hemos ido construyendo con concepto de los mayores y uno la va viendo. Entonces, uno dice: "sin territorio, ¿cómo soy comunidad? y sin territorio, ¿cómo seré pueblo?". Entonces a veces uno lo pone en algunas cosas y uno pasa trabajo. Yo particularmente paso mucho trabajo en mi ciudad, porque en mi tierrita, en La Toma, en Suárez, al menos nosotros nos saludamos, sabemos quién es cada quien y no viene uno con la desconfianza de que si yo me voy a encontrar con el otro, entonces el otro aprieta la cartera pensando que tú le vas a quitar algo. Donde nosotros no existe eso. Pero uno llega aquí a Bogotá, por poner un ejemplo, y en  toda la caminata que hicimos de aquí para allá, saluda uno y no le contesta nadie;  el que lo ve por ahí en la calle se va cogiendo la cartera. Uno muchas veces va caminando aquí por la séptima en Bogotá y tiene que decir: "oye, ¿qué te pasa conmigo? si yo soy de buena familia, jamás le he quitado nada a nadie, no tengo ninguna necesidad". Porque hay ese estigma en cómo lo ven a uno. Entonces, en ese sentido, para seguir manteniéndonos como pueblo negro,  es necesario tener el territorio. Y eso sí lo digo, Cali es una de las ciudades que más afro tiene y nosotros decimos siempre: “Cali hay dos, una que es la Cali antigua y otra que es el distrito de Agua Blanca”. Y cada que nosotros vamos a Cali yo digo "vamos a ciudad", y esa ciudad es el distrito de Agua Blanca, porque quizás en el distrito de agua blanca alcanzamos a tener comunidad, porque en el distrito de Agua Blanca tenemos una colonia tomeña; esa colonia tomeña ya casi va a estar acá en Bogotá. Entonces, el uno vive en seguida del otro, esa colonia tomeña está muy cerquita con la gente de Buenos Aires y quizás muy cerca con la gente de Nariño, que es gente negra, y muy cerca con la gente de Buenaventura. Creo y estoy convencido de que quizás ahí está la comunidad negra, pero ahí no nos podemos mantener como pueblo, porque entonces uno tendría que decir que en Cali y ¿dónde voy a coger esa batea? Es imposible, y si uno se pasa de un lado al otro, entonces uno está en las famosas fronteras que tú no te puedes pasar.  En ese sentido, uno ya ha tenido mucha dificultad, porque  uno está acostumbrado a  coger su camino derecho, pero en Cali no se puede: “por aquí no te podés meter porque si te metés, te vas a enfrentar con los otros, te van a matar”.  Esa es una de las cosas que nosotros hemos dicho: vamos a luchar por permanecer en ese territorio de La Toma. Para permanecer en ese territorio de La Toma, hemos diseñado algunas cosas en las que hay que ir alejando o sacando las fronteras. En ese sentido, se hace muy importante el tema del relacionamiento con los indígenas y se hace muy importante también el tema del relacionamiento con otros consejos comunitarios. Por ejemplo, en  la mina tú haces un hueco por aquí, pero te dicen que tú no puedes ir por ahí. Pero, nosotros decimos, dentro de la tierra no hay frontera. Pero entonces ¿qué pasa? si nos quedamos solamente en La Toma,  por Buenos Aires nos hacen un cráter como esos que piensan hacer. Por Buenos Aires se comen La Toma y cuando nosotros nos demos cuenta, ya estamos fuera. Entonces, en ese sentido, hemos planteado grandes luchas.  Esa resistencia básicamente tiene que ver mucho con esa formación que se ha ido dedicando para que los jóvenes, los pelados, vayan asumiendo ciertas causas que se han hecho necesarias para nosotros: permanecer en ese territorio y visibilizar la situación. Nosotros lo tuvimos claro, hasta antes del 90, la lucha con el gobierno era cuerpo a cuerpo y nosotros podíamos hacer movilizaciones, podíamos hacer tomas y pudimos detener un proyecto como fue la desviación de un río.  Y dijimos: "sí podemos".  Salió un gran aliado que no  teníamos cuando hicieron la expropiación de las tierras del Valle del Cauca, cuando quitaron las tierras de la gente con la Agnasur (??),  ni tampoco lo teníamos con la construcción de Salbagina (??). Salió el elemento fundamental de  adquirir derechos, que para nosotros fue la ley 70, porque tuvimos ese reconocimiento como personas y ahí nosotros comenzamos a plantear una lucha con lo que tiene que ver con la ley 70 y se hacía necesario que bajo la ley 70 nosotros nos constituyéramos en Consejo Comunitario y que tuviéramos ese alcance de gobierno propio. Ya nosotros sabemos que, dentro de la ley, está la consulta previa y hemos venido avanzando mucho en lo que tiene que ver con ese derecho a la consulta previa libre e informada. Como lo decíamos, la lucha era cuerpo a cuerpo, gobierno versus comunidad. Le ganamos y siempre lo dije por ahí: “al gobierno es difícil  ganarle, pero cuando uno le empata, uno lo celebra como victoria”. Y le ganamos al gobierno, porque se impidió el traspase del río Veja (??) #01:02:01-6# . Los tuvimos allí y dijimos: “ya no hay traspase, estamos contentos”. Pero comenzó a aparecer un fenómeno, como fue el fenómeno de los paramilitares.  Ahí sí la cosa se puso más compleja y ¿por qué lo digo? Porque hicieron primero la masacre del Naya (??), en la que   mataron indígenas, mataron afro, hicieron todo su control territorial y llenaron la gente de miedo. Nosotros todos teníamos miedo. A  las comunidades indígenas yo siempre les decía  con mis compañeros de cantón (??) o mis compañeros de la ASID (??): "estamos en condiciones similares".  En ese momento, particularmente yo, Lisifrey Ararat, había sido declarado objetivo militar y llaman en ese momento a la protocolización  de la consulta previa del proyecto de desviación del río Veja (??).  Y ahí sí comenzamos a mirarnos los unos a los otros y a preguntarnos: ¿ahora qué? ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a pelear nosotros con el fenómeno paramilitar que lo tenemos en la zona? ¿Cómo lo vamos a hacer? Los  primeros aliados que tuvimos nosotros en ese momento fueron los indígenas y dijimos: “bueno, pues hagamos frente común con los indígenas”. De esa forma, en el 2005, particularmente, pudimos hundir ese proyecto de desviación del río Veja (??) por segunda vez, ya con alianza con los indígenas. La parte de visibilización con la que tocó  ir a muchos lados también tuvo que ir acompañada de la movilización. Esa movilización, hace cuatro o cinco meses, la llamamos “Nosotras las Mujeres Afro”. Esa es una estrategia, pues  después de pensárnosla, nosotros decíamos: “si salimos a la Panamericana, el resultado de la Panamericana será yo no sé cuántos desaparecidos, tantos golpeados y tantos muertos.  Ese será el resultado de la panamericana, pero no vamos a poder sacar la frente”. Hasta que nuestra representante legal y muchas mujeres dijeron: "bueno, pero si nos vamos las mujeres, caminando hacia Bogotá, a nosotras no nos golpean". Y pensando uno: ¿será que mandamos las mujeres? Y eso fue una discusión grande al interior. Allí  dijimos: mandemos las mujeres, pero no las mandemos solas, mandémoslas con la guardia  (??) que fundamentamos para nosotros (??).  Y listo, llegaron las mujeres en un hecho muy valeroso, porque siempre lo tengo que decir, esas mujeres tienen los pantalones mejores puestos que uno. Nosotros los hombres llegamos hasta el ministerio del interior y yo siempre les digo: "bueno, muchachas, y ¿ustedes cómo hicieron para meterse y quedarse allá en el ministerio del interior donde hay más seguridad que para entrar aquí a la universidad de los Andes?”. Y sin embargo estuvieron y lo ocuparon. Entonces, por ese ejercicio de movilización, han recibido yo no sé cuántos galardones, premios. Al interior de nosotros, ha subido mucho el estigma porque el consejo comunitario La Toma, ahorita, siempre se lo he dicho a la unidad de protección, es el Consejo Comunitario más amenazado del mundo: 193 líderes y lideresas tienen riesgo extraordinario. En ese sentido, hoy día,  nos damos cuenta que, y es  una de las cosas que yo llamo también, nos toca a nosotros las organizaciones ver  cómo nos ponemos de acuerdo y cómo eliminamos esas diferencias, porque el tema de la minería retroexcavadora, uno se queda, lo pongo en consideración.

Se han puesto de acuerdo. Está la fuerza pública, que hasta general les tienen retroexcavadora, están los Rastrojos, están los Urabeños, están juntos, está la clase política, está el narcotráfico y también hay que decir que está la guerrilla. Y todos ellos se pusieron de acuerdo pal tema de minería y nosotros a veces no nos ponemos de acuerdo como movimientos sociales para enfrentar este ejercicio que  a nosotros nos tiene jodidos. Y es que a veces nos tienen jodidos el sistema de cómo, entonces si el gobierno golpea a los indígenas, golpeó a los indígenas que salen a hacer paro en el departamento del Cauca y entonces uno está pendiente a las noticias y cuantos indígenas golpearon, si salen los del magisterio, entonces "es que los profesores, tal cosa". Yo digo que nosotros no estamos actuando en comunidad y no sabemos actuar como pueblo. Pensar que el problema es de una sola persona es lo que tiene este país tan jodido.  Y lo tengo que decir, cuando el fenómeno paramilitar estaba en Urabá, nosotros en el Cauca decíamos: "agh, eso es en el Urabá". Pero cuando llegó la masacre al Naya (??), ahora sí nosotros decimos: "uy ¿y pa' donde cogemos? ¿Qué hacemos?" pero nunca nos acordamos de la gente que estaba viviendo ese problema en Urabá y aquí en Colombia. Yo recuerdo que ahorita hace un mes, precisamente, ocurrió  un hecho lamentable: once soldados Masacrados.  Lo lamentamos, pero muchos colombianos decían: "que se rompan los diálogos, que vuelva la guerra". Y entonces yo digo: bueno,  ¿y aquellos, como nosotros, que  bombardean todos los días? ¿Qué están pensando? Pareciera ser que el problema de violencia solamente es en el Cauca, pero yo creo que hace falta, como lo llamamos nosotros, más compadrazgo en ese tema de la violencia, para uno poder alcanzar la paz. Yo digo una cosa, estoy muy lejos, pero ojalá se firme la paz, incluso si se hace necesario  que la firmen entre dos grupos. Pero le perdí la moral a eso cuando escuché que no se iba a tratar allí el modelo de desarrollo del país.  Para mí, eso  es una paz negativa, eso no es una paz positiva. La paz positiva la va a haber el día en que sea integral, porque para nosotros como pueblo es muy duro ver que una persona esté comiendo caviar y  otro no tenga nada que comer, o sea, muy duro. Y a uno le da como ganas de quitarle. Entonces, en ese sentido, tengo que decir  que, con esta inequidad que hay, nosotros los pueblos  estamos por allá lejos y ¿nosotros qué mal le hacemos a este país? ¿Qué mal? Ninguno, porque yo le digo: nosotros sacando nuestro orito allá sabroso, mandamos los hijos a estudiar, mejoramos la casa, sacamos pa' la pachanga. Pero   por qué desde acá de Bogotá les mandan el hambre a ese oro que estamos sacando allá y dicen que ese oro no es de nosotros. Yo digo que  Colombia es muy grande. Siempre le digo a las empresas: "hombre, si ustedes quieren explorar, pues vayan y exploren, pero no nos vengan a quitar las minas que nosotros tenemos hace quinientos, cuatrocientos años, porque ahí es donde está el problema". Entonces, en ese sentido, planteo  que esta clase de escenarios de conversa tienen que seguir, tienen que servir para ver cómo es que nos le vamos a montar a este país, cómo es que vamos a enfrentar esa situación que estamos viviendo, porque los indios por un lado, nosotros los negros por otro lado, los campesinos por otro lado, los movimientos obreros por otro lado, así nos ponen a pelear entre todos.  Nos meten allí ese "desconfíe ciegamente del (??), desconfíe hasta lo último del afro". Entonces, en ese sentido, estamos allí planteados. Yo creo que nos queda gran tarea. Una de las cosas que hay que pensar es cómo vamos a enfrentar eso, cómo construimos este país en el marco de la diferencia, porque, y lo digo en mi consejo comunitario, nosotros no somos homogéneos y  no pensar eso es una apuesta totalmente equivocada para seguir avanzando en esta construcción de país.  




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