Glosario de lo Común

Diana Pulido - Resistencia a las posturas neoliberales sobre el cuerpo

Diana Pulido, Miembra de la Colectiva Feminista Gordas Sin Chaqueta - dianap.2202@gmail.com

Como ya lo mencionaban, mi nombre es Diana Pulido y  hago parte de la Colectiva Feminista Gordas Sin Chaqueta. Somos en este momento tres mujeres lesbianas, gordas, feministas, que nos encontramos un poco para hablar sobre varias cosas. La primera de ellas es  el cuestionamiento a esa idea de  que las mujeres gordas, de manera particular, estamos enfermas o somos irresponsables y, por ende, culpables. Aquí voy a tocar un primer punto, que tú ya lo enunciaste, y es todo el tema  de lo que provoca el neoliberalismo sobre los cuerpos de las personas.  Ahí está esa idea de que tú eres responsable enteramente sobre lo que pasa en tu cuerpo;  lo que  elimina la responsabilidad del Estado, de la empresa privada, de las instituciones públicas, de la manera como se formulan políticas públicas.  Ese es un poco nuestro lugar de partida:   cuestionar ese lugar que se nos asigna como irresponsables con nuestros propios cuerpos y con nuestra salud. Hay otra cosa que vale la pena aclarar y es que el término "médico" para referirse a una gordura que puede, digamos, implicar unos riesgos particulares es obesidad. La personas suelen decir "es por salud, porque estás muy gordita", y allí es que  estos elementos de decirte "gorda" (que implica otra cosa distinta a decirte "obesa") juegan constantemente y están en tensión. Pero, además, ser obesa no es necesariamente estar enferma, sino que te pone en unos lugares donde tienes mayores posibilidades de adquirir o presentar un tema cardiaco, de diabetes, de hipertensión, pero no necesariamente te lleva allí. Un cuestionamiento hacia la patologización de los cuerpos gordos es una de nuestras primeras apuestas, reconociendo además que tenemos una responsabilidad sobre nosotras mismas porque nos movemos sobre una lógica de cuidado, de cuidado feminista.   Para nosotras no es fundamental partir del ir al médico y demás, sino pensarse y cuestionarse esas prácticas del saber médico occidental. Son realmente esas prácticas las que la llevan a una a tener un estilo de vida saludable. Entonces, partimos un poco de allí. El segundo tema que cuestionamos de manera constante es la idea de que los cuerpos gordos son desagradables, que las mujeres gordas no follamos, no tenemos sexo, que  nadie se enamora de nosotras, que somos las eternas amigas enamoradas de todo el mundo; ese es otro de nuestros lugares de cuestionamiento. Esto va de la mano  con el tema de la heterosexualidad como sistema de valores, precisamente por eso somos lesbianas. Partimos  de que la heterosexualidad (o si lo queremos llamar la sociedad patriarcal o el sistema sexo-género, o como lo queramos llamar) ubica los cuerpos de las mujeres en un lugar que debe corresponder con  que seas una hembra, asignada como mujer, además, como una mujer femenina, heterosexual.  Eso tiene unas implicaciones sobre cómo deben verse los cuerpos de las mujeres y el valor que socialmente tienen los cuerpos de los hombres y los cuerpos de las mujeres. Nosotras solemos ser bonitos adornos de compañía para los hombres y eso lo transmiten los medios de comunicación, la familia; absolutamente todas las imágenes que nos rodean están mostrando mujeres guapas. Estamos en una sociedad pensada, como lo decimos en un manifiesto que tenemos, para hombres de todas las tallas y solamente para mujeres delgadas. Allí nuestros cuerpos no son para el deseo de los hombres, no son bonitos objetos de adorno. Ahí va nuestra tercera bandera de lucha. Tenemos, además, otra apuesta por reconocer (y voy a decir esto de una vez porque la gente suele preguntarlo un montón)  que los hombres gordos también sienten discriminación. Y para ejemplificar de una manera puntual por qué estamos hablando desde una posición feminista, les pido que partamos de imaginar estas dos situaciones. Situación A: Una llega a la reunión familiar y entonces llega a la cocina y están todas las tías reunidas en la cocina.  Le dicen: "ole mamita, ¿y el novio?".  Entonces una dice: "mm juepucha, no tía, no tengo". "Ahh, mire Dianita, yo si le quería comentar desde hace rato, es que yo estoy muy preocupada por usted;  su tía también. Es que usted está como muy gordita y ud. tiene una cara muy linda, mi amor, muy linda. Mire, mi vecina hizo una dieta, una cosa impresionante, y seguro que si yo le digo cuál es, ud baja de peso rápido. Ella bajó de peso en dos semanas y está divina, porque es que a los hombres les gustan las mujeres bonitas. Entonces, si usted no se apura,  la va a dejar el tren; usted ya tiene 25 años. Su prima se casó a los 26 y a los 27 ya tenía hijos, como es que...". Y entonces una dice: "Tía, soy lesbiana. Además, ya lo sabes, no te lo estoy comunicando por primera vez". "Ay mamita, es que eso era lo otro que yo pensaba. Claro, obviamente, las mujeres somos más tolerantes. Claro, pues si a usted no la quieren los hombres, pues le toca con las mujeres; pero si yo le paso la dieta a sumercé…. piénselo". Esa es la primera situación. Situación B: Llega Cristian a la casa de las tías y están los tíos reunidos en la sala. Él llega y los tíos le dicen: "¿y la novia?".  Entonces, él dice: "no, no, yo no tengo novia". Los tíos le dicen: "venga papito, es que estamos muy preocupados por usted, porque es que hemos visto que está como muy gordo y nos afana porque a las mujeres les gustan los hombres delgados. Usted tiene una cara muy bonita, pero usted sí está como pasadito de peso. Yo tengo un amigo del trabajo que hizo una dieta, es la dieta de la manzana. Se la voy a pasar. Mire, se lo juro que en  dos semanas usted baja". "Tío, es que soy gay". "Ah claro,  es que, obviamente, los hombres somos más comprensivos". Y bueno, lo que ya les conté del otro ejemplo. ¿Qué se acerca un poco más a la realidad? ¿Cuál de los dos planos se acerca más a la realidad?  
 
El primero ¿cierto? Entonces, los hombres también sienten discriminación y son violentados; los hombres tarara y eso es cierto. Pero no está argumentado en que tú tengas un cuerpo con pene o un cuerpo con vagina, sino que está argumentado en un sistema que divide los cuerpos en dos. Este sistema  violenta unos cuerpos que se acercan a una construcción de feminidad y  legitima unos cuerpos que se acercan a una construcción de masculinidad; por eso, una se encuentra con que, por lo general, los hombres que son víctimas de violencia, o las expresiones en cuerpos de hombres que generan violencia, se salen de esa masculinidad hegemónica. Entonces, esa es un poco nuestra apuesta. ¿Cómo nacemos nosotras? Somos tres chicas que hacemos activismo desde lo LGBT. Un día nos encontramos y una de nuestras compañeras tenía la idea de hacer un grupo de Úrsulas. Los gays tienen a los Osos, que son hombres gordos con pelos, un poco respondiendo a lo que hace la estética de hombres gay, que implica que  lo deseable es un cuerpo delgado, musculoso, blanco, flaco, pasivo, o activo, en unos roles súper marcados.  Obviamente, un man con pelo, calvo y gordo, pues no va a caber en esas lógicas de deseo;  un poco esa es la apuesta de ellos.  Las Úrsulas son un poco una reapropiación de esa propuesta. ¿Qué es lo que nosotras vemos cuando empezamos a trabajar? Que la apuesta de los Osos y las Úrsulas no tiene eso que  les acabo de enunciar, un cuestionamiento de por qué está pasando eso sobre el cuerpo de las personas. Ese análisis solamente se logra por medio de un acercamiento a los feminismos, es decir, son las posturas feministas las que nos dejan ver a nosotras que hay unas lógicas de opresión sobre unos cuerpos y sobre otros no.  Ahí es donde se comienzan a cruzar ciertas cosas.   Por ejemplo, a mí nunca me dicen señorita, como desde los 18, y no es precisamente porque haya dejado de ser señorita en el ámbito que todos conocemos, sino que a mí la gente me lee como una señora porque estoy gorda.  Entonces, de ahí en adelante,  me pregunto  cómo se interpretan  los códigos sectarios y no me ofende que me piensen de 45, pero  una se pregunta también ese tipo de cosas en la manera como se relacionan.

Tenemos una compañera que se reconoce como muy cercana a unas raíces afro que ella reivindica todo el tiempo. Entonces, además, "eres una gorda negra". “Ah, y vienes del barrio Santa fe, entonces, eres una negra, gorda, pobre". Entonces allí hay unas lógicas que cruzan racismo, clasismo y  patriarcado. Evidentemente, nosotras tenemos  lugares de privilegio,  como el acceso a una educación superior y el acceso a unos discursos que nos permiten hablar estas cosas de forma clara. Rechazamos el odio al cuerpo, reconocemos que tenemos un lugar de ciudadanía de segunda categoría, no tenemos una ciudadanía plena, por mujeres, por gordas y por lesbianas. La categoría gorda, aparentemente, no es un lugar de discriminación y lo que nosotras tratamos de visibilizar es que sí lo es y de hecho es un lugar supremamente fuerte. Subirse al transporte público en Bogotá es un caos porque, además, no sé si se han dado cuenta, el SITP tiene unas hermosas registradoras que son así de grandes y así de altas (referencia visual). Entonces, una primero da tres vueltas así, encima de la registradora, antes de poder cruzar al otro lado. Comienzan la risa, los comentarios, las miradas; la gente te arruga la frente como si olieras mal. Tenemos una situación ahoritica muy chistosa y bien compleja. Una compañera anda  en bici por la ciudad y ella hablaba del abuso callejero a las chicas que montan bici.  La bici se está volviendo cada vez más un medio de transporte válido para andar en Bogotá y ella decía: "Los manes me gritan un montón de cosas re guarras". Y yo era como: "pues, a mí también, pero estoy segura que son cosas distintas. Vamos a hablar". Claro, ella habla de acoso sexual, de que los taxistas le gritan: "uy que rico como va subida  en ese palito y no sé qué”.  Nosotras estamos en el ejercicio de usar la bicicleta porque andar en esta ciudad es terrible y la experiencia que hemos tenido es que, cuando salimos a la calle, los taxistas, sobretodo,   creen que tienen el derecho a gritarnos cosas por gordas. A mí me ha pasado que los taxistas se paran al lado mío en el semáforo y se ríen de mí y yo a veces me pregunto si es porque la bicicleta es fucsia, porque yo soy gorda o porque hay una gorda en una bicicleta fucsia; puede ser la última, pero el tema es que los hombres asumen que tienen esa posibilidad y esa capacidad de mirarnos, de gritarnos cosas. A mí me han gritado: "Esoo! Esoo gordita, hágale!". Y es como: "mmm cállate!". Entonces, ese es  un poco el lugar desde el cual nosotras estamos tratando de hablar. ¿Qué herramientas utilizamos? Hemos usado el desnudo como una forma  de responderle a algo que sabe hacer muy bien el sistema: agarrar todas las propuestas que generan resistencia y volverlas consumo, volverlas objeto de consumo.  Una ve fácilmente mujeres talla X, tallas grandes (que son talla 8  en la vida real), que son mujeres que simplemente tienen caderas grandes, no son  gordas. En efecto, una sabe que no es una gorda como una, pero definitivamente no hay un tema de conexión allí.  Además, es una imagen que viene con Photoshop, no trae estrías, no le cuelgan los brazos, no hay celulitis; y una se mira al espejo y evidente ve otra cosa. Entonces, para nosotras es fundamental mostrar el cuerpo, mostrarlo sin retoques y usando estos medios audiovisuales. También podemos considerar el arte como una manera de resistencia por medio de lo visual. Tenemos unas fotografías que han rotado por distintos espacios y que les quería mostrar. Adicionalmente, tenemos un programa radial que se llama erógena fm, en el que tratamos de hacer incidencia. Transmitimos los jueves a las 9:00 y el sentido  del espacio en erógena es hablar sobre todos estos temas. Nuestra estrategia política más importante es el humor. Cuando nosotras arrancamos no éramos amigas, éramos tres chicas que se habían visto haciendo activismo en otros espacios y con quienes nos comenzamos a encontrar.  Ahí sí  le debemos algo al feminismo y es pensar que, desde la ética del cuidado feminista, el tema de los afectos es fundamental. Una también transforma el mundo  a partir de los afectos y del amor entre mujeres, que es otra cosa súper revolucionaria. Las mujeres estamos hechas para odiar a otras mujeres y no para ser amigas de otras mujeres, entonces nuestra apuesta fue un poco eso: cómo conocernos, empezar a contarnos historias. Una cosa muy similar que pasa con las mujeres que son víctimas de violencia de género es que, cuando se dan cuenta que otras también han sido víctimas, dicen: "ok, el problema no es mío, ya entendí que el tema es social”. Fue eso lo que nos pasó y dejamos de culparnos, dejamos de darnos duro, dejamos de darnos palo y comenzamos a entender que es un tema estructural. Desde allí, una segunda herramienta que es súper chévere es el tema de la risa. El humor para nosotras es clave porque no podemos encontrarnos en un espacio únicamente a contar las penas para volvernos víctimas, sino que necesitamos una manera de dar respuesta. Con el humor, de entrada,  yo le pongo al agresor, o a la agresora, el panorama tal cual está y elimino la posibilidad de agresión. Les pongo un ejemplo concreto. Una va por la calle y le dicen en el Transmilenio: "agh, gorda hijueputa!".  Una tiene varias opciones. Opción A: me quedo callada y me pongo roja, me da mucho mal genio y me corro para un ladito. Opción B: me pongo a pelear con el man o con la vieja o lo que sea. Opción C: Tener la capacidad de decirle: "ahh, señor, yo no sabía que era gorda! Dios mío, yo no tenía idea de que era gorda. No sabe lo que le agradezco que usted me haya hecho caer en cuenta de que era gorda. Si no hubiera sido por usted, no me daba cuenta nunca. A partir de hoy, cuando llegue a mi casa, me voy a mirar al espejo. Jamás me había visto, no sabía que era gorda".   Y además poder decirle: "¿sabe qué? mi mamá es contadora, no puta. Entonces, además, de pronto sería gorda hija de contadora, porque mi mamá no se gana la vida ejerciendo prostitución sino haciendo otras cosas". Y eso genera una respuesta a una violencia concreta.  Tú necesitas salvar tu vida, porque cada vez que a ti te humillan en la calle o en tu familia, tú mueres un poco. Digamos que hay un lugar de baja autoestima, un lugar de dolor, un lugar que tú tienes que transformar de otra manera. Para nosotras, esa respuesta  a partir del humor y del sarcasmo ha sido fundamental y en eso también trabajamos. Digamos que una vez te pasan esas cosas en la calle o en tu familia dices: "ay, ¿yo por qué no dije esto? Debí haberlo dicho". Pero  estamos tratando de camellar en cómo respondo yo cuando recibo una agresión y en cómo salvo mi existencia. Tú hablabas un poco  del tema de la vida. Para nosotras es fundamental pensar que lo que está en juego todo el tiempo  cuando nos invisibilisan en nuestra vida política es nuestra vida como ciudadanos; la invisibilización no solamente va en clave de que somos gordas, sino en clave de que somos lesbianas. Cada vez que estamos cogidas en la calle de la mano con nuestras parejas, sentimos miedo; cada vez que nos dicen que no podemos hacer ciertas cosas porque nuestra apariencia es una mujer, sentimos miedo;  cada vez que nuestras parejas sienten pena de decir que están con una gorda, sentimos miedo. Todas estas cosas hacen parte de esa eliminación simbólica a la que está expuesto constantemente nuestro cuerpo. Esos son también los ejercicios de resistencia en los que nosotras camellamos. Tú hablabas un poco del tema de territorio. Lo LGBT arranca con un presupuesto: "mi cuerpo, como primer territorio de paz". De hecho, lo LGBT arranca como una alianza en el marco del planeta paz de los años 2000 y en ese momento eso es lo que se pone sobre la mesa: mi cuerpo y mi sexualidad es el primer territorio de paz.  Esto nace ligado a la idea de  que "lo personal es político, y nada y absolutamente nada es más personal que el propio cuerpo que una pueda politizar”.   Si ese es el primer lugar desde el que una se mueve, tiene un lugar también territorial del que se puede hablar;  para nosotras es fundamental esto.  Nuestra sexualidad, nuestra situación de género, nuestra corporalidad gorda, nuestro sentido afro, nuestro pasado indígena, nuestras raíces en otros tipos, son parte del territorio y hacen parte de lo que nosotras tratamos de defender también en esa lógica territorial. Creo que eso es  a grandes rasgos lo que hacemos. Si se me quedó algo, me preguntan y yo trato de responder. 


Colectiva Gordas Sin Chaqueta

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