Framed Gender Violence: Insights from Latin American Fiction and Film

Molla

Para mucha gente, cruzar la frontera es una oportunidad para una vida mejor, especialmente para sus niños y generaciones en el futuro de su familia. En esta foto, uno puede ver un papá con su hija, viajando para cruzar la frontera. El papá está cargando varias cosas - un par de zapatos, una mochila, una cobija, y, claro, a su hija. Uno puede imaginar que sus brazos están cansados, pero tiene a su hija en sus brazos, cargando a ella así que ella no tiene que pasear. Es difícil ver toda la mirada del papá, pero uno puede identificar un hoyo por la cara, el resultado de una sonrisa. A través de un viaje tan agotador, el hombre tiene una sonrisa por la cara, enterrada en la cabeza de su hija. La mirada de la niña no es tan suave cómo la de su papá; ella mira la cámara y el espectador directamente en los ojos. Parece que no tenga miedo en sus ojos. Aunque esta niña pequeña está fuera de casa, haciendo un viaje tan largo y aterrador, tiene una mirada de valor. Esta foto es solo una que muestra la habilidad de los niños de superar los obstáculos que la violencia presenta a ellos. Además, es un ejemplo de cómo los niños, y la gente que experimentan la violencia en general, tienen que volverse insensibles a las circunstancias en que están. Para seguir con sus vidas, las víctimas de violencia tienen que ser valientes y poner una sonrisa en la cara, a pesar de que tienen que luchar para mejorar sus vidas. 

 

Esta foto muestra un concepto que es muy notable cuando hablamos del efecto de la violencia - la costumbre a la violencia. Esta escena es claramente vil y horrible, con el cuerpo tirado por la calle y una corriente de sangre. Podemos ver un niño pequeño, paseando por la calle al frente del cadáver y la sangre. Él está mirando el cuerpo, con sus ojos y la cabeza vuelta hacia la víctima. No obstante, su cuerpo y los pies siguen avanzando al frente, en la dirección en que está caminando. Podemos ver cómo a pesar de que este niño está enfrentando una escena traumatizante, continua a avanzar al frente. Ver la violencia de esta manera tiene el efecto de desensibilizar personas a ver escenas tan impactantes, especialmente para niños que todavía no han desarrollado la habilidad de procesar estos tipos de trauma. 



                                                                                                                                                                                                                                               Aquí hay otro ejemplo de cómo la violencia tiene un efecto para los niños. Ingrid Castro tiene la playera de su marido desaparecido, con su hijo a su lado. El niño cubre sus ojos y está gritando, expresiones físicas del dolor. Uno claramente puede ver la pena en la expresión del niño, y que está cubriendo los ojos ilustra la intención de bloquear la realidad. Él no está mirando una escena violenta directamente y no está haciendo un viaje a través de la frontera, pero está siendo los efectos de tener un padre desaparecido, de ser una víctima de los efectos de violencia. Hay un contraste aquí con las otras fotos, donde podemos ver la costumbre de los niños a la violencia, sin expresiones obvias de dolor por sus caras. Aquí, la pena y tristeza del niño son claras. Es posible que él no sepa totalmente que ha pasado con su padre, pero es claro que la camisa que su madre tiene en sus manos, cubierta en sangre, está evocando emociones en él. Es claro que puede sentir el dolor de su mamá, si sabe o no por qué. Esta experiencia de tener un padre desaparecido o de perder un padre por la violencia va a afectar a estos niños en varias maneras por siempre.

 

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