Occupy Wall Street

Wall Street y la Casa Blanca

Durante los actos de protesta se denunciaron en varias ocasiones las relaciones entre el sector financiero y el gobierno de los Estados Unidos. En el mundo contemporáneo se hace cada vez más difícil separar la esfera económica de la política, esto se puede hacer evidente en la constante utilización de argumentos netamente económicos para legitimar la implementación de políticas públicas. Al respecto, Aretxaga (2003) afirma que esta íntima relación debe ser entendida como la convergencia de mecanismos que funcionan con el propósito de mantener la estabilidad del orden social establecido. Durante el trabajo de campo fue claro que una gran cantidad de miembros del movimiento denunciaban el carácter corporativista del Estado, reclamando la separación de intereses entre los políticos y los empresarios al momento de derogar leyes que tendrían un efecto importante en la vida de todos los ciudadanos. 


En estos comentarios se replica el discurso de la denuncia al corporativismo. Aun cuando están presentes las instancias políticas que sostienen la democracia, como la existencia de elecciones libres y frecuentes, la dimensión política es concebida como injusta y anti-democrática. Para los miembros de OWS los cargos de funcionario público están íntimamente asociados a los valores de la codicia y la avaricia, de manera tal que el tráfico de intereses en la casa blanca repercute en la falta de legitimidad y confianza en las instituciones políticas.   

En algunos diarios de Estados Unidos como en programas de televisión de gran alcance, como The Washington Post y Good Morning America, el Presidente Obama respondió los cuestionamientos y demandas del movimiento. Desde su punto de vista el origen de la consolidación de OWS está cimentado en la insatisfacción de la gente en torno a las prácticas que el sector financiero estaba llevando a cabo. Alegó que la frustración es entendible puesto que la puesta en marcha de esas acciones, aunque eran legales, tuvieron un impacto destructivo en la población. Para Obama la principal causa de la consolidación de OWS es la desvinculación entre el pueblo y sus representantes, la izquierda y la derecha han perdido el sentimiento de identificación con la actuación irresponsable de las instituciones y el Estado. También resaltó en su discurso que el trabajo de los financieros de Wall Street es innovar en las formas de ganar más capital, su objetivo es crear estrategias que no sólo faciliten sino también maximicen la adquisición de dinero. Sin embargo, recalcó que las acciones puestas en marcha por el sector financiero podrían ser justamente catalogadas como inmorales o inapropiadas, de ahí que rectifique la necesidad de implementar un marco legal más fuerte que esté en capacidad de proteger al pueblo del comportamiento irresponsable del sector financiero del país. Aunque el discurso oficial presente en la prensa no acusara directamente a ningún empresario algunos de los diarios más importantes se alinearon con las denuncias del movimiento e hicieron explícito el flujo de intereses entre la casa Blanca y Wall Street. El 20 de octubre el diario The Washington Post afirmó que, aunque Obama muestre empatía y consideración con OWS, tanto los bancos como el sector financiero han sido los más grandes beneficiados de las políticas económicas del gobierno de Barack Obama. 

Así, los discursos y acciones realizadas desde el aparato del Estado configuran una noción simbólica necesaria para el establecimiento del andamiaje estatal (Aretxaga, 2003). Tienen un efecto en los significados que la gente le otorga al estado además de fundar nociones y sentimientos de miedo, obediencia, represión e indignación en algunos de los ciudadanos, que en este caso hacen parte del movimiento de OWS. 


 

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