Música y Sociedad : Un proyecto colaborativo con estudiantes de CSU Pueblo

Introducción - Música, género y sexualidad

En este capítulo analizaremos canciones desde una perspectiva de género y sexualidad.  Toda canción, como producto cultural, nace dentro de un sistema de creencias e ideas que se ven reflejados en los textos musicales. Al mismo tiempo las canciones, como textos, perpetúan o se pronuncian en contra de las ideas dominantes.  Analizar la música desde la perspectiva de género y sexualidad es importante ya que las ideas que tenemos de cómo los hombres y las mujeres deben comportarse, y qué lugar ocupan en la sociedad, tienen consecuencias reales, y muchas veces nefastas en nuestro día a día. 
 
Uno de los conceptos más importantes de entender para un análisis crítico de la música desde la perspectiva de este capítulo, es la diferencia entre sexo y género.
Aunque en ocasiones los términos sexo y género suelen usarse como sinónimos, el concepto de sexo se refiere a las diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como hombres o mujeres; son características con las que se nace, universales e inmodificables. En cambio el género es el conjunto de ideas, comportamientos y atribuciones que una sociedad dada considera apropiados para cada sexo. A pesar de que biológicamente las diferencias entre mujeres y hombres se concentran principalmente en los órganos reproductivos, un error común es pensar que mujeres y hombres tienen capacidades diferentes — emocionales, afectivas, intelectuales— según su sexo. [1]
 
De aquí surgen los conceptos de masculinidad y feminidad, los cuales determinan las funciones, oportunidades, valoración y relaciones entre mujeres y hombres. Algunos ejemplos de esta construcción social es pensar que las mujeres son pasivas, serviciales, sensibles o bondadosas y los hombres son activos, fuertes, líderes y conquistadores. El mismo paradigma es el causante de que tradicionalmente se le hayan asignado a los hombres roles de políticos, mecánicos, jefes, etc., es decir, el rol productivo; y a las mujeres, el rol de amas de casa, maestras, enfermeras, etcétera (rol reproductivo). [1]
 
Este sistema social de creencias, que define las características y comportamientos que cada sociedad asigna como propios y naturales para cada sexo, ha conducido a la creación de un sistema jerárquico que justifica la discriminación y fomenta la desigualdad entre mujeres y hombres. Asimismo estas creencias contribuyen a la violencia de género que se manifiesta en una gama de abusos, desde micro agresiones a femicidios. Aunque es obvio que la violencia contra las mujeres es un fenómeno multicausal, una de sus raíces radica justamente en los desequilibrios históricos y estructurales entre mujeres y hombres, originados con frecuencia en los estereotipos de género, así como la inequidad y discriminación que éstos traen consigo. Estas inequidades pueden aumentar los riesgos de que mujeres y niñas sufran abuso, relaciones violentas y explotación, debido a la dependencia económica, la diferencia de oportunidades, la brecha salarial y las dinámicas de poder y subordinación que aún imperan en muchas relaciones de pareja. [1]
 
Los roles de género y los estereotipos son reforzadas por las propias familias, la escuela, los medios de comunicación, la publicidad y todas la conversaciones sociales que se manifiestan en diferentes textos, incluyendo la música. Esto sucede porque el género es exclusivo de animales con pensamiento abstracto. Mientras que podemos localizar sexos incluso en plantas y peces, el género solo está presente en animales con una capacidad relativamente alta de pensamiento abstracto. Esto es así porque el género es, al menos parcialmente, una construcción social, y para desarrollar construcciones sociales es necesario construir una semántica y sistemas de símbolos acerca de lo que es femenino y masculino. [2]
 
La música, como todo texto en un sistema simbólico, y como tal, transmite estereotipos de género. En las canciones se identifica a cada sexo con una función social. Esto se ve no sólo en lo que dice la canción a través de la letra, pero también en cómo se baila, cómo o quién la canta, y hasta quién toca los instrumentos. No es noticia que la mayoría de cantantes y grupos musicales son hombres, así como que cuando la mujer es parte de un conjunto musical se la ve en la mayoría como cantante pero no como baterista, guitarrista, etc.  El sentido performativo de la música en gran parte perpetúa arquetipos masculinos viriles de poder, agresividad sexual, dominio y supeditación sobre la mujer que por su parte vive para y por agradar el deseo del varón. En las letras de muchas canciones se encuentra esta dinámica presente ya sea  de manera sutil o manera extremadamente obvia. [3]
 
Así como la música transmite estereotipos de género, también transmite expectativas en cuanto a la sexualidad humana. En este caso lo que más se da en el mercado dominante es la heterosexualidad. La relación hombre mujer se explora constantemente en la música con temas de amor, engaño, venganza, deseo, y más. Las constantes exploraciones de heterosexualidad suelen dejar de lado otras manifestaciones de sexualidad haciéndolas casi invisibles. En años recientes han surgido nuevas canciones que traen a la luz la diversidad afectivo-sexual.
 
Este tipo de música es también parte de nuestra cultura y a partir de ella nos es posible entrar en contacto con experiencias personales de otros humanos. Escuchar algunas canciones puede ayudarnos a empatizar con esas experiencias ajenas, ya sea porque, aun siéndonos ajenas en lo personal, nos ayudan a comprender otras emociones, vivencias y pensamientos, o al vernos reflejados en ellas, nos ayudan a superar la sensación de aislamiento o rechazo que podemos experimentar. La música es, también, una de las puertas que nos abre a la visibilidad, en este caso, de la diversidad afectivo-sexual; visibilidad necesaria tanto para reforzar la autoestima de la juventud LGTB como para ayudar a combatir prejuicios y estereotipos. [4]
 
Es importante acercarnos a la música como producto cultural que nace dentro de un sistema de poder que perpetúa las creencias dominantes, o en otros casos, se pronuncia en contra ellas  y crea una nueva forma de ver el mundo.  Como habíamos mencionado en un principio, las ideas que tenemos de cómo los hombres y las mujeres deben comportarse, y qué lugar ocupan en la sociedad, tienen consecuencias reales, y muchas veces nefastas. Nuestro acercamiento crítico a la música puede ayudarnos a no perpetuar la opresión.

Fuentes 

[1] https://www.gob.mx/conavim/articulos/sexo-vs-genero-por-que-es-importante-conocer-las-diferencias?idiom=es
[2] https://psicologiaymente.com/psicologia/diferencias-sexo-genero
[3] http://recursostic.educacion.es/artes/rem/web/index.php/curriculo-musical/item/360-música-y-género-estereotipos-sexuales-a-través-de-la-música
[4] http://www.felgtb.org/rs/395/d112d6ad-54ec-438b-9358-4483f9e98868/123/filename/canciones-para-trabajar-la-diversidad-afectivo-sexual.pdf
 

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