Responsabilidad Empresarial y Género
Las mujeres defensoras del medio ambiente son estigmatizadas por su trabajo en protección de los derechos colectivos y ambientales y viven el ostracismo y múltiples formas de violencia, por parte de su comunidad, gobiernos locales y actores vinculados al sector extractivo. Informan cómo la policía y la seguridad privada con frecuencia trabajan juntas, con el conocimiento y, a veces, incluso bajo la dirección de gobiernos y corporaciones, para hostigar a las mujeres protectoras del medio ambiente. Estas fuerzas convierten a las mujeres en el blanco de campañas de desprestigio al cuestionar su moral y su comportamiento, que afectan el estado social de las mujeres dentro de sus comunidades. Otras veces, las mujeres son caracterizadas como anti-desarrollo o consideradas terroristas.
Aún más atroz, se sabe que los actores privados y estatales, violan sexualmente, atacan físicamente y matan a las mujeres protectoras del territorio con impunidad. El conocido caso de Berta Cáceres es solo uno de los innumerables ejemplos de los peligros que enfrentan las mujeres al proteger a la Madre Tierra. Berta, una mujer lenca de Honduras, movilizó a su comunidad para proteger el río Gualcarque, que estaba amenazado por un proyecto de represa. Ella ganó el Premio Ambiental Goldman 2015 por su liderazgo y trabajo. Un año después, fue asesinada. Los actores corporativos intelectuales detrás de su asesinato aún no han sido llevados ante la justicia.
Más recientemente, Francia Márquez, una mujer afrocolombiana y ganadora del Premio Ambiental Goldman 2018, sobrevivió un ataque armado. Francia fue agredida por haber organizado a las mujeres en una comunidad ante la extracción de oro a gran escala. En todo el mundo, hay muchas Francias y Bertas, mujeres afrodescendientes e indígenas, que protegen el medio ambiente y los derechos colectivos en medio de proyectos extractivos y por eso son el objectivo de ataques.
Además de defensoras del medio ambiente, mujeres que no se consideran defensoras sufren las consecuencias físicas de regulaciones permisivas al nivel corporativo y gubernamental. “Recuperando el poder y el lugar: El informe final de la investigación nacional sobre mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas” describe, en inglés, las diversas formas en que las prácticas laborales extractivas impactan a las mujeres. El uso de campos de trabajo, donde los hombres no indígenas son traídos de comunidades externas por períodos de dos semanas, tiene graves consecuencias para las mujeres indígenas que trabajan o viven cerca de estos campos. Se ha demostrado que las disparidades socioeconómicas entre los empleados locales altamente remunerados, y específicamente los empleados externos, y las mujeres indígenas locales tienen una variedad de impactos de género: tasas más altas de violencia doméstica, abuso sexual y otras formas de violencia vinculadas a los mercados grises que acompañan estos campos de trabajo.
"Recuperando el poder y el lugar" deja en claro que el horario de entrada y salida de los campos de trabajo "disuade a las mujeres de participar en estas industrias, ya que no es compatible con la crianza de una familia y una participación significativa en la vida familiar y comunitaria". Cuando las mujeres trabajan en el sector extractivo, a menudo ellas son contratadas para los trabajos con salarios más bajos y la discriminación y el acoso en el lugar de trabajo son rampantes. Las empresas extractivas parecen tener poca o ninguna política laboral para explicar las razones sistémicas por la cual existen disparidades de género en la fuerza laboral o la transformación social provocada por la afluencia de empleados en su mayoría hombres en las comunidades indígenas y sus alrededores. Tal como lo revela más adelante “Reclamando el poder y el lugar”: “Estos campamentos a menudo también están lejos de la aplicación de la ley y, por lo tanto, no están muy controlados.” Un clima de dominación masculina e ilegalidad caracteriza la cultura de trabajo del sector extractivo.
La representación equitativa de género en la fuerza laboral extractiva es importante. Sin embargo, siempre y cuando los principios básicos de la responsabilidad corporativa sean solo sugerencias y la dinámica que respalda la extracción de recursos simule una comprensión paternalista del mundo, la diversificación social no logrará nada.
Los gobiernos deben exigir a las corporaciones que cumplan con las leyes locales, nacionales e internacionales y hagan cumplir la implementación de estos marcos legales. Y siempre y cuando las mujeres indígenas presenten acusaciones o investigaciones independientes revelen la mala conducta de las empresas, lxs afectadxs por los proyectos extractivos deben tener acceso a los tribunales de justicia, y las corporaciones y sus subsidiarias deben ser consideradas responsables a la mayor medida de la ley.