Mujeres y Consultas Comunitarias
Las consultas comunitarias son una práctica ancestral de los pueblos mayas. El Popul Vuh, el libro sagrado de los pueblos mayas, nos dice: “Se sentaron, se juntaron, unieron sus pensamientos, sus palabras y se pusieron de acuerdo.”
En Guatemala las mujeres indígenas están muy vinculadas al territorio y a la madre tierra, tomando en cuenta que son las mujeres quienes tiene una relación directa con el agua, son quienes principalmente permanecen en el territorio, en casa, conviven con el entorno social-comunitario. Cuando las mineras o hidroeléctricas transnacionales llegan a los territorios de los pueblos mayas, violentan la vida de las mujeres, rompen con sus formas cotidianas y de vida ancestral.
Más del 50% de mujeres participan y toman decisiones sobre el territorio. Esta situación hace que las mujeres: tomen más fuerza en su participación política y social, fortalezcan su participación en las decisiones a nivel comunitario, inicien a hacer reuniones de análisis sobre los impactos de las mineras o hidroeléctricas transnacionales en sus vidas, organicen comisiones de divulgación e informen a las comunidades, realicen coordinaciones con alcaldes comunitarios, y decidan hacer consultas comunitarias, tomando en cuenta que el número de consultas que se hacen coincide con el número de comunidades en un municipio. Por ejemplo, si un municipio tiene 90 comunidades, se hacen 90 consultas simultáneamente en un día.
Las mujeres son clave para la realización de las consultas comunitarias ya que ellas apoyan a garantizar el orden y la seguridad, con transportistas, para el traslado de observadoras, modalidad que se da en los marcos de consultas relacionadas a proyectos extractivos. En cada comunidad se observa el proceso de consulta. Maestras de las escuelas han apoyado en la redacción de actas comunitarias para dejar constancia de las decisiones tomadas en las consultas comunitarias y hacerlas públicas para el conocimiento general.
En varias ocasiones dichas actas fueron entregadas a las autoridades del sistema occidental para su conocimiento y respeto de las decisiones de las comunidades ya que las transnacionales han puesto en duda las consultas comunitarias de los pueblos, dado el alto interés económico que tienen en los proyectos extractivos.
Women and Community Consultations
Natalia Atz Sunuc
Community consultations are an ancestral practice of the Mayan people. Popul Vuh, the Mayan peoples’ sacred book, tells us: “They sat, they met, they brought their ideas and words together, and they agreed.”
In Guatemala, Indigenous women are tied to the land and to Mother Earth, considering that it is women who have a direct relationship to water, are the ones who principally stay on their territories, at home, and interact with the social and community milieu. When transnational mining or hydroelectric companies arrive in Mayan communities, they harm women’s lives and destroy their quotidian and ancestral ways of life.
Over 50% of women participate and make decisions regarding their territory. This reality means that women: feel empowered in terms of their political and social participation; strengthen their participation at the community level; initiate meetings to analyze the impacts of transnational mining and hydroelectric companies on their lives; organize commissions to distribute information among communities; meet with local governments; and decide to hold community consultations—taking into account that the number of consultations that take place coincides with the number of communities in a municipality. For example, if a municipality has 90 communities, 90 consultations are held simultaneously in one day.
Women are key to community consultations given that they support in guaranteeing the order and safety of observers through the hiring of drivers for transport—a modality that is provided for consultations on extraction projects. In each community the consultation is observed. School teachers have supported the writing of community minutes to account for the decision taken at consultations and make these decisions available to the general public.
In various occasions these results have been officially delivered to Western-based authorities so that they become informed on and respect community decisions, particularly since transnational companies, motivated by their economic interests over extractive projects, have questioned Indigenous peoples’ right to community consultations.