Las pestes/plagas
Exodo 10:21
Y Jehová dijo á Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tales que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas tres días por toda la tierra de Egipto. Ninguno vió á su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.
Faraón no se rinde ante la plaga ni Aureliano tampoco. Las tinieblas figurativas del olvido y el insomnio que caen sobre Macondo no son tan selectivas en su elección de víctima, dado que aflijan tanto a los indios de la tribu de Rebeca como los habitantes de Macondo. Como se ha dicho antes, García Márquez invierte a la historias bíblicas para narrar otra historia sobre Colombia. Si comparamos la cita de arriba con la de abajo, vemos la semejanza en el lenguaje que inspira asombro y pavor en el lector.
Cien años de soledad, capítulo 3
Pasmada de terror, atribulada por la fatalidad de su destino, Visitación reconoció en esos ojos los síntomas de la enfermedad cuya amenaza los había obligada, a ella y a su hermano, a desterrarse para siempre de un reino milenario en el cual eran príncipes. Era la peste del insomnio.
Otras plagas se hallan en CAS que hacen referencia directa a La Biblia, a saber, la peste de las hormigas y la peste de la muerte de los primogénitos. Esta primera ocurre al final de la novela, después de que se acabe la lluvia y muera Ursula. Las hormigas tienen una importancia especial en la novela, devorando poco a poco la casa de los Buendía, Macondo y el último Aureliano. Sin duda, la evocación de una plaga bíblica amplifica el impacto de la peste al lector de CAS. Las hormigas atacan a los egipcios en la biblia y se originan del polvo como indica la cita a continuación. Similarmente en Macondo, la acumulacion del polvo trae consigo montones de hormigas coloradas, que echan a Aureliano/Rodrigo, el último de la estirpe, al olvido y finalmente rematan a los Buendía, derrumban Macondo y borran su historia de la faz de la tierra.
Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de Egipto.