Framed Gender Violence: Insights from Latin American Fiction and Film

La pena y la preservación de la memoria: una experiencia personal

El feminicidio es un crimen de odio que se define como "asesinato intencional de mujeres," pero puede entenderse más ampliamente para incluir atacarlas para ser secuestradas o traficadas. Si bien es innegable que este problema ocurre en todo el mundo, las cifras de feminicidio en México son extremadamente preocupantes: 10 mujeres y niñas que desaparecen cada día.

Es difícil imaginar el dolor indescriptible infligido a las familias de aquellos que se han perdido. Al tratar de llorar, hay muchas maneras diferentes en que las familias pueden salvar los recuerdos de sus seres queridos, y es probable que cada persona elija una manera diferente, dado que esta experiencia es extremadamente personal. Por ejemplo, podrían optar por procesar sus pérdidas en privado o en pública. Investigaré estos dos enfoques para la preservación de la memoria, utilizaré fotos como evidencia para avanzar en mi investigación.

Una de las formas en que se puede preservar las memorias de manera privada es en el hogar. Por ejemplo, las pertenencias de la persona desaparecida se pueden guardar de la misma manera que eran antes de que se perdieran. Un ejemplo de esto es capturado por Mayra Martell en su colección Ensayo de Identidad, que se centra en algunos casos de las mujeres desaparecidas en la Ciudad Juárez en México. La imagen ilustra que el dormitorio de Erika Carrillo, quien desapareció en 2000 con solo 19 años, ha sido preservado por su familia y su ropa ha sido dejada en la cama.

Esta imagen es muy significativa, ya que muestra que la familia continúa aferrada a la esperanza de que, algún día, Erika regrese. Este optimismo es una forma en que la familia puede procesar el dolor que están experimentando, ya que la posibilidad de pérdida permanente aún no se ha realizado. Además, el hecho de que la ropa está tendida en su cama permitiría a Erika volver rápidamente a la normalidad si regresa, que es un acto reflexivo de su familia. Tal vez, la sensación de que todavía son capaces de hacer algo por ella ayuda a sanar su dolor y les permite seguir sintiéndose conectados con ella.

Por otro lado, otra opción para preservar la memoria de los desaparecidos es en la esfera pública. Un aspecto añadido a la naturaleza ya trágica de estas pérdidas es el hecho de que los gobiernos no investigan ni juzgan adecuadamente a las personas responsables de estas atrocidades. Como resultado a menudo no hay justicia y los gobiernos intentan reprimir la realidad de estas desapariciones para proteger su imagen. Debido a esto, una forma de garantizar que la memoria de los desaparecidos se preserve es a través de protestas públicas, que llamen la atención sobre estas tragedias y exijan que el gobierno tome medidas. Este fue el enfoque adoptado por Marisela Escobedo, quien protestó en las calles tras la muerte de su hija y el fracaso del sistema de justicia en México para enviar al asesino a la cárcel.

Esta foto muestra las protestas de Marisela Escobedo, que son importantes ya que son una muestra pública como resiliencia contra las injusticias y fracasos del gobierno mexicano y el sistema de justicia a la luz de la muerte de su hija. A través de estas exhibiciones, Marisela espera crear conciencia sobre los horrores de la muerte de su hija, pero también sobre el tema del feminicidio en general. Ella quiere asegurarse de que el gobierno no tenga la oportunidad de simplemente cerrar el caso y seguir adelante. Al mismo tiempo, quiere garantizar que la memoria de su hija y las injusticias de su caso no se olviden. Finalmente, otro impacto de una preservación de la memoria en público es que la historia de un individuo se comparte con muchas personas y se convierte en parte de la memoria colectiva de un grupo de personas. Por eso, todos tenemos la responsabilidad de honrar a esa persona, recordarla a ella y, cuando sea necesario, continuar luchando por la justicia. Podemos luchar junto a la familia, compartir su dolor y tratar de asegurarnos de que nadie más tenga que experimentar este inmenso dolor.

En resumen, la memoria es tanto personal como imperfecta. No hay una forma correcta para que alguien llore y la forma en que eligió preservar la memoria de su ser querido es a su propia discreción, ya sea en privado o en público.

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