Itinerarios coreográficos: Pilar Medina

Zoom

Ruidos de la calle. La cámara entra como un espectador. No es un decir: entra por esa puerta que da a la calle y que se le está abriendo; es la casa de Pilar; recorre el pasillo, atraviesa por el lobby listo para recibir a los invitados y pasa al estudio-Teatro “La Gloria”.


Ya en ese interior, la cámara se fija primero en el espejo del fondo del estudio, con la cortina descorrida. Allí ve reflejadas las sillas donde se acomodará el público; y también, a Pilar. Pero a ella la ve dos veces. Una es “real”, la otra, un “reflejo”; ambas sostienen con una mano la cortina. Más allá, se refleja el mismo espejo, y en éste, ya lejos, la cabeza de Pilar.


A. Salomón apunta que “hurga las entrañas del proceso creativo” de Bá-si-co. “Lo importante es la intimidad”, le dice a su cámara Pilar.

Entrañas, intimidad. Todo es el adentro.

El estudio como “cueva” donde se dan espacios interiores-exteriores (Pilar). La cámara que da sus lecturas (Pipo).

Tiempo antes de iniciar nuestro proyecto tuvimos un deseo: registrar íntegramente Bá-si-co en un video, con el desdoblamiento de espacios, los preparativos, la entrada y salida del público, las conversaciones. Especulábamos si era posible sostener que eso (junto con “la danza en sí”, de la cual veíamos que “eso” estaba separado por fronteras móviles, inciertas) formaba parte de la obra (todo es el adentro…) y si un registro como el que estábamos imaginando serviría para abrir esa discusión. Si podríamos o no hacer el registro, cómo y con qué recursos, estaba en duda.

Queríamos que fuera Pipo. Que fuera el artista visual y maestro Alfredo Salomón, cercanísimo a la danza y creador de videodanza, “fascinado por el cuerpo, por el movimiento”. (Véase su autorretrato).

Si él podría y querría, también estaba en duda. Conversamos. Su entusiasmo por la danza y por su propio oficio lo conectó de inmediato con el deseo; más bien ya estaba conectado porque así ha sido su relación con la danza durante largo tiempo. Entonces, creó una obra personal que claramente rebasa toda expectativa de “registro”: Adentro de Bá-si-co, video fechado en noviembre de 2014, con fotografía de José Luis Santacruz y sonido directo de Nef Rossano. Figuró en la Selección Oficial Agite y Sirva 2015. 8º Festival Itinerante de Videodanza.

¿Es documental, registro, videodanza o un híbrido más híbrido que un/una videodanza? ¿O será otra cosa?

Documental. Noción difusa que alude a un género cinematográfico y videográfico. Su definición siempre es relacional o comparativa: se le ha opuesto a la ficción, pero la oposición es sólo aparente. “Una de las consecuencias de la crítica de lo verdadero y de la realidad [debida al discurso posmoderno], ha sido que se desdibujen los límites entre el documental y el drama, entre los hechos y la ficción.” La línea entre lo real y lo ficticio es delgada, en algunos casos no existe, o es ocioso buscarla.


Adentro de Bá-si-co se refiere con un proceso creativo a otro proceso creativo. Tiene algo de documental por la manera en que en él se trenzan ambos procesos; también porque en las palabras que graba de Pilar ella es explicativa, en momentos, didáctica, y fue realizado en el espacio donde realmente se presentaba la coreografía cuya creación es su material “real”.

Video de una obra dancística. Comúnmente, tiene fines de registro o “archivo” de una obra completa. Sus reglas generales: mantener todo el tiempo encuadrada la imagen completa de lo que sucede en escena, por tanto, con toma abierta, desde el mismo ángulo (cámara fija colocada al centro de la zona de butacas); el ancho del escenario totalmente enfocado, para grabar cada entrada y salida; evitar alejamientos y acercamientos.


Nada más lejos del video de A. Salomón. No es un registro de una obra. Tampoco, como tal, acompañó o persiguió su proceso de creación. A pesar de ello o tal vez por ello, en su corta duración y con sus fines tan divergentes de los del archivo, da vistas de Bá-si-co (de la obra, más allá de lo que enseña sobre el proceso creativo) que ningún espectador sentado allí, en “La Gloria”, vio.

Videodanza: “Campo artístico en el que intervienen muchas disciplinas más allá de la danza y el video y el cine… nos gusta mucho que de alguna forma es indefinible, porque no acota la creación… nos identificamos con una definición o indefinición de un festival británico, Moves: el screen dance o danza para la pantalla o para la cámara es la exploración del movimiento en la pantalla” (Ximena Monroy).

Sí, puede ser que el de A. Salomón sea (también) videodanza…

Él decía en 2013 que siempre hay posibilidad de encontrar nuevas piezas de video que generen conflicto para delimitar si son o no son. Que el término videodanza se comenzaba ya “a hacer tan chiquito que a veces hasta estorba… empezamos a hablar de los videocuerpos… del no video no danza y el video no danza”, y por eso decir “videodanza” ya era tan difícil, porque esa palabra ya la habían desbordado.

Una pieza como Adentro de Bá-si-co está en el caso: con sus 18 minutos desborda no sólo el término videodanza sino el de documental y, como dijimos, no es registro. Desborda también mucho de lo que en nuestro ensayo podríamos poner en letras. Es el cliché ése de que la danza no puede pasar toda a la palabra. Como en la broma, en el cliché la verdad se asoma.

Dijimos que Adentro… crea miradas de Bá-si-co que ningún espectador pudo haber visto. Son las texturas, es el cuerpo multiplicado, su imagen fragmentada: “Cuando te vas al video –dice Pipo– puedes sumergirte en una parte del cuerpo”. Queremos subrayarlo abundantemente, sin palabras:





Para leer y ver
Lachino, Hayde y Nayeli Benhumea (2012). Videodanza. De la escena a la pantalla. México: UNAM, Coordinación de Difusión Cultural/ Dirección de Danza.

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