Itinerarios coreográficos: Pilar Medina

Hilos

Tejer hierbas y fibras, cardar e hilar: actividades tan antiguas como la humanidad. En jeroglíficos egipcios se ve a hombres y mujeres ocupados en la hilandería y tejeduría. En la tradición china, en el siglo XVII a.C. Leizu devanó el hilo de un capullo y se puso a tejer la seda.

El hilo, objeto simbólico sobredeterminado. Las Parcas, Hilanderas del Destino: Cloto hila la vida, Láquesis la mide con su vara y Átropo la corta con sus temibles tijeras. Ovillo de Ariadna, sudario de Penélope, tapiz donde Filomela teje la violación sufrida. El hilo, sus instrumentos y los tejidos. Husos, ruecas, devanaderas; mantas, velos, capas. Dentro del mismo campo semántico, el texto/tejido, trama, nudo, desenlace, hilo del discurso… Todo es lugar común.

EN BÁ-SI-CO

Hilo/estambre negro que fragmenta el espacio para “El jardín”:

Compro una madeja de estambre negro con el que diseño líneas sostenidas de un lado a otro... De pronto el espacio se transforma y quedan pequeños espacios entre los hilos, donde construyo las frases coreográficas ya construidas anteriormente… Mientras coloco el estambre se escuchará una grabación de cables que chocan; una vez instalado el jardín entro en la mitad para enterrarme y, desde esta experiencia, germinar.

A las enredaderas frágiles les ponen hilitos, cierta ayuda, una estructura al tallo frágil; todos somos fuertes y frágiles, y a la hora de la fragilidad necesitamos un hilito para salir, para subir… También, los espectadores los han percibido como tendedero, venas del cuerpo, hilitos de agua que corren en un jardín o como si formaran muchos jardines.


Hilo/tela, que en “La casa” es toalla de baño, servilleta y mantel, barda, mortaja, delantal, manto, paño femenino, sábana, niño de brazos, pañuelo para decir adiós y secarse el llanto, viento. Y en “El mar”, espuma.

Hilada. “La casa” queda instalada con tres ladrillos: parte por el todo de la hilada. Encima de la instalación (adentro de la casa), la vida sigue su hilo o curso ordinario.

Hilos de voz





Hilo/filamento del tiempo. Es el ahora absoluto de la danza, pero en sus secuencias hay referencias temporales, como las 24 horas del movimiento de rotación, el circuito del Sol, el círculo. De hecho, y hablando sólo de predominio dentro de una diversidad de direcciones en los desplazamientos, y una variedad de movimientos y gestos, pues la coreografía no es literal, en la danza de la sección “El Sol” abundan los giros y el trayecto (trazo escénico) es circular:

Fondo derecha y fondo izquierda espectador: Sol nocturno


Ventana izquierda espectador: Amanecer


Centro del escenario: Cenit


Frente derecha espectador: Ocaso


En “La casa”, el tiempo fraccionado de las labores diarias y el tiempo largo del paso de la vida y las generaciones, el nacimiento y la muerte. En “El jardín”, el ciclo de las plantas, la siembra, la germinación y el crecimiento.

Tiempos ficticios en la danza:

… manipulación deliberada del tiempo real… Usualmente tiene una lógica referencial en sus secuencias y narrativa, si bien también puede desplegar secuencias temporales incoherentes que podrían clasificarse como irreales, oníricas, extrañas… En la ficción [en la danza], las secuencias temporales se expanden, se comprimen, se borran. (Álvarez, 2009: 6)


Si la cuestión de Bá-si-co son los espacios que se desenvuelven y se descubren metamorfoseados, paralelamente el tiempo se multiplica y se transforma, para coexistir con el presente, el cósmico, cotidiano, cíclico corto y cíclico largo, tiempo psíquico, íntimo. Un tiempo para jugar y uno para naufragar. Hay el instante para abrir y llega el momento de cerrar (Prólogo y Epílogo: nombres que remiten al hilo-texto).

Hilo/tejido de los sueños. “Dice Mircea Eliade que en varias culturas ‘lunares’ el oficio de tejer explica al mundo… Según él, en estas mitologías lunares donde el mundo es creado de nuevo periódicamente, hay un vínculo entre los destinos de los humanos y el trabajo femenino que se debe realizar casi a escondidas, lejos de la luz solar. Trabajo nocturno y secreto, como los sueños.

“El tejido es el texto de los sueños. Su poesía. Y en los sueños está la espiral ascendente de hilos, la escalera que une a los hombres con los dioses y con su destino... Por los sueños saben los humanos cómo tejer su vida, cómo darle sentido y trascendencia.” (Alberto Ruy Sánchez, 1997: 4)

Las lámparas de mano que utilizo en El Sol nocturno son los destellos del recuerdo de los sueños que tengo.

No es el sol que ves, son esos soles interiores… que son los sueños, es la psique que quiere salir… Como los egipcios, ellos sí sabían que en la noche había un sol, y yo me identifico con eso.


Los egipcios sabían: Ra, el dios del Sol está vivo y se traslada durante 24 horas; de día conduce su barca por el cielo y de noche surca las aguas por debajo de la tierra, para retornar al punto de partida de su viaje diurno, que vuelve a iniciar.

También Marina Tsvetáieva: “Para mí el sol arde la noche entera”.


CARRETE

El bebé lanza un carrete y lo hace volver tirando del hilo; es el juego del “Fort-Da” por el que se resarce de una ausencia reproduciendo con el objeto la escena de la desaparición y la reaparición. Evocamos un poco del goce de espectadoras, evaporado en el pasado, hilando de aquellos entonces para acá.

Pespunte en Brevedanzaparaunlargoadiós (1992).

En la crítica:

Es memoria de las transformaciones que desnudan al cuerpo de disfraces. Sólo queda la presencia de una experiencia que desciframos en los detalles de la escritura del cuerpo. Es la presencia que sigue al quebranto después de un largo adiós. (Cardona, 1992)

Cuando la bailarina reaparece se ha despojado ya de sus anchurosos vestidos de volandas para vestir sólo malla y camiseta negras… la coreógrafa consigue una compacta pieza poética que condensa y equilibra la pesadumbre que conllevan las rupturas amorosas con el volátil estado de gracia que concede la asimilación del dolor. (Ocampo, 2001 [1992])

Y en palabras de Pilar Medina, “En un momento se resuelve lo que ha sido largo”.

Tomemos desnudar, despojarse, compacta y momento: es el brevísimo tiempo real de diez minutos, no hay escenografía y la coreógrafa-intérprete va toda vestida de negro como en ropa de trabajo, más boina y zapatos también negros, el cabello suelto y el maquillaje mínimo; sus objetos: una tela blanca larguísima y una maleta con inscripciones manuscritas, que tiene adherida una libreta. Nada de producciones espectaculares. Para despedirse era lo básico, cómo no pensarlo con esa palabra.

La maleta, instalación para dormir, para esperar, para bailar encima de ella y desde la cual saltar para pasar a lo que venga. El papel de la tela-hilo y sus transformaciones: es superficie para bailar y por encima de la cual volar, es pañuelo para decir adiós y para enjugar las últimas lágrimas de un llanto que fue larguísimo, tanto como el pañuelo, que por consiguiente es objeto que nos daba a ver el tiempo pasado, derramado en llanto:

Más que de una espacialidad (como parece sugerir el empleo del término “profundidad” –el profundo llanto), tendría que hablarse de una temporalidad de las lágrimas. Hay un momento en que se produce la efusión… en que diríamos que el sujeto se vuelve hacia sí mismo... Pero este es el momento también en que el sujeto que llora recibe una especie de don de su dolor… algo que no puede darse voluntariamente a sí mismo… (Pachet, 2007: 739)

Pero con esas últimas lágrimas la llorosa se ríe.

También hay lágrimas de alegría, de exaltación… gracias a los recursos del cuerpo, el pensamiento acepta desgarrarse, dejarse de creer el amo de sí mismo y abrirse a su grieta íntima. (Pachet, 2007: 740)





Cabos de dónde tirar para crear lo básico complejo veintitantos años después.

Listones y nudos en Umbrales (2008).

La hechura de Umbrales giró alrededor de listones, lazos y nudos. Desde sus apuntes para escribir el programa de mano y nombrar las secciones, Pilar Medina jugó con la idea de los hilos (véase Bitácora de Umbrales). Finalmente, los umbrales se llamaron 1. Conversar con cielo y tierra, 2. Romper la sombra, 3. Beberme el mar y 4. Hilos de plata. De este último dijo: “Hay un “tiempo para reconocer cuáles son tus hilos de plata, tus pasiones, tus afectos”. Entre lo imprescindible que enumeraría para la creación de Bá-si-co aparecieron “mis afectos esenciales” (Bitácora: 8). Lo que vendría lo descifró Rosario Manzanos, al escribir: “Umbrales parece ser una suerte de ríos de iniciación para quedarse con lo imprescindible, con lo básico” (2008: 68).

Un vestido único, diseñado por Tolita y María Figueroa, confeccionado por Jimena Trigos, se transformaba durante la performance atándolo y desatándolo. Para Manzanos, “en sí mismo todo un concepto dramático que le permite a la artista crear y sortear una serie de obstáculos que se resuelven a través del vestido, que sin duda alguna es el mejor recurso escénico del que se vale”. (2008: 68-69). Para Haydé Lachino todo en la obra tenía que ver con la transformación, así “el vestido que porta Pilar y que le permite ir dando cuerpo a diferentes estados vitales, amarrando y desamarrando partes diversas” (2008: 30).

Los listones y nudos mutarían en ojales y botones para Bá-si-co; el magenta, en negro (véase la entrada Vestido de este ensayo).

Con 26 piezas de tubo y doce listones de diferentes longitudes, Jorge Ballina diseñó la escenografía, “especie de cuarto creado con una cinta que se encuentra anudada con simples moños. Al desatar el moño desparece una parte del cuarto y todo se simplifica para entrar a otro umbral” (Manzanos, 2008: 68). De acuerdo con Lachino, “gruesos listones dibujan los contornos de un cubo, metáfora del hogar, del espacio íntimo… Estos mismos listones crean puertas y ventanas en lo que podrían ser las paredes de este habitáculo… sugieren pero logran conservar un alto grado de abstracción… Al final de cada una de las partes… Medina deshace ciertos nudos de los listones, tal vez como símbolo de lo que existencialmente se ha resuelto y que le permite arribar a otro lugar. Con esta simple acción de desatar nudos, una escenografía de apariencia simple… revela la complejidad de su conceptualización”. (2008: 30).

(Veánse Planos escenográficos de Jorge Ballina)


Un cubo habitable donde se creaban umbrales. En Bá-si-co, el espacio como cubo que se desdobla en múltiples espacios: interiores, exteriores, imaginarios, sin una sola forma de desplegarse, sino varias, y el Hilo/estambre negro que fragmenta el espacio para “El jardín”…

Para leer:

Álvarez, Inma (2009). “Time as a strand of the dance medium”. Proceedings of the IV Mediterranean Congress of Aesthetics, Art and Time, 22-25 de junio de 2008, Irbid, Jordan: Yarmouk University. En: http://oro.open.ac.uk/26381/2/Art%26Time_Congress_Alvarez.pdf

Cardona, Patricia (1992). “El don del águila”, Unomásuno, agosto.

Lachino, Hayde (2008). “Los umbrales de Pilar Medina”, Tiempo Libre, 4 al 10 de diciembre, pág. 30.

Manzanos, Rosario (2008). “Umbrales de Pilar Medina”, Revista Proceso, 14 de diciembre, págs. 68-69.

Ocampo, Carlos (2001). La ceremonia del adiós. El oro del águila. El síndrome de la producción adquirida. Paisaje con mujer que siembra. Cuerpos en vilo, México, D.F.: Conaculta, págs. 209-217 y 219-222. [El Día, 23 y 26 de septiembre de 1992, La Cultura en México, Siempre!, 10 de octubre de 1990 y 5 de junio de 1997].

Pachet, Pierre (2007). “Pleurs”. En: Michela Marzano (dir.), Dictionnaire du corps, París: Quadrige/PUF, págs. 738-742.

Ruy Sánchez, Alberto (1997). “La poesía teje los hilos de los sueños”, Revista de la Universidad de México, núm. 556, mayo, págs. 3-4. En: http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/ojs_rum/files/journals/1/articles/14554/public/14554-19952-1-PB.pdf

VOLVER AL ÍNDICE DEL ENSAYO

This page references: