The production of the space. Henry Lefebvre
Este autor responde al interés que plantea en la obra a partir de examinar que hay una incompatibilidad radical entre lo estatal y lo urbano, ya que el Estado concibe lo urbano a partir de instituciones homogeneizantes y opresoras del espacio. Lo urbano es posible a partir de las formas de habitar, que contravienen a este orden. Lefebvre entiende el urbanismo como una estrategia del Estado y de la clase social privilegiada, en contra de prácticas sociales. La cotidianeidad es un instrumento del Estado para producir, mantener y reconducir las relaciones sociales de producción, tanto en lo cotidiano (ámbito de la alienación), como en lo urbano, la ciudad y el espacio. El autor plantea que el urbanismo está determinado por la estructura del Estado que percibe el campo de la práctica urbana como un espacio vacío, sobre el que ejerce dominio. A partir de esta reflexión el autor define tres espacios, el espacio absoluto, el espacio histórico y el espacio abstracto. El espacio absoluto es aquel formado por fragmentos de la naturaleza que se está poblando progresivamente por fuerzas políticas; el espacio histórico es el marcado por las fuerzas de la historia, que rompe con la naturaleza del espacio; el espacio abstracto es aquel objetivizado e impuesto por el capitalismo, que instrumentaliza el espacio, negando lo vivido y subsumiendo lo simbólico a una visión objetiva. El autor toma este abordaje para determinar el espacio real, el de prácticas sociales. Para abordar el análisis del espacio plantea como necesario pasar de una teoría de los productos a una teoría de la producción del espacio.
Lefebvre con esta obra es un parteaguas en la concepción del espacio ya que muestra las múltiples capas y dimensiones del mismo. Citando al autor “...el conocimiento no se refiere al espacio como tal, no construye modelos, tipos o prototipos de espacios, sino que expone la producción del espacio...” (Lefebvre, 1991: 465). Es importante resaltar que este autor pone en relieve las prácticas y el ejercicio de los sujetos para hacer el espacio y eso nos llama a entenderlos en múltiples dimensiones. Una práctica urbana revolucionaria podría producir la liberación de la vida cotidiana del orden capitalista, construyendo una nueva sociedad, la sociedad urbana, a condición que desaparezca la represión del Estado. Para Lefebvre el respeto de la pluralidad, tanto como la apropiación de la ciudad son lo que hacen importante a la reconquista de la cotidianeidad. Esta reconquista pasa por evidenciar la relación entre lo concebido y lo vivido.