Space, Place, and Mapping ILA387 Spring 2016

Jason Farman, “Mapping the Digital Empire: Google Earth and the Process of Modern Cartography” 4/12

Jason Farman hace una revisión del papel de los mapas creados a través de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y en particular los mapas de Google Earth. El autor tiene dos objetivos. Por un lado, realiza una crítica a la representación de objetividad que proyecta el uso de nuevas tecnologías de mapeo ubicándolas en el contexto de la historia de la cartografía. Por otro lado, demuestra que aunque los mapas de Google Earth son parte de una estrategia de control de lo que llama el imperio digital, deben ser entendidos como un bricolaje creado por múltiples agentes que participan interactivamente en la creación de los mapas. En ese sentido, el aporte de este autor consiste en desmontar la ilusión de las nuevas tecnologías como herramientas objetivas y proponer que al mismo tiempo estas son dinámicas, flexibles y funcionan como vías para ejercer la agencia.
Los mapas digitales y las tecnologías que proporcionan los SIG son parte de una nueva época de la cartografía. En particular, los programas como Google Earth permiten, a diferencia del mapa mercator, tener una nueva experiencia interactiva en la cual los usuarios pueden utilizar distintas herramientas para ubicar lugares, crear capas de información o debatir sobre lo que se representa en el mapa. Sin embargo, una de las desventajas del uso de estas tecnologías es que dan la falsa ilusión de objetividad. El uso de fotografías aéreas y satelitales se asumen como formas de indexar la realidad, es decir que existe una conexión con entre la imagen y la realidad que es irrefutable. Esto distancia los mapas digitales de los anteriores hechos a mano los cuales se ven más claramente como representaciones subjetivas de la realidad. Además, la ilusión de objetividad aumenta porque las fotografías satelitales se asocian con una maquinaria y no con una persona que toma la fotografía.
Según el autor, los mapas producidos por estas tecnologías satelitales, lejos de ser herramientas objetivas para visualizar el territorio, son productos de proyectos políticos. Posicionar los SIG como programas que reúnen información empírica para producir mapas objetivos fuera de la realidad cultural es una falacia. Esto se debe a que la misma idea de objetividad está culturalmente situada para privilegiar a los que tienen el poder. En ese sentido, las representaciones del globo terráqueo como Google Earth consisten en una mirada que implica la posesión y el control del territorio. La tecnología satelital tiene su origen en el imperialismo y la guerra a través del uso militar de la fotografía aérea para la definición y la posesión del territorio.
En el nuevo contexto contemporáneo Google Earth es parte de la definición y control del imperio digital. Este imperio se extiende más allá de los estados nación y consiste en los organismos nacionales y supranacionales unidos por una lógica común en el control de la información y la infraestructura. En este contexto, Google se impone como la empresa que monopoliza y gestiona la información global de las tecnologías SIG. Esta empresa tiene el control sobre las representaciones del globo virtual o la aldea global las cuales están ligadas a intereses y decisiones políticas. Por ejemplo, la manera en que se delinean las fronteras entre países o cómo se hacen las proyecciones del globo terráqueo, lo que distorsiona la extensión de los territorios, son decisiones políticas que reiteran la autoridad de Google en el control de la representación del mapa.
Aunque Google Earth controla las representaciones del globo virtual el hecho de que sea parte de la red social hace que el contenido pueda ser manipulado y transformado hasta cierto punto por la comunidad. En ese sentido el mapa es flexible y los usuarios pueden crear capas y construir un bricolaje. Entre las limitaciones que hacen que Google Earth no sea democrático es que no todo el mundo dispone de los medios tecnológicos para participar, que Google es el moderador quien decide el contenido apropiado, y que el programa está diseñado para un tipo específico de público. A pesar de ello, el autor ve en Google Earth una oportunidad en la que el bricolaje es una estrategia o medio para la re-contextualización de narrativas dominantes a través de la generación de nuevos contenidos que subvierten la estructura de poder. Así, a pesar de que Google tiene el control de la información los usuarios tienen la posibilidad de ejercer su agencia utilizando los mismos recursos del programa. 

“…by engaging issues of interactivity and agency within the very structure that potentially limits interactivity and agency, the social network as a community is positioned to enact agency. This potential for agency comes through the implementation of the very tools that limit them through a repurposing, reimagining, and reconfiguring of master representations in conjunction with user-generated content…” (25)
“…Arguments which claim that interactivity and agency are impossible within Google Earth because Google provides the tools of interactivity go against our experience of navigating through everyday life and the authorial structures that bound us on every side…” (26)

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